Representación artística de un hashshashin ("Asesino") Los Hashshashins (coloquialmente, los "Asesinos") son quizás lo...
Representación artística de un hashshashin ("Asesino") |
Los Hashshashins (coloquialmente, los "Asesinos") son quizás los asesinos más conocidos de la historia. A fines del siglo XI , un hombre llamado Hassan-i Sabbah, "El Viejo de la Montaña" formó una orden de ismailíes nizaríes en Persia y Siria, una rama del Islam chiíta, y lograron crear un estado en el Medio Oriente durante el período medieval, estableciendo su base de operaciones en la fortaleza de Alamut, en Persia.
La gran victoria ismaelí en Persia contrastaba con las noticias que llegaban de El Cairo. Allí también se desató una lucha por el poder, que en este caso sentenció a los fatimíes. Hasan-i Sabbah tomó partido por uno de los aspirantes al trono, Abu Mansur Nizar, quien fue asesinado en 1095. Esto creó un cisma entre los ismaelíes: los partidarios de Hasan-i Sabbah, que empezaron a ser conocidos como nizaríes, se desvincularon de El Cairo y empezaron a operar con total independencia. Había llegado el momento de expandir la doctrina de Alamut, y Siria parecía el lugar idóneo.
En la década de 1160, llegó a Siria Rashid al-Din Sinan, un virtuoso asceta, dotado del don de la profecía y con ciertos poderes sobrenaturales, según los propios nizaríes. Sinan, del que hablan los cronistas de las cruzadas, forjó un complejo sistema de alianzas con cruzados y musulmanes que mantendría a salvo a los nizaríes. Estableció su base en la fortaleza de Masyaf, en Siria.
Hasan-i Sabbah, "El viejo de la montaña". Grabado coloreado. |
Sus orígenes
Aunque esta secta era conocida por los cruzados, los relatos que nos han llegado son muy confusos. Todos los testimonios llaman al líder de estos asesinos "el viejo", aplicándole calificativos tan descriptivos como el "señor de las dagas". El rabino Benjamín de Tudela, que hizo un viaje por Palestina en torno a 1170, iba más allá y presentó a este anciano como un profeta entre los suyos, el shayk al-Hashishim, "jefe de los asesinos". También todos estaban de acuerdo en que estos asesinos no eran buenos musulmanes. Su falta de celo los llevó a aparecer en las crónicas cristianas como infieles y maestros de la incredulidad, gentes que gustaban del vino y de la carne de cerdo en contra de las normas del Islam. A esto hay que añadir los rumores sobre su vida en comunidad, entre ellos la supresión de la propiedad privada y, lo que era más sugerente, ciertas libertades sexuales que se les achacaban. Su supuesto poco apego al Islam hizo que se les creyese desde descendientes de judíos hasta individuos prestos a cristianizarse.
Región de Alamut en Irán |
A pesar de la confusión sobre las creencias de los asesinos, otro cronista apuntaba un par de cosas muy interesantes sobre ellos. La primera es que su jefatura no se establecía por vía hereditaria, sino por méritos propios, algo que chocaba frontalmente con los hábitos de los cristianos en Tierra Santa.
La segunda, que los "Asesinos" atacaban a los príncipes que abusaban del pueblo. Aun así, el Viejo y sus asesinos podían haber quedado como una anécdota más dentro de los relatos de las cruzadas de no ser porque a principios del siglo XIV se difundió con enorme éxito por toda Europa el Libro de las maravillas de Marco Polo. En él se presenta al "Viejo de la Montaña" utilizando drogas para formar a sus asesinos, y ésta fue la versión que quedó grabada en la imaginación de los europeos durante siglos, aunque los más probable es que no sea cierta dada la preparación y precisión con que los "Asesinos" preparaban sus golpes.
Los nizaríes se convirtieron en un movimiento tan poderoso que incluso acuñaron monedas de oro como esta del siglo XII. Se encuentra en la Sociedad Numismática, en Nueva York. |
Disidencia religiosa
Para comprender la naturaleza de esta "secta de los asesinos" hay que remontarse hasta los orígenes del Islam. Tras la repentina muerte de Mahoma en el año 632 sin dejar un sucesor claro, se desató una feroz lucha por el liderazgo de la comunidad musulmana que provocaría un gran cisma. Los partidarios del primo y yerno de Mahoma, Ali ibn Abi Talib, reclamaron el poder para él ya que pertenecía a la familia del Profeta. En cambio, sus rivales defendían que cualquier miembro de la tribu de Mahoma podía acceder a liderar la comunidad.
Con el paso del tiempo, la disputa entre los seguidores de Ali, conocidos como chiitas, y sus enemigos, los sunnitas, dividiría a la Umma, la comunidad musulmana forjada por la actuación de Mahoma.
En el siglo IX, la interpretación esotérica del Corán quedó encarnada en una facción chiita conocida como ismaelíes. Organizados como una sociedad secreta, expertos en la acción clandestina para eludir las persecuciones de los poderes sunnitas, crearon un sistema de misioneros o propagandistas capaces de actuar por todo el Islam. Estos misioneros se encontraban entre los hombres más educados de su tiempo, por lo que en muchos de los logros intelectuales de la época se puede detectar la presencia de los ismaelíes. No sólo era un grupo que estaba asimilando las nuevas ideas, sino que se trataba de un verdadero movimiento revolucionario temido en todas las cortes musulmanas. Ciertas dosis de mesianismo –la creencia en la próxima llegada de un mahdi o "bien guiado" que inauguraría una era de equidad y luz– ayudaban a dar esperanzas a todos los que deseaban justicia.
Como movimiento revolucionario, los ismaelíes lograrían su objetivo de tomar el poder en el año 909, en el norte de África. Con ayuda de tribus bereberes conquistaron Túnez y establecieron el llamado califato fatimí.
La conquista de Egipto en 969 y su expansión hacia Palestina y Siria hicieron de los fatimíes una de las mayores potencias de su época. La tolerancia hacia los cristianos y los judíos sería una de las señas de identidad de la nueva dinastía, mientras que la pasión de los ismaelíes por el conocimiento convertiría a El Cairo en el mayor centro cultural y científico del Islam durante un par de siglos.
Las víctimas de los asesinos
En su mayor parte, las víctimas de los Asesinos eran turcos selyúcidas o sus aliados. El primero y uno de los más conocidos fue Nizam al-Mulk, un persa que sirvió como visir de la corte selyúcida. Fue asesinado en octubre de 1092 por un "Asesino" disfrazado de místico sufí, y un califa sunita llamado Mustarshid cayó ante las dagas Asesinas en 1131 durante una disputa de sucesión.
En 1213, el sharif de la ciudad santa de La Meca perdió a su primo ante un "Asesino". Estaba particularmente molesto por el ataque porque este primo se le parecía mucho. Convencido de que él era el verdadero objetivo, tomó como rehenes a todos los peregrinos persas y sirios hasta que una rica dama de Alamut pagó su rescate.
El elevado grado de preparación de sus atentados y la disciplina en ejecutarlos, convierten a los Hashshashins en la primera fuerza organizada como comandos especiales, tal como lo concebimos en la actualidad.
Como chiítas, muchos persas se habían sentido maltratados durante mucho tiempo por los musulmanes árabes sunitas que controlaron el Califato durante siglos. Cuando el poder de los califas flaqueó en los siglos X al XI, y los cruzados cristianos comenzaron a atacar sus puestos avanzados en el Mediterráneo oriental, los chiitas pensaron que había llegado su momento.
Durante ese tiempo, la región estuvo dominada por estados mucho más poderosos, como el Imperio sunita selyúcida y los estados católicos cruzados. En una batalla a campo abierto, era probable que los Hashshashins no fueran rival para sus enemigos debido a su pequeño número. Por lo tanto, se adoptó un enfoque diferente del combate. Los Hashshashins controlaban la fortaleza en el Medio Oriente, y desde allí, enviaron hombres para asesinar a los líderes enemigos.
Estrategia y preparación de atentados
A pesar de ser un estado pequeño, los Hashshashins eran asesinos muy eficientes y infundían miedo en los corazones de sus enemigos. Entre las víctimas notables del Hashshashin se incluyen los cruzados Raymond II de Trípoli y Conrado de Montferrat (virtual rey cristiano de Jerusalen), así como el visir selyúcida, Nizam al-Mulk. Incluso el gran líder musulmán, el sultán Saladino, fue un objetivo de los Hashshashins, aunque logró sobrevivir a sus ataques, no sin riesgo de su propia vida.
Los "Asesinos" eran maestros del disfraz y el sigilo. A menudo se hacían pasar por soldados o sirvientes y se esforzaban por alcanzar una posición de confianza, a veces tardando meses en lograrlo, por lo que podían matar fácilmente a su víctima: un visir, un príncipe, un líder religioso, un guerrero o un rey.
Pasar a la ofensiva contra los selyúcidas no sería tan fácil. Hasan-i Sabbah sabía perfectamente que atacar en campo abierto sólo daría gloria a los mártires, pero no depararía ninguna victoria. La solución que encontró fue organizar un cuerpo especial de combatientes, los fedayines, y lanzarlos contra objetivos muy bien seleccionados. Estos fedayines –término árabe que significa "los que ofrecen su vida por otro"– debían cumplir su misión sin tener en cuenta las consecuencias de sus actos, ya fuese su tortura o ejecución.
Para deshacerse de los gobernantes, clérigos y funcionarios anti-Nizari, los "Asesinos" estudiarían cuidadosamente los idiomas y culturas de sus objetivos. Un operativo se infiltraría entonces en el tribunal o en el círculo íntimo de la víctima prevista, a veces sirviendo durante años como asesor o sirviente; en un momento oportuno, el Asesino apuñalaría al sultán, visir o mullah con una daga en un ataque sorpresa.
Casi todos sus asesinatos se llevaron a cabo con dagas porque la consideraban el arma más eficaz para atentar contra una persona en un "mano a mano". Los Asesinos despreciaron los venenos y las armas que podrían usarse desde la distancia como ballestas como cobardes. No se esperaba que sobrevivieran los que llevaron a cabo sus misiones. Como los terroristas suicidas modernos, creían que su muerte definitiva les daría un boleto gratis al paraíso.
Lo que es más impresionante que la audacia de los hashshashins es quizás su uso eficiente de la "guerra psicológica". Al infundir miedo en su enemigo, lograron ganarse la sumisión de su enemigo sin arriesgar sus propias vidas. El gran líder musulmán, Saladino, por ejemplo, sobrevivió a dos intentos de Hashshashin contra su vida. Sin embargo, esto lo puso en un estado de miedo y paranoia, por temor a más intentos de asesinato. Según una historia, una noche mientras asediaba la fortaleza de Masyaf, en Siria, Saladino se despertó y encontró una figura saliendo de su tienda. Junto a su cama había bollos calientes con la forma característica del hashshashin, junto con una nota clavada con una daga envenenada. Según la nota, lo matarían si no se retiraba. No hace falta decir que Saladino decidió llegar a una tregua con los Hashshashins.
Los "Asesinos" eran famosos por su lealtad y coraje. Se consideraba un pecado tal regresar con vida de una misión que, si uno lo hacía, se avergonzaba de toda su familia. Al oír la muerte de un hijo en una misión de asesino, se dice que una mujer "se regocijó y ungió sus párpados con kohl". Cuando más tarde descubrió que él había sobrevivido, "se entristeció, se rasgó el pelo y se ennegreció la cara".
Una de las tácticas que favorecían los Hashshashins era asesinar a sus objetivos en público. De esta manera, los Hashshashins pudieron matar a sus oponentes e infundir miedo en los corazones de sus enemigos.
El arma de los "Asesinos". Daga persa con incrustaciones de oro y piedras preciosas. Museo Victoria y Alberto, Londres |
La temible reputación de los Hashshashins se vio reforzada por numerosas historias que se contaron sobre su crueldad, ya fueran ciertas o no. Quizás fue esta reputación la que impidió a sus enemigos lanzar ataques directos a sus fortalezas.
A diferencia de los atentados terroristas actuales, los "Asesinos" atentaban contra objetivos individuales evitando "efectos colaterales". La preparación de un atentado podría llevar años. Para ello se infiltraban en la tropas, guardaespaldas o personal de palacio de la persona objetivo, para de esta manera ganarse su entera confianza. Actuaban como "células durmientes" a la espera de recibir la orden final desde Alamut o Masyaf.
Sin embargo, al final, el mito de la invencibilidad que los Hashshashins construyeron a su alrededor se hizo añicos como resultado de la invasión mongola de Oriente Medio durante el siglo XIII . Los mongoles, hábiles jinetes y valerosos guerreros, liderados por Hulagu, nieto de Gengis Kan, arrasaron las fortalezas de los nizaríes, que no se recuperarían hasta el siglo XV. Esto marcó el final de los Hashshashins como fuerza organizada, tras lo que se dispersaron por diversos países, desde el Yemen hasta la India, dejando tras de sí el recuerdo de su determinación implacable.
Origen de la palabra "Hashshashin”
Nadie sabe con certeza de dónde vino el nombre "Hashshashin" o "Assassin". La teoría más repetida sostiene que la palabra proviene del árabe hashishi, que significa "usuarios de hachís". Los cronistas, incluido Marco Polo, afirmaron que los seguidores de Sabbah cometieron sus asesinatos políticos mientras estaban bajo la influencia de las drogas, de ahí el apodo despectivo.
Sin embargo, esta etimología bien puede haber surgido después del nombre mismo, como un intento creativo de explicar sus orígenes. En cualquier caso, Hasan-i Sabbah interpretó estrictamente el mandato del Corán contra los intoxicantes. Una explicación más convincente cita la palabra árabe egipcia hashasheen, que significa "gente ruidosa" o "alborotadores".
SUNÍES Y CHIÍES. LOS CISMAS DEL ISLAM
Las continuas escisiones y disputas internas en los primeros siglos del Islam tuvieron mucho que ver con la cuestión del liderazgo de la comunidad musulmana, es decir, el califato. Para los suníes, podía ser califa cualquier miembro competente de la tribu de los Quraysh, de La Meca, a la que pertenecía Mahoma, lo que justificó la elección de Abu Bakr como primer sucesor de aquel. Los chiíes, en cambio, consideraban como únicos sucesores legítimos de Mahoma a los descendientes de su hija Fátima y de Alí, primo y yerno del Profeta. Estos sucesores eran los imanes, jefes espirituales dotados de un conocimiento religioso superior (ilm). A mediados del siglo VIII, frente a la corriente mayoritaria del chiísmo –los imamíes o duodecimanos–, se produjeron dos escisiones: los zaydíes, que acabaron radicándose en Yemen, y los ismailíes, de los que a su vez emanarían diversos grupos, entre ellos los nizaríes.
El Viejo de la Montaña con sus discípulos en la fortaleza de Alamut. Ilustración de Las Supersticiones de la Humanidad. Foto: Mary Evans / Scala, Firenze |
ORIGEN DE UN INSULTO. EL MITO DEL HACHIS
La leyenda de que los fidais nizaríes eran drogados con hachís antes de ser enviados a una misión de la que muy probablemente no regresasen con vida es tan absurda como popular. Aunque el hachís era de uso común en el Próximo Oriente –prueba de ello son los múltiples tratados que existen tanto aprobando como desaconsejando su consumo–, no hay ninguna evidencia en las fuentes islámicas de la época de que fuera utilizado por los ismailíes. Hashishin era un término despectivo aplicado a los nizaríes por los otros musulmanes; significaba «chusma de baja estofa» o «inmoral», sin ninguna referencia al consumo de drogas.
TEMIBLES SICARIOS. GUERREROS EN EL PARAÍSO
El asesinato de Conrado de Montferrato por los nizaríes en 1192 contribuyó a que se difundiera por Europa la leyenda de este grupo musulmán. Algunos reyes europeos fueron acusados de conspirar con el Viejo de la Montaña para atacar a sus rivales. Así, se alegó que el emperador Federico II había utilizado fidais para asesinar al duque Luis de Baviera en 1231. La inquebrantable lealtad que los ismailíes mostraban a su líder también dio lugar a leyendas muy difundidas en Occidente. El cronista Arnold de Lübeck relata que, para intimidar a sus visitantes, Sinan ordenó a varios de sus devotos que saltaran de las altas almenas de Masyaf. Y Marco Polo afirmó que Hasan-i al-Sabbah daba un bebedizo a los jóvenes que adiestraba en el uso de las armas para adormecerles y que despertaran en un lugar maravilloso. Así les hacía creer que él era un profeta que tenía las llaves del paraíso y obtenía poder absoluto sobre su voluntad.
SACRIFICARSE POR LA FE. ATENTADOS SUICIDAS
Dada su inferioridad numérica frente a los suníes, los chiíes recurrieron muy pronto a los «asesinatos selectivos» como medio de supervivencia; los nizaríes, por su parte, no hicieron más que continuar esa práctica. No obstante, esas acciones tenían también una justificación religiosa basada en el principio del yihad, el esfuerzo que el musulmán realiza en el camino a Dios, en el que se incluye la guerra contra el infiel. Se creía que matar a un enemigo de Dios conducía a la salvación, especialmente si el combatiente moría en el fragor de la batalla, ya que era considerado un mártir y accedía al paraíso. Se contaba que la madre de un fidai, cuando le anunciaron que su hijo había sufrido el martirio en el transcurso de su misión, se puso a celebrarlo, y que al enterarse de que en realidad había sobrevivido comenzó el luto.
Para saber más:
Gray, J. M., 2010. Holy Terror: The Rise of the Order of Assassins. http://www.historynet.com/holy-terror-the-rise-of-the-order-of-assassins.htm
J.T.O., 2012. King of the Assassins: How History's Infamous Killer Cult Survives under a Playboy Prince of Peace. https://ajaor.wordpress.com/2012/11/27/king-of-the-assassins-how-historys-infamous-killer-cult-survives-under-a-playboy-prince-of-peace/
Kautilya, Arthasastra [Shamasastry, R. (trans.), 1915. Kautilya’s Arthasastra .] https://archive.org/details/Arthasastra_English_Translation
Sun Tzu, The Art of War. [Giles, L. (trans.), 2011. Sun Tzu’s The Art of War . London: HarperCollins Publishers.]
www.liquisearch.com, 2016. Hashshashin - Military Tactics. http://www.liquisearch.com/hashshashin/military_tactics
www.unexplainedstuff.com, 2008. The Assassins. http://www.unexplainedstuff.com/Secret-Societies/The-Assassins.html
"assassin, n." OED Online, Oxford University Press, September 2019.
Shahid, Natasha. 2016. "Sectarianist writings in Islam: Prejudice against the Hashshashin in 12th and 13th century Muslim historiography." International Journal of Arts & Sciences 9.3 (2016): 437–448.
Van Engleland, Anicée. "Assassins (Hashshashin)." Religion and Violence: An Encyclopedia of Faith and Conflict from Antiquity to the Present. Ed. Ross, Jeffrey Ian. London: Routledge, 2011. 78–82.
Wikipedia, 2014. Masyaf. http://en.wikipedia.org/wiki/Masyaf
Wikipedia, 2014. Castillo de Masyaf. http://en.wikipedia.org/wiki/Masyaf_Castle
www.akdn.org , 2014. La ciudadela de Masyaf. http://www.akdn.org/publications/hcp_syria_brief4.pdf
El sueño de al-Quds. Los musulmanes frente a la conquista cruzada de Jerusalén. Javier Albarrán. La Ergástula, Madrid, 2017.
Los asesinos. W. C. Bartlett. Crítica, Barcelona, 2009.
Breve historia de los ismailíes. Farhad Daftary. Akal, Madrid, 2015.
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