SUMERIOS, SUMER, Ur, Gigamesh
Composición; Estatua de piedra de Gilgamesh (CC BY 2.0), nebulosa NGC 1788 en la constelación de Orión (CC BY 4.0), Zodíaco de Dendera (CC BY 3.0) |
Podemos encontrar curioso el hecho de dividir las horas en 60 minutos y los días en 24 horas: ¿por qué no un múltiplo de 10 o de 12? Por decirlo de forma sencilla, la respuesta a esta pregunta es que los “inventores” del tiempo no operaban con un sistema decimal (base 10) ni duodecimal (base 12), sino con un sistema sexagesimal (base 60). Para un pueblo tan innovador como los antiguos sumerios, los primeros en dividir los movimientos del cielo en intervalos mensurables, 60 era el número perfecto
QUIENES FUERON LOS SUMERIOS
Según los expertos en la materia, estamos ante la civilización más arcaica del mundo y la primera en ser considerada como tal. Como su propio nombre indica, estos habitaban en Sumeria, una región histórica de Oriente Medio que pertenecía a la antigua Mesopotamia. Más concretamente, se situaba entre las planicies aluviales de los ríos Éufrates y Tigris. No obstante, su auténtico origen es todavía un misterio. La hipótesis más llamativa relaciona el término “sumerio” con la zona conocida como Kengi (ki), que equivale al acadio mat Sumeri, cuyo significado es “tierra de Súmer”.
Los sumerios, conocidos popularmente como el pueblo de los cabezas negras, apelativo que ellos mismos se autoimpusieron, aportaron multitud de avances de suma importancia para la sociedad actual. Quizás el más relevante de todos fue la invención de la rueda, en torno al año 3.500 a.C., así como el desarrollo de los primeros vestigios de la escritura moderna. Las leyes escritas, el sistema sexagesimal, el comienzo de la medicina o el asentamiento de las primeras ciudades son algunos de sus logros más significativos.
A partir del 4º milenio a.C, Sumeria se dividió en un conjunto de ciudades estado independientes, que ejercían como grandes núcleos mercantiles en la zona. Cada uno de estos asentamientos rendía tributo a un dios en particular y estaba gobernado por un patesi, representante de la deidad en la tierra, o un rey convencional. Los primeros no solo actuaban como gobernantes y administradores del reino, sino también como sacerdotes y jefes militares. Cuyo poder estaba franqueado por la aristocracia del momento.
La ciudad en su totalidad constituía un gran templo, construidas como centros de culto. Eridu, Bad-tibira, Larsa, Sippar y Shuruppak son las primeras urbes relacionadas con dicha civilización. Todas ellas permanecen todavía en pie, como pueblos reconstruidos o yacimientos arqueológicos.
La primera metrópoli
Con una población entre 2.000 y 4.000 personas, Eridu era ciertamente más que una aldea, pero no alcanzaba aún las dimensiones de las ciudades que pronto surgirían. Quizás el recuerdo milenario de Eridu como una ciudad de gran antigüedad se debe a su especial significación religiosa, pues fue allí donde nacieron los primeros templos, recintos monumentales dedicados exclusivamente al culto, con mesas de ofrendas y cerámica de calidad, y que se consideran el precedente de los zigurats mesopotámicos.
Tras el largo período de pervivencia de la cultura de Obeid –unos mil quinientos años–, germinó al fin la primera experiencia urbana completa, durante el llamado período de Uruk (3500-2900 a.C.). Fue entonces cuando en la baja Mesopotamia se creó una completa red de canales que permitió una expansión económica y demográfica sin precedentes, así como la aparición de sociedades jerarquizadas, dominadas por burócratas y sacerdotes que controlaban los recursos. Sin duda, fue una época de grandes transformaciones: se desarrolló la escritura, surgieron sistemas religiosos completos y, sobre todo, aparecieron las primeras ciudades de la historia propiamente dichas.
La principal de ellas fue Uruk. Se trata de un asentamiento que ya había sido ocupado en el período de Obeid, aunque entonces sus dimensiones eran modestas. Durante el período de Uruk, el núcleo creció rápidamente, hasta alcanzar los 10.000 habitantes, cifra que hacia 2700 a.C. ascendió a entre 50.000 y 80.000. En su extenso término, con una superficie de 400 hectáreas y rodeado por una muralla de diez kilómetros de longitud, se han hallado diversos recintos sagrados de grandes proporciones, así como un zigurat.
Uruk, y poco después los grandes núcleos sumerios de la baja Mesopotamia, alumbraron así la primera experiencia completa de vida urbana de la historia, un proceso que enseguida se extendería por amplias regiones del Próximo Oriente –como muestran el yacimiento sirio de Tell Brak, el turco de Arslantepe y el iraní de Susa– y transformaría para siempre el curso de la civilización.
Tablilla babilónica YBC 7289 en la que se observa la suma sexagesimal 1 + 24/60 + 51/602 + 10/603 como aproximación a la raíz cuadrada de 2 (√2 = 1.41421296...) (CC by SA 2.5) |
La utilidad del número 60
El número 60 puede dividirse en 1, 2, 3, 4, 5, 6, 10, 12, 15, 20 y 30 partes iguales. La cosa no queda ahí, ya que además los astrónomos sumerios creían que el año tenía 360 días, un número que es exactamente seis veces 60. El imperio sumerio finalmente cayó, pero a pesar de todo, el mundo ha seguido utilizando desde hace más de 5.000 años la configuración del tiempo inventada por los sumerios.
El paso del tiempo
Muchas antiguas civilizaciones tenían un concepto tosco del paso del tiempo. Evidentemente, el día empezaba cuando salía el sol y la noche cuando se ponía. Pero el paso de semanas, meses y años no era tan obvio; sin embargo, estos ciclos también habían sido esbozados por los pueblos de la antigüedad. Un mes era la duración de un ciclo lunar completo, mientras que una semana era el tiempo que transcurría en una fase del ciclo lunar. El año podía calcularse basándose en la sucesión de las estaciones y la posición relativa del sol. Cuando se consiguió determinar el cénit del sol, los estudiosos de la antigüedad pudieron contabilizar el número de amaneceres/ocasos que pasaban hasta que el sol alcanzaba su cénit de nuevo. De este modo, los antiguos egipcios, mayas y babilonios, ente otros, determinaron que el año tenía 360 días. Pero fueron los astrónomos y matemáticos sumerios los primeros en dividir sistemáticamente el paso del tiempo. Su concepción fue ampliamente aceptada y se extendió por toda Eurasia.
El sistema decimal no fue el primero que se utilizó para contar
El sistema decimal es a día de hoy la base numérica más ampliamente utilizada. Es un sistema de conteo disponible al momento, dado que el ser humano dispone de diez dedos para contar. Por esta razón, varias civilizaciones se disputan la invención del sistema decimal, entre las que destacan los griegos (circa 300 a. C.), los chinos (100 a. C.) y los indios (circa 100 d. C.). Son menos conocidos los orígenes del sistema duodecimal, aunque parece haber surgido independientemente en diferentes lenguas, como el antiguo nigeriano, el chino y el babilónico, sistema basado principalmente en la creencia en los doce signos del Zodíaco. Sin embargo, todos ellos fueron precedidos por los antiguos sumerios, que idearon su sistema sexagesimal en el III milenio a. C.
El número 60 puede dividirse en 1, 2, 3, 4, 5, 6, 10, 12, 15, 20 y 30 partes iguales. La cosa no queda ahí, ya que además los astrónomos sumerios creían que el año tenía 360 días, un número que es exactamente seis veces 60. El imperio sumerio finalmente cayó, pero a pesar de todo, el mundo ha seguido utilizando desde hace más de 5.000 años la configuración del tiempo inventada por los sumerios.
El paso del tiempo
Muchas antiguas civilizaciones tenían un concepto tosco del paso del tiempo. Evidentemente, el día empezaba cuando salía el sol y la noche cuando se ponía. Pero el paso de semanas, meses y años no era tan obvio; sin embargo, estos ciclos también habían sido esbozados por los pueblos de la antigüedad. Un mes era la duración de un ciclo lunar completo, mientras que una semana era el tiempo que transcurría en una fase del ciclo lunar. El año podía calcularse basándose en la sucesión de las estaciones y la posición relativa del sol. Cuando se consiguió determinar el cénit del sol, los estudiosos de la antigüedad pudieron contabilizar el número de amaneceres/ocasos que pasaban hasta que el sol alcanzaba su cénit de nuevo. De este modo, los antiguos egipcios, mayas y babilonios, ente otros, determinaron que el año tenía 360 días. Pero fueron los astrónomos y matemáticos sumerios los primeros en dividir sistemáticamente el paso del tiempo. Su concepción fue ampliamente aceptada y se extendió por toda Eurasia.
Las antiguas civilizaciones miraban al cielo para determinar el paso del tiempo. |
El sistema decimal no fue el primero que se utilizó para contar
El sistema decimal es a día de hoy la base numérica más ampliamente utilizada. Es un sistema de conteo disponible al momento, dado que el ser humano dispone de diez dedos para contar. Por esta razón, varias civilizaciones se disputan la invención del sistema decimal, entre las que destacan los griegos (circa 300 a. C.), los chinos (100 a. C.) y los indios (circa 100 d. C.). Son menos conocidos los orígenes del sistema duodecimal, aunque parece haber surgido independientemente en diferentes lenguas, como el antiguo nigeriano, el chino y el babilónico, sistema basado principalmente en la creencia en los doce signos del Zodíaco. Sin embargo, todos ellos fueron precedidos por los antiguos sumerios, que idearon su sistema sexagesimal en el III milenio a. C.
La famosa tablilla matemática babilonia conocida como Plimpton 322. (Christine Proust y Universidad de Columbia) |
Los sumerios inventan el sistema sexagesimal
Los sumerios dieron preferencia en un principio al número 60 por ser fácilmente divisible. No solo se obtenían pocos restos al dividir y operar con el número 60 y sus múltiplos, sino que además estos restos no tenían decimales periódicos (como por ejemplo 1/3 = 0.333…), un concepto matemático que los sumerios no podían manejar por aquel entonces. El país de Sumer fue conquistado en el 2400 a. C. por los acadios, y más tarde por los amorritas (también conocidos como babilonios) en el 1800 a. C. Cada poder conquistador sucesivo parecía apreciar de igual manera el sistema sexagesimal por su practicidad, incorporándolo a sus propias matemáticas. De este modo, la idea de dividir el tiempo en unidades de 60 perduró y se extendió hacia al este por Persia, la India y China, así como por el Oeste hasta Egipto, Cartago y Roma.
El sistema encajaba perfectamente con el logro de los astrónomos chinos al descubrir las doce horas astronómicas de las estrellas (un descubrimiento principalmente teórico, ya que la mayor parte de la población se guiaba por el sol). También funcionaba de acuerdo con las estrategias militares imperiales, en particular en lo que respectaba a la división de la vigilancia nocturna en múltiples intervalos de idéntica duración. Los egipcios empleaban tres turnos de centinela por noche, los romanos cuatro.
Los sumerios dieron preferencia en un principio al número 60 por ser fácilmente divisible. No solo se obtenían pocos restos al dividir y operar con el número 60 y sus múltiplos, sino que además estos restos no tenían decimales periódicos (como por ejemplo 1/3 = 0.333…), un concepto matemático que los sumerios no podían manejar por aquel entonces. El país de Sumer fue conquistado en el 2400 a. C. por los acadios, y más tarde por los amorritas (también conocidos como babilonios) en el 1800 a. C. Cada poder conquistador sucesivo parecía apreciar de igual manera el sistema sexagesimal por su practicidad, incorporándolo a sus propias matemáticas. De este modo, la idea de dividir el tiempo en unidades de 60 perduró y se extendió hacia al este por Persia, la India y China, así como por el Oeste hasta Egipto, Cartago y Roma.
El sistema encajaba perfectamente con el logro de los astrónomos chinos al descubrir las doce horas astronómicas de las estrellas (un descubrimiento principalmente teórico, ya que la mayor parte de la población se guiaba por el sol). También funcionaba de acuerdo con las estrategias militares imperiales, en particular en lo que respectaba a la división de la vigilancia nocturna en múltiples intervalos de idéntica duración. Los egipcios empleaban tres turnos de centinela por noche, los romanos cuatro.
Los sumerios utilizaban los jeroglíficos antes incluso que los egipcios. |
Con las innovaciones griegas e islámicas en geometría, se descubrió que 360 no era solo la duración exacta de una órbita terrestre ideal, sino también un número perfecto para medir y dividir el círculo. De este modo, el sistema sexagesimal empezó a consolidar su lugar en la historia al convertirse en un concepto esencial para las matemáticas y la navegación (al dividirse el globo terrestre en grados de longitud y latitud). Finalmente, con la invención del reloj en el siglo XIV, el círculo de este mecanismo fue dividido en cuadrantes sexagesimales en los que cada minuto se subdividía a su vez en 60 segundos, conservando así la base sexagesimal inventada miles de años atrás por los sumerios.
El poema de Gigamesh
Las 12 tablillas sumerias datadas entre 2750-2600 a.C. en las que aparecen los poemas que relatan las grandes epopeyas de Gilgamesh, que lo ubican como un rey divinizado de la ciudad sumeria de Uruk. Se considera a éste poema la obra literaria-religiosa más importante de la literatura acadia y la primera de las grandes epopeyas literarias de la humanidad.
Gilgamesh es la epopeya de la amistad y la muerte. La más antigua novela que conocemos, la Epopeya/Poema de Gilgamesh, contiene ya profundas reflexiones acerca de la condición humana. El poema plantea los grandes interrogantes humanos: el significado de la vida, la angustia ante la muerte y la búsqueda de la inmortalidad.
Gilgamesh es el rey, el héroe, pero también a la vez el ser humano, el hombre que crea una ciudad, el lenguaje, la primera historia. A diferencia de Gilgamesh, el otro protagonista del poema, su amigo del alma, Enkidu, aprende a razonar a través del sexo y la relación con la sacerdotisa de Ishtar. Gilgamesh y Enkidu parten de viaje en busca de aventuras y desafían a los dioses, pero los dioses les recuerdan que son mortales. Ambos aspiran a la inmortalidad de la vida eterna o a la del recuerdo.
Cuando Enkidu, su mejor amigo, muere en los brazos de Gilgamesh, éste es consciente de la relatividad de la existencia y de la certeza de la muerte y se pregunta si a él también le pasaría los mismo. Por ello se embarca en la búsqueda de la inmortalidad y aunque cree tenerla al alcance de la mano, al final, los dioses le privan de ella.
A partir del siglo VII antes de nuestra era, la sombra de los siglos, al tiempo que cubría las ciudades de la antigua Mesopotamia, también lo hacía con el Poema de Gilgamesh, epopeya que permanecía muda hasta finales del siglo XIX (1872), fecha en que George Smith lograba, con un desciframiento, rescatar tal obra maestra y devolverla a la Historia de la Literatura. El Poema, estructurado en doce tablillas, cuestiona los grandes interrogantes que siempre han preocupado al hombre: significado de la vida, problema de la muerte, planteamiento de la inmortalidad y resignación ante el destino. Si bien pueden desprenderse ciertas notas pesimistas, la filosofía última del Poema transmite un mensaje esperanzador: la posibilidad que tiene todo hombre de alcanzar un nombre imperecedero.
Fuentes:
Coolman, Robert. “Keeping Time: Why 60 Minutes?” LiveScience. Purch, 19 abril 2014. Disponible en: http://www.livescience.com/44964-why-60-minutes-in-an-hour.html.
Mark, Joshua J. “Sumerian Civilization: Inventing the Future.” Ancient History Encyclopedia. Ancient History Encyclopedia Limited, 18 enero 2012. Disponible en: http://www.ancient.eu/article/71/.
The New York Times. “Sumerians Inventors Of 24-hour Day.” Tribune Digital - Sun Sentinel. Sun Sentinel, 27 mayo 1986. Disponible en: http://articles.sun-sentinel.com/1986-05-27/news/8601310826_1_day-and-hour-sumerians-daylight.
Mario Liverani. El antiguo Oriente. Crítica, Barcelona, 2008.
Los orígenes de la civilización. Charles L. Redman. Crítica, Barcelona, 1990.
Poema de Gilgamesh. Clásicos de la literatura. Ed. Tecnos (2005)
Figura de Gilgamesh en el museo del Louvre |
El poema de Gigamesh
Las 12 tablillas sumerias datadas entre 2750-2600 a.C. en las que aparecen los poemas que relatan las grandes epopeyas de Gilgamesh, que lo ubican como un rey divinizado de la ciudad sumeria de Uruk. Se considera a éste poema la obra literaria-religiosa más importante de la literatura acadia y la primera de las grandes epopeyas literarias de la humanidad.
Gilgamesh es la epopeya de la amistad y la muerte. La más antigua novela que conocemos, la Epopeya/Poema de Gilgamesh, contiene ya profundas reflexiones acerca de la condición humana. El poema plantea los grandes interrogantes humanos: el significado de la vida, la angustia ante la muerte y la búsqueda de la inmortalidad.
Gilgamesh es el rey, el héroe, pero también a la vez el ser humano, el hombre que crea una ciudad, el lenguaje, la primera historia. A diferencia de Gilgamesh, el otro protagonista del poema, su amigo del alma, Enkidu, aprende a razonar a través del sexo y la relación con la sacerdotisa de Ishtar. Gilgamesh y Enkidu parten de viaje en busca de aventuras y desafían a los dioses, pero los dioses les recuerdan que son mortales. Ambos aspiran a la inmortalidad de la vida eterna o a la del recuerdo.
Cuando Enkidu, su mejor amigo, muere en los brazos de Gilgamesh, éste es consciente de la relatividad de la existencia y de la certeza de la muerte y se pregunta si a él también le pasaría los mismo. Por ello se embarca en la búsqueda de la inmortalidad y aunque cree tenerla al alcance de la mano, al final, los dioses le privan de ella.
A partir del siglo VII antes de nuestra era, la sombra de los siglos, al tiempo que cubría las ciudades de la antigua Mesopotamia, también lo hacía con el Poema de Gilgamesh, epopeya que permanecía muda hasta finales del siglo XIX (1872), fecha en que George Smith lograba, con un desciframiento, rescatar tal obra maestra y devolverla a la Historia de la Literatura. El Poema, estructurado en doce tablillas, cuestiona los grandes interrogantes que siempre han preocupado al hombre: significado de la vida, problema de la muerte, planteamiento de la inmortalidad y resignación ante el destino. Si bien pueden desprenderse ciertas notas pesimistas, la filosofía última del Poema transmite un mensaje esperanzador: la posibilidad que tiene todo hombre de alcanzar un nombre imperecedero.
Fuentes:
Coolman, Robert. “Keeping Time: Why 60 Minutes?” LiveScience. Purch, 19 abril 2014. Disponible en: http://www.livescience.com/44964-why-60-minutes-in-an-hour.html.
Mark, Joshua J. “Sumerian Civilization: Inventing the Future.” Ancient History Encyclopedia. Ancient History Encyclopedia Limited, 18 enero 2012. Disponible en: http://www.ancient.eu/article/71/.
The New York Times. “Sumerians Inventors Of 24-hour Day.” Tribune Digital - Sun Sentinel. Sun Sentinel, 27 mayo 1986. Disponible en: http://articles.sun-sentinel.com/1986-05-27/news/8601310826_1_day-and-hour-sumerians-daylight.
Mario Liverani. El antiguo Oriente. Crítica, Barcelona, 2008.
Los orígenes de la civilización. Charles L. Redman. Crítica, Barcelona, 1990.
Poema de Gilgamesh. Clásicos de la literatura. Ed. Tecnos (2005)
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