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Como otras muchas localidades de la región murciana, Mula encontró su lugar en la historia de la mano del mundo árabe. Sus juegos de infancia se remontan a las correrías y escaramuzas, a las afrentas y venganzas de dos bandos irreconciliables. Su adolescencia fue netamente cristiana. Hoy, reposada y madura, con la mirada lejana y sosegada por la distancia del recuerdo, Mula disfruta de su madurez en el ajetreo de su artesanía. Mula está considerada una de las ciudades señoriales más importantes del sureste español. En tiempos romanos, la zona estuvo ampliamente salpicada de villas, de las que se conocen varias, así como los asentamientos de Villaricos y La Almagra.
UN POCO DE HISTORIA
Según algunos autores, la historia de Mula empieza en el 1300 a.C. con griegos de la isla de Zante, que fundaron una pequeña ciudad a la cual pusieron por nombre Salonac. Otros investigadores piensan que Mula fue fundada por los fenicios con el nombre de Ábula. Es cierto que el topónimo Ábula tiene raíz fenicia, pero no se corresponde con la villa de Mula; sino con la de Bullas.
Los romanos llamaron Lavina a Mula. Luego llegaron los árabes que le pusieron por nombre Maula la Rica. En árabe Maula significa “señora de muchos lugares”, denominación justificada por los viejos dominios que ejercía Mula sobre otros lugares como Albudeite, Pliego y Bullas.
Cuando en el año 713 se crea la región de Todmir, por capitulación de las tropas de Teodomiro ante las del musulmán Abd Al-Aziz, Mula se convierte en una de la siete localidades que la integran. De esta forma, pudo conservar, previo pago de un tributo, cierta libertad respecto de los reinos conquistados por los árabes y la pervivencia momentánea de las costumbres visigodas hasta su dominación definitiva. La dinastía de los Omeya vio crecer bajo su protección la primera Mula fortificada, nuevo enclave para el incipiente imperio, que paradójicamente prestaría sus mejores servicios a las tropas castellanas algunos siglos más tarde.
Mula es conquistada por el infante Alfonso (futuro Alfonso X el Sabio) en 1244 y una año más tarde, su padre, Fernando III le concede de el Fuero de Córdoba, pasando a ser lugar de realengo. En 1296, Jaime II de Aragón invadió el reino de Murcia pero tras la sublevación de la villa, se resistió durante años al dominio aragonés, recuperándola Castilla en 1304. Con ello, se inicia la etapa cristiana de la localidad, marcada por su valor estratégico frente a cercanos reinos de taifas. Aunque al principio se convierte en ciudad bajo protección y dominio real, posteriormente pasa a la tutela del marquesado de los Vélez. Con la toma de Granada en 1492, la vida de Mula y del resto de la comarca entra en una fase de calma con la que ha llegado hasta nuestros días.
QUÉ VER Y VISITAR EN MULA
De aquellas épocas pasadas, aún pueden observarse en Mula algunos lienzos de la antigua muralla árabe, junto con algún torreón.
Pero el auténtico tesoro monumental se encuentra en su casco antiguo, declarado Conjunto Histórico Artístico, en el que se refleja la evolución del pueblo a lo largo de su historia. Una de las obras más relevantes es el castillo de los Vélez, mandado construir por el marqués Pedro Fajardo en el siglo XVI, en el que se aprecia la influencia renacentista, sobre todo en sus ornamentos ya que fueron realizados por artistas llegados de Italia.
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| Castillo de Mula (Murcia) |
El Castillo de Los Vélez de Mula es una gran fortaleza alargada y muy estrecha donde destacan los volúmenes escalonados de muros y torres (torre de levante y torre del homenaje). La monumentalidad del castillo-palacio contrasta con su desornamentación, pues sus elementos decorativos quedan casi relegados a los ocho escudos de la familia Fajardo colocados en sus muros.
De este siglo, son especialmente representativos el barrio de San Miguel y las calles de San Francisco y del Caño, e incluso la Plaza Mayor. En ella se encuentra la iglesia de San Miguel, también del XVI, que conserva algunos retazos de barroco pese a posteriores reformas. También pertenecen a esta etapa la iglesia y convento de la Purísima Concepción, de fundación franciscana, erigidos en 1574, bajo la protección del marquesado. Del mismo siglo y con similares reformas está también la iglesia de Santo Domingo, construida en el año 1557, que conserva su interior barroco junto con su fachada de arte renacentista.
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| Iglesia de Santo Domingo. También está situada en la parte alta. Impresiona su portada de piedra con columnas de orden jónico y las hornacinas con imágenes de santos |
Las demás muestras del conjunto monumental de Mula quedan definitivamente terminadas en torno al siglo XVIII. Ejemplo de ello es la ermita de la Virgen del Carmen, edificada sobre una planta de cruz latina, en la que destacan una cúpula sobre pechinas y la portada de piedra rojiza. Iniciado en el siglo XVI aunque finalizado en el XVIII, el Real Monasterio de Nuestra Señora de la Encarnación es de marcado carácter barroco.
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| Ermita del Carmen. Erigida en la parte alta de la villa es un estupendo mirador. Su torre-campanario, del siglo XV, es la más antigua de Mula. |
Del siglo XIX es el palacio de Menahermosa, que alberga un interesante museo arqueológico en el que se exponen muestras del arte y la cultura ibérica que abarcan desde el siglo VI al siglo II a.C., extraídas del yacimiento de El Cigarralejo.
Uno de los principales factores del prestigio de la actual Mula recae en la probada capacidad de sus artesanos. Destaca por su peculiaridad la artesanía del tambor, íntimamente ligada a sus manifestaciones folclóricas, así como la del esparto para la fabricación de cestería, cordeles y esteras. Otra muestra de la calidad artesana de la localidad son los trabajos con el barro, del que se consiguen piezas tanto de estilo tradicional, como cerámica decorada con motivos y colores característicos de la comarca.
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| La Torre del Reloj se utilizaba para marcar la hora de los riegos. |
EN LOS ALREDEDORES
La Fuente Caputa se encuentra a unos escasos 10 kilómetros de la localidad de Mula y en las proximidades del Embalse de la Cierva. Se trata de uno de los entornos naturales más bonitos de los alrededores, por su gran valor paisajístico y también por ofrecer la posibilidad (casi irresistible) de sofocar el calor veraniego, con un refrescante baño.
Las proximidades de Fuente Caputa aúnan naturaleza e historia. Historia que se inicia con el descubrimiento de varias pinturas rupestres pertenecientes al Arte Levantino y que continúa con el hallazgo de una villa romana, sus pequeñas termas y una presa también de origen romano. De la villa se conservan algunos restos de sus muros, también se documentaron su impluvium, su hypocaustum y se recuperó una bañera perteneciente a las termas. Esta villa estaría directamente relacionada con otra residencia cercana, la de Villaricos. Manantiales, pozas, termas, presas, canalizaciones, acueductos y embalses. La estrecha y necesaria relación con el agua que durante siglos han mantenido los pobladores de estas tierras.
El pantano de la Cierva es, sin duda, de uno de esos pocos enclaves mágicos en los que la obra del hombre y de la naturaleza conviven de manera armónica dando como resultado un espectáculo para los sentidos de todos aquellos afortunados que detengan su mirada en su paisaje.
En su recorrido por el norte de la localidad de Mula, el río homónimo se funde en un apasionado abrazo con el pantano de la Cierva. A lo largo de los primeros años del siglo XX, el proyecto para la creación de un gran embalse comenzó a tomar forma adoptando su nombre en honor de Juan de la Cierva y Peñafiel, ministro de fomento y diputado por Mula desde 1896. No sería hasta el año 1915 cuando se erigiría, y todavía habría de demorarse más de 30 años para su llenado debido a lo complejo de su construcción. No obstante, la espera ha merecido la pena.
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| Pantano de la Cierva (Murcia) |
Muy recomendable es también la visita al Museo de Arte Ibérico del Cigarralejo y al yacimiento arqueológico romano de Los Villaricos
FIESTAS LOCALES
La representación más atronadora de las fiestas de Mula no podía estar más que ligada a su manufactura artesana. La noche del martes al miércoles santo se celebra una tamborrada en la que miles de personas percuten sin descanso estos peculiares y artesanos instrumentos. La Pángana es un enfrentamiento de dos tamboristas que compiten frente a frente para demostrar quien toca mejor o aguanta más
En los días que van del 19 al 25 de septiembre tiene lugar las fiestas patronales en honor a San Felipe. Estas pueden convertirse en una fechas adecuadas para descubrir y degustar las singularidades gastronómicas de la ciudad.
Es interesante el Mercadillo de El Portón de la Placeta, que se celebra el segundo domingo de cada mes, y es punto de encuentro de artesanos de la comarca. Durante las fiestas navideñas se realiza también un Mercadillo Navideño en la plaza del ayuntamiento.
GASTRONOMÍA
Las excelencias culinarias de Mula, sin desmerecer sus otros atractivos, no han llegado a definir tanto el signo de la ciudad como sus trabajos artesanales. No por ello dejan de existir suculentos manjares, que en esta ocasión están íntimamente relacionados con loa productos propios de la tierra. Buena muestra ofrecen las diferentes formas de potajes o guisos de cordero de raza murciana, aunque sus mejores especialidades se centran en las viandas extraídas de la caza, y muy especialmente en la preparación de un riquísimo arroz con conejo que, sin ninguna duda, se hace aquí como en ningún otro lugar.
La popular talvina, originaria de Mula, es uno de los platos habituales de la comarca: torta blanda de harina de trigo cocida en sartén, a la que se incorporan pimientos secos y ajos tiernos. Una vez a punto, se adorna con tocino asado y morcilla o longaniza: se sirve en cazuela de barro y se toma caliente. También la olla de tocino fresco, el potaje, el arroz con o caracoles y las gachasmigas, siempre que el día amanezca nublado o lluvioso.
Más información: Mula.es ; Turismo Murcia
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