Naveta des Tudons . Tumba colectiva construida hace más de 3.000 años, es un tipo de edificio único en el mundo y un ejemplo de los monume...
La Cultura Talayótica es una sociedad milenaria establecida en las Islas Baleares entre la Edad del Hierro y su sustitución por las culturas púnica y romana. La isla de Menorca tiene muchos restos de piedra de esa cultura, de los cuales 25 se consideran nominados como WHS. Los restos talayóticos están repartidos por toda la isla, si bien los más interesantes son Es Tudons y Talati de Dalt.
Las primeras manifestaciones de esta peculiar arquitectura identificadas por los arqueólogos son de carácter funerario y se remontan probablemente a 2000 a.C. Se trata de los sepulcros megalíticos o dólmenes, tumbas colectivas al aire libre que hacia 1600 a.C., en plena Edad del Bronce, darán paso a las primeras edificaciones ciclópeas. Cuatrocientos años después, a partir de 1200 a.C., aparecerá el talayot, que, en sentido estricto, dará el pistoletazo de salida a la cultura que lleva su nombre.
![]() |
Mapa de Menorca. Consell Insular de Menorca/NGM-E |
La Cultura Talayótica se desarrolló inicialmente con una sociedad fuertemente cohesionada que desarrolló estrategias comunales de gestión y control de los recursos como estrategia para las cada vez mayores demandas sobre los escasos recursos insulares. la ubicación de las fuentes de agua así como el medio físico que conforma las cárcavas.
Para visitar esos sitios arqueológicos, debes acostumbrarte rápidamente a un poco de vocabulario:
-"navetas", que son construcciones funerarias con forma de pirámide, que sólo se encuentran en Menorca. El nombre naveta proviene de la palabra catalana para barco, ya que esas estructuras a menudo parecen barcos al revés.
-"taula" que son monolitos verticales ceremoniales que están rematados por una piedra horizontal (formando una T o una mesa). El nombre taula proviene de la palabra catalana para mesa
-"talaiot" que son torres de vigilancia, la mayoría de las veces redondas y en lo alto de pequeñas colinas. El nombre proviene de la palabra catalana para torre de vigilancia.
Los Poblamientos Talayóticos estaban formados, además de los talayots, por murallas, viviendas, zonas de recogida de agua, una serie de espacios cubiertos de abrigo o depósito y santuarios. Si el Talayot es el elemento que da la denominación a esta cultura, una de las piezas más singulares del mundo talayótico son sus santuarios. Nos referimos aquí a los Recintos de Taula, unos edificios de planta de herradura cuya fachada suele estar orientada al sur, de forma ligeramente cóncava, con la entrada en la parte central de la misma.
La Naveta de Es Tudons, está cerca de Ciutadella, el pueblo en el lado oeste de la isla. Hay un parking, desde el cual se llega andando en 5 minutos a la Naveta. Aquí se descubrieron hasta cien cuerpos. Fue construido con piedras grandes. No podemos entrar en el interior, pero es posible vislumbrarlo.
![]() |
El asentamiento de Torre d'en Galmés conserva una gran diversidad de construcciones, como esta sala hipóstila. Foto: Marco Ansaloni |
La Talati de Dalt, está cerca de Mao, el pueblo en el lado este de la isla. Es un asentamiento con diferentes estructuras típicas: una gran taula con una segunda piedra apoyada en su costado. Un gran talaiot en lo alto de un pequeño cerro y. Una cueva con columnas (una hipóstila) y varios otros edificios amurallados que forman un pueblo. Este sitio es muy agradable de visitar, con las ruinas de piedra en medio de un campo con varios árboles creciendo entre ellos.
En Cales Coves, puedes combinar la arqueología y nadar en las aguas azules. Los acantilados de Cales Coves están llenos de tumbas rupestres, algunas de las cuales son de fácil acceso. No hay tarifa de entrada, pero espere un poco de gente en verano, ya que es una de las calas más famosas para navegar y nadar (también espere encontrarse con algunos nudistas).
En conjunto, creo que estos sitios tienen un parecido al contemporáneo Su Nuraxi di Barumini en Cerdeña y los templos megalíticos anteriores de Malta.
LOS PRIMEROS POBLADORES
Los primeros testimonios de presencia humana permanente en Menorca se constataron en los Dólmenes también conocidos como Sepulcros Megalíticos. Eran espacios en los que se enterraba de manera colectiva a diferentes miembros de las comunidades. Este tipo de tumbas se concentran sobre todo en la parte sureste de la isla, aunque no es descartable que se puedan encontrar en el resto de la isla. La más destacada es la de Roques Llises.
«Procedentes del nordeste de la península Ibérica o del entorno del golfo de León, arribaron a las costas de Menorca durante la segunda mitad del III milenio a.C. a bordo de rudimentarias embarcaciones junto con algunos animales domésticos y utensilios básicos, huyendo tal vez de situaciones tan hostiles en el continente que optaron por emprender una arriesgada travesía», propone Joaquim Pons, arqueólogo y técnico del Departamento de Cultura del Consell Insular.
Las estructuras domésticas documentadas datan de alrededor de 1750 aC, ya en el período del Bronce Final y se conocen con el nombre de Naviform así como de Vivienda Navetas. Se trata de edificaciones de planta alargada, en forma de herradura, construidas con grandes piedras ciclópeas, en cuyo interior se desarrollaba toda la actividad de elaboración y manipulación de alimentos así como la elaboración de Instrumentos de hueso y metal.
Además de dólmenes, se utilizaron como tumbas Hipogeos de Planta Extendida. Estos eran de gran proporción y totalmente excavados en el subsuelo rocoso. Algunos ejemplos de estos hipogeos se pueden encontrar en Torre del Ram y Son Mercer de Dalt. Entre el 1600 a. C. y el 1300 a. C. se construyeron los llamados Tumbas de Triple Paramento o Protonaveta, como las de Son Olivaret y ses Arenes de Baix, caracterizadas por tener elementos ya característicos de las primeras navetas en cuanto a su cámara funeraria.
![]() |
Fuente: Museo de Menorca. Museo municipal de Ciutadella |
Los enterramientos se siguieron realizando en las mismas construcciones de la Edad del Bronce Final prácticamente hasta el 800-700 a.C. Sería a partir del año 1000 a.C. cuando se iniciaran las excavaciones en los acantilados de calas y barrancos como los de Calascoves.
Con el paso del tiempo los muertos pasaron a enterrarse en cuevas horadadas en los barrancos que surcan la isla de Menorca, grutas que irán desplazándose progresivamente hacia la costa como si la intención fuese acercar a los difuntos al mar para su reposo eterno en el más allá.
Hacia el 1400 a.C. se produce en Menorca un claro cambio cultural, documentado sobre todo en los rituales funerarios y en la tecnología cerámica. Aunque se siguieron construyendo naviformes, los rituales funerarios se realizaron en Cuevas Naturales en cuya entrada se construyó una Gran Muralla Ciclópea para proteger el interior. El mejor caso y más paradigmático de la prehistoria balear es el de la "Cava des Càrritx", una cueva natural de 170 metros de longitud que fue descubierta en 1995 con todo su contenido arqueológico en perfecto estado de conservación, hasta el punto de ser posible documentar objetos y materiales -cuero, madera, cabello humano, etc.- que en condiciones normales no habrían durado tanto.
Otro de los monumentos emblemáticos de la prehistoria insular, exclusivo de Menorca, se encuentra todavía hoy en pleno uso. Nos referimos a las Navetas. Se trata de grandes construcciones funerarias, de planta absidal o circular y de una sola cámara -aunque se puede dividir en dos plantas-, corredor de acceso y losa perforada. Pueden contener hasta cien individuos enterrados, como el de es Tudons, monumento emblemático de la prehistoria menorquina. El uso de algunas navetas funerarias está documentado hacia el 1400 aC, como la planta circular de Biniac-la Argentina; sin embargo, la mayoría de las dataciones sitúan su uso intensivo en torno al siglo IX a. C. Las de Rafal Rubí, muy próxima.
![]() |
La ilustración recrea dos viviendas de planta circular características del talayótico final. Ilustración: Albert Álvarez-Debòlit |
En el período talayótico final apareció otro «endemismo» arquitectónico de Menorca que supone una revolución en la concepción y el diseño del hábitat prehistórico de la isla: la casa de planta circular, organizada alrededor de un patio central delimitado por seis columnas. Construidas con muros de doble paramento y techadas con arcilla y capa vegetal, son mucho más complejas que las navetas de habitación. Algunas de ellas contaban con cisternas para la captación de agua.
En paralelo, empezaron a proliferar murallas ciclópeas circundando los poblados, lo que pone de manifiesto una vez más la capacidad de los talayóticos para organizar el territorio y trabajar en equipo. Unas murallas que con el tiempo fueron incorporando cada vez más sistemas defensivos. El Mediterráneo, en pleno proceso de colonización por parte de fenicios, griegos, cartagineses y romanos, suponía para aquella sociedad isleña que había vivido aislada y pacíficamente durante siglos una gran vía de entrada de riquezas, pero también de peligros en un mar donde los piratas y las flotas de potencias rivales campaban a sus anchas.
A partir del siglo V a.C., muchos jóvenes de Menorca y Mallorca, diestros en el lance de la honda, fueron reclutados como mercenarios por los ejércitos púnicos, hasta que fueron absorbidos por Roma tras la caída de Cartago. De hecho, a ellos se debe que ambas islas, bautizadas por los antiguos griegos como Gimnesias, pasaran a denominarse Baleares, nombre derivado del griego baleo, que significa lanzar.
Diversas fuentes históricas hacen referencia a los honderos baleáricos, como Estrabón, quien los menciona en su Geografía aludiendo al momento de la conquista romana de la isla: «Desde niños se adiestran en el manejo de la honda, no recibiendo el pan si no lo han acertado antes con ella; por eso, Metellus, cuando navegando hacia las islas se acercó a ellas, mandó tender las pieles sobre la cubierta de los navíos para defenderse de los tiros de honda».
La cultura talayótica tocaba a su fin en los últimos años del siglo II a.C., dando paso a una larga romanización que acabaría con la irrupción de los pueblos vándalos en el año 455 de nuestra era. El Imperio bizantino incorporó la isla a sus dominios en el año 534, y en 903 llegaría el turno de los musulmanes, una presencia que se prolongó 400 años, hasta la llegada de Alfonso III de Aragón.
A partir del siglo XIV, los descendientes de los talayóticos emularían a sus ancestros al construir muros de piedra seca para delimitar sus parcelas agrícolas y ganaderas. Hoy existen 11,2 millones de metros de estos preciosos muretes, una distancia equivalente a la que separa Ciutadella (Ciudadela) de Santiago de Chile.
EL TALAYOT MENORQUÍN
El talayot, icono de la arquitectura prehistórica menorquina que da nombre a esta cultura, tiene en esta isla unas características propias, distintas de las del talayot de la vecina Mallorca. Son torres troncocónicas que aquí llegan a alcanzar grandes dimensiones, de unos 10 metros de altura, con intervisibilidad entre ellas. En Menorca hay casi 400 talayots. En ocasiones aislados, suelen estar situados en la entrada o en el interior de los poblados. A veces con falsas cúpulas y rampas exteriores, es probable que fuesen utilizados como torres de defensa y atalayas de vigilancia, aunque su funcionalidad es aún objeto de debate.
![]() |
Talayots de los poblados de Trepucó. Foto: Servei de Patrimoni Històric / Consell Insular de Menorca |
![]() |
Cornia Nou. Foto: Ricard Pla Boada |
![]() |
Torelló. Foto: Yann Guichaoua / Getty Images |
![]() |
Talatí de Dalt. Foto: Ricard Pla Boada |
Para saber más:
Joan Ramis i Ramis. Antigüedades celticas de la Isla de Menorca desde los tiempos mas remotos hasta el s. IV de la era cristiana. 1818 (Imprenta de Pedro Antonio Serra)
The Talayotic Culture of Minorca. Consell insular de Menorca
Michael Hoskin. The Talayotic Culture of Menorca: A First Reconnaissance. 1985. University of Cambridge. https://doi.org/10.1177/002182868501600906
Manuel Fernández-Miranda. La transición hacia la cultura talayótica en Menorca. 2012. DOI:10.3989/tp.1991.v48.i0.512
COMENTARIOS