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Los resultados de un pequeño ensayo clínico de fase 2 ofrecen signos prometedores de que las dosis diarias de un aerosol nasal de insulina podrían usarse para retrasar el deterioro cognitivo relacionado con la edad. El ensayo encontró que el tratamiento es efectivo en sujetos de edad avanzada con y sin diabetes tipo 2.
En las últimas dos décadas ha surgido una hipótesis intrigante que sugiere que la resistencia a la insulina en el cerebro puede desempeñar un papel en el deterioro cognitivo y funcional relacionado con la edad. Para combatir este aspecto del proceso de envejecimiento, algunos investigadores han planteado la hipótesis de que la administración intranasal de insulina podría ser una herramienta eficaz para mantener la salud del cerebro en nuestra vejez.
La idea es que la administración nasal de insulina envíe la hormona directamente al cerebro. Esto significa que la insulina intranasal (INI) no reemplazaría la terapia con insulina en los diabéticos, sino que funciona para modular la señalización de la insulina en el cerebro.
Los ensayos anteriores en humanos con insulina intranasal han arrojado resultados mixtos. Un ensayo de tamaño moderado que probó el tratamiento durante 12 meses en pacientes con Alzheimer o deterioro cognitivo leve no encontró beneficios. Sin embargo, esta nueva investigación planteó la hipótesis de que el tratamiento podría ser más efectivo para prevenir el deterioro cognitivo general relacionado con la edad en lugar de la demencia aguda. El nuevo estudio fue publicado en el Journal of Neurology .
El ensayo reclutó a 223 adultos, con edades entre 50 y 85 años, con alrededor de la mitad de la cohorte diagnosticada con diabetes tipo 2. Los participantes se dividieron en cuatro grupos: un grupo de diabetes que recibió placebo, un grupo de diabetes que recibió insulina intranasal, un grupo sano que recibió placebo y un grupo saludable que recibió insulina intranasal. Durante 24 semanas, los participantes se rociaron 40 UI (0,4 ml) de insulina humana o placebo por vía intranasal antes del desayuno.
Al comienzo del ensayo, los participantes completaron una variedad de pruebas cognitivas y de estado de ánimo. La investigación también rastreó la velocidad de la marcha de los participantes, ya que estudios anteriores han encontrado consistentemente que el ritmo al que camina una persona puede usarse para determinar su salud neurológica.
Al final del período de estudio, los investigadores encontraron que los diabéticos que tomaban insulina intranasal mejoraron su velocidad de marcha y se desempeñaron mejor en las pruebas cognitivas que los diabéticos en el grupo de placebo. El grupo de no diabéticos que recibió la insulina intranasal también mostró mejoras en la toma de decisiones y en las pruebas de memoria verbal en comparación con los no diabéticos del grupo de placebo.
Las mayores mejoras en el grupo de no diabéticos se observaron en aquellos sujetos que comenzaron el ensayo en un estado prediabético. Esto sugiere que el tratamiento puede ser más eficaz para frenar el deterioro cognitivo en diabéticos o prediabéticos.
Desde una perspectiva de seguridad, los investigadores encontraron que la insulina intranasal no generó efectos adversos después de 24 semanas. También cabe destacar que la insulina intranasal no afectó ni interrumpió el tratamiento con insulina subcutánea en los sujetos diabéticos tipo 2 que recibían un tratamiento hipoglucemiante en curso.
Este ensayo de prueba de concepto ofrece sólida evidencia preliminar de seguridad y eficacia, pero aún no está claro cuál puede ser la dosis óptima para la insulina intranasal, o si es seguro administrarla durante períodos de tiempo muy prolongados.
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