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11 julio 2022.- Tras el pavoroso incendió del 15 de abril de 2019 que casi destruyó la catedral de Notre Dame en París, las autoridades francesas se han conjurado para restaurar el templo y proceder a su reapertura lo más pronto posible.
Los trabajos en el edificio están aportando algunos descubrimientos arqueológicos sorprendentes, sobre todo en la zona del crucero, donde se ha instalado un imponente andamiaje, de unos cien metros de altura, que servirá para volver a colocar la aguja de la catedral, que se vino abajo durante el siniestro. En esta zona han aparecido algunas sepulturas, entre las que destaca un sorprendente ataúd antropomorfo de plomo, en excelente estado de conservación y que probablemente data del siglo XIV. Se cree que en su interior fue enterrado un dignatario eclesiástico.
Durante la excavación preparatoria, los arqueólogos descubrieron una serie de artefactos históricos que incluyen esculturas pintadas, tumbas y secciones de la pantalla de la cruz perdida, que era una especie de cerca que se construyó en 1230 para separar el coro de la congregación. La pantalla de la cruz fue demolida durante la época de Luis XIV, pero las excavaciones del siglo XIX realizadas por Eugène Viollet-le-Duc llevaron al descubrimiento de secciones de la pared ornamentada. Esas secciones se conservan actualmente en el Louvre.
A pocos metros se han localizado los restos de un antiguo coro alto de piedra, erigido hacia 1230 y decorado con elementos escultóricos, que fue demolido en el siglo XVIII durante unas obras de remodelación del templo. Otros elementos descubiertos son fragmentos escultóricos policromados, tanto de forma humana como vegetal, y diversos elementos arquitectónicos.
El ataúd de plomo descubierto en Notre Dame estaba aplastado por el peso de la tierra y las piedras. Se introdujo una microcámara en su interior y se vieron fragmentos de tejidos, cabellos y un cojín de hojas. El contenido del sarcófago se ha conservado bien y podría ser de un árbol de boj, que se utilizó para preservar los cuerpos de la élite social.
El Instituto Nacional de Investigación Arqueológica Preventiva de Francia dice que intentará identificar y fechar los restos, creyendo que son de un individuo importante. Los entierros en iglesias y catedrales generalmente estaban reservados para élites o miembros del clero, siendo más deseable una ubicación más cercana al coro.
Tras el incendio se intervino de inmediato para identificar, clasificar y proteger los materiales que se habían derrumbado. Asimismo, se llevaron a cabo diversas intervenciones arqueológicas dentro del templo para localizar elementos ocultos en el subsuelo y detectar cavidades y obras de mampostería desconocidas. Para ello se usó la maquinaria más moderna, se hicieron planos fotogramétricos y una prospección geofísica que ha detectado anomalías estructurales en varias zonas: el coro, el ábside y las naves laterales. Por otra parte, los elementos hallados durante los trabajos están siendo objeto de análisis y estudios exhaustivos.
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