Escapada a HERVÁS (Cáceres). Entre las cumbres de Béjar y las dehesas cacereñas.
Los paisajes de Hervás no son los que se pueden esperar de un viaje a Extremadura, pero la sorpresa no suele acarrear reclamaciones, más bien al contrario. Rodeada de “castañares recoletos en la falda de una sierra que hace espalda de Castilla”, tal como dijo Unamuno, esta genuina localidad vive a medio camino entre las cumbres de Béjar y las dehesas cacereñas. Dicen que en su casco antiguo se encuentra la calle más estrecha de España. El dato es señal inequívoca de su pasado hebreo. Hurgando un poco, se pueden descubrir los vestigios de una de las juderías con más solera de la Península.
Hervás se encuentra en el norte de Extremadura, en el Valle del Ambroz, muy cerca de la provincia de Salamanca. Está muy bien comunicada por la autovía A-66. Es uno de esos lugares que hay que visitar al menos una vez en la vida, aunque sólo sea para pasear por su barrio judío, uno de los mejor conservados de España. La judería de Hervás está declarada Conjunto Histórico-Artístico.
La zona del barrio judío asciende desde la orilla del río Ambroz hasta la iglesia de Santa María de Aguas Vivas, que es el punto más alto de la población. Está formada por calles en pendiente, estrechas y sin orden aparente, que conservan muy bien la estructura original de los siglos XIV y XV. Muchas de las casas que vemos en la actualidad son de adobe con el típico entramado de madera y balconadas en el segundo piso.
Hervás se encuentra en el norte de Extremadura, en el Valle del Ambroz, muy cerca de la provincia de Salamanca. Está muy bien comunicada por la autovía A-66. Es uno de esos lugares que hay que visitar al menos una vez en la vida, aunque sólo sea para pasear por su barrio judío, uno de los mejor conservados de España. La judería de Hervás está declarada Conjunto Histórico-Artístico.
Iglesia de Santa María de Hervás |
La zona del barrio judío asciende desde la orilla del río Ambroz hasta la iglesia de Santa María de Aguas Vivas, que es el punto más alto de la población. Está formada por calles en pendiente, estrechas y sin orden aparente, que conservan muy bien la estructura original de los siglos XIV y XV. Muchas de las casas que vemos en la actualidad son de adobe con el típico entramado de madera y balconadas en el segundo piso.
“En Hervás, judíos los más”, reza un dicho popular en referencia a que, a mediados del siglo XV, en esta localidad había más hebreos que cristianos. La mayoría habían llegado huyendo de los pogromos que se sucedieron en distintos rincones de España en 1391. Una vez asentados, desarrollaron una industria textil que luego sería el motor económico de la región durante los siglos venideros.
Esta comunidad hebrea convivió en paz con la cristiana en una judería que, técnicamente, no lo era, pues en ella había espacio para todos los credos. Tras el decreto de expulsión de 1492, su huella se fue diluyendo, pero todavía aflora la de los judíos conversos… que finalmente no lo eran tanto.
El origen de la comunidad judía de Hervás se sitúa a finales del siglo XIV, cuando unas 45 familias llegan procedentes de las ciudades de Castilla, huyendo del antijudaísmo que se estaba instaurando en la sociedad cristiana de la época. La convivencia entre judíos y cristianos en Hervás fue muy buena hasta la firma del decreto de expulsión por parte de los Reyes Católicos en 1492 a instancia de la Santa Inquisición. Algunas familias judías decidieron partir hacia Portugal, dejando sus casas y la mayor parte de sus posesiones. Las familias que se quedaron, renunciando a su religión (como nuevos cristianos o conversos) tuvieron una vida difícil, siempre bajo sospecha de la Inquisición.
Foto: Adobe Stock
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Paseando la calle de la Amistad Judeo Cristiana no cabe duda de estar en un barrio perteneciente a la Red de Juderías de España, declarado Conjunto Histórico Artístico en 1969. Sus callejones retorcidos ofrecen un paseo irresistible, con construcciones tradicionales asentadas en piedra que se van elevando con materiales más livianos como la madera o el adobe. Parada obligatoria es la Casa de la Cofradía, una antigua cooperativa de vino judía que, tras la expulsión, se convirtió en la Cofradía de San Gervasio, aunque según cuenta el relato tradicional, tan solo fue una tapadera para que los falsos conversos pudiesen seguir practicando sus ritos y tradiciones.
A decir verdad, el legado hebreo apenas es tangible en Hervás. La mayoría de las construcciones más significativas de la judería datan de entre los siglos XVI y XVIII, y las referencias a esta comunidad son más legendarias que históricas. Para que no termine de borrarse del todo el poso hebrero, desde 1997, todos los años a comienzos del verano, la localidad celebra el festival Los Conversos. Durante los cuatro días que dura el evento, cada noche y en un escenario natural a orillas del Ambroz, se representa una obra de teatro que narra las consecuencias del decreto de expulsión, mientras que en paralelo se celebran conciertos, exposiciones y degustaciones que rescatan el legado sefardí de Hervás.
Vigilando la judería desde las alturas, la iglesia de Santa María de Aguas Vivas podría albergar secretamente el origen de la ciudad. Dicen que se asienta sobre un antiguo castillo templario que fue la avanzadilla para la repoblación cristiana de estas tierras tras la Reconquista. Una repoblación que, sin embargo, no terminó de cuajar hasta la llegada de los judíos. No hay edificio en la localidad que pueda competir con su ubicación, aunque a nivel artístico le hace sombra la iglesia de San Juan Bautista, con una imponente fachada rosada inspirada en la de San Nicolás de Valladolid, y con un altar mayor de fantasía. Perteneció a un antiguo convento trinitario del siglo XVII que, como haciendo honor a los conversos, hoy se ha transformado en la genial Hospedería Valle del Ambroz.
La iglesia de Santa María de Aguas Vivas mantiene la estructura defensiva original con la torre y el recinto amurallado que la rodea. El edificio de la iglesia propiamente dicho fue modificado a lo largo de los siglos XIII y XVII. El recinto de la iglesia domina todos los alrededores de Hervás y las vistas desde allí son impresionantes. Es un mirador perfecto desde el que se divisa parte del Valle del Ambroz, y los bosques y montañas que rodean la ciudad.
El palacio barroco de los Dávila alberga el otro plato artístico fuerte de Hervás: el Museo Pérez Comendador-Leroux. Más allá de su colección, la institución nos permite descubrir esta elegante construcción del siglo XVIII con una clara impronta salmantina, cuyas líneas horizontales rompen con elegancia sus pilastras verticales y su frontón triangular. En su interior, se puede seguir el singular viaje artístico de un matrimonio hispano-francés: el del escultor Enrique Pérez Comendador, hijo predilecto de Hervás, y el de su esposa, la pintora parisina Magdalena Leroux.
En la parte baja del barrio judío se encuentra el Puente de la Fuente Chiquita sobre el río Ambroz, y la orilla es el escenario natural en el que se celebra todos los veranos la representación teatral Los Conversos. Este puente ha sido históricamente el punto de entrada a la ciudad y originalmente formaba parte de la Vía de la Plata romana.
A las afueras, llama la atención un cortijo que evoca, no está claro, si a palacios modernistas o a templos japoneses. Es algo así como la fábrica de chocolates de Willy Wonka en versión extremeña, sobre todo si se tiene en cuenta su granja con cerdos vietnamitas o emus australianos. El complejo alberga el Museo de la Moto y el Coche Clásico, que presume de ser el mayor de Europa en su clase, ya que se dedica a la totalidad de los transportes rodados, con piezas tan singulares como bicicletas con sidecar, carritos de bebé o hasta el clásico autobús escolar amarillo de las carreteras norteamericanas. Su mirador al valle del Ambroz es ideal para imponer nuevos destinos.
Otros puntos de interés son: el Convento Trinitario con la iglesia de San Juan Bautista, en la que podremos contemplar unos bellos retablos barrocos; el Museo Pérez Comendador-Leroux se encuentra cerca de la Plaza de la Corredera. El edificio es una antigua casa palaciega (Casa de los Dávila, del siglo XVIII) y en su interior encontramos numerosas pinturas y esculturas realizadas por el matrimonio formado por Enrique Pérez Comendador y Magdalena Leroux. Además el museo ofrece exposiciones temporales de otros artistas; y el antiguo Puente de Hierro del ferrocarril.
RUTAS DE SENDERISMO PRÓXIMAS
Puente de la Fuente Chiquita |
En la parte baja del barrio judío se encuentra el Puente de la Fuente Chiquita sobre el río Ambroz, y la orilla es el escenario natural en el que se celebra todos los veranos la representación teatral Los Conversos. Este puente ha sido históricamente el punto de entrada a la ciudad y originalmente formaba parte de la Vía de la Plata romana.
Foto: Adobe Stock
A las afueras, llama la atención un cortijo que evoca, no está claro, si a palacios modernistas o a templos japoneses. Es algo así como la fábrica de chocolates de Willy Wonka en versión extremeña, sobre todo si se tiene en cuenta su granja con cerdos vietnamitas o emus australianos. El complejo alberga el Museo de la Moto y el Coche Clásico, que presume de ser el mayor de Europa en su clase, ya que se dedica a la totalidad de los transportes rodados, con piezas tan singulares como bicicletas con sidecar, carritos de bebé o hasta el clásico autobús escolar amarillo de las carreteras norteamericanas. Su mirador al valle del Ambroz es ideal para imponer nuevos destinos.
Otros puntos de interés son: el Convento Trinitario con la iglesia de San Juan Bautista, en la que podremos contemplar unos bellos retablos barrocos; el Museo Pérez Comendador-Leroux se encuentra cerca de la Plaza de la Corredera. El edificio es una antigua casa palaciega (Casa de los Dávila, del siglo XVIII) y en su interior encontramos numerosas pinturas y esculturas realizadas por el matrimonio formado por Enrique Pérez Comendador y Magdalena Leroux. Además el museo ofrece exposiciones temporales de otros artistas; y el antiguo Puente de Hierro del ferrocarril.
RUTAS DE SENDERISMO PRÓXIMAS
Las aguas límpidas del río Ambroz son un imprescindible en un viaje a Hervás. Su ribera roza los tintes pirenaicos, y prueba de ello es que recientemente se ha descubierto que el desmán ibérico sigue presente en su cuenca. Este animal, que se creía extinguido desde los años 80, es una especie de topillo con morro de trompeta que vive en ecosistemas fluviales de gran calidad, con aguas limpias y oxigenadas.
El puente de la Fuente Chiquita, el monumento más antiguo de Hervás, puede ser un bonito punto de partida para conocer el valle. La excursión puede terminar río arriba, en la cascada de la Chorrera, río abajo, en las piscinas naturales de Abadía, o por bosques frondosos como el del Castañar Gallego de Hervás.
Hervás está rodeado de naturaleza y todo el Valle del Ambroz contiene una gran biodiversidad, desde los más de 2000m de altura de la sierra hasta los 500m de las vegas a las orillas del río Ambroz.
Sin salir de Hervás podemos disfrutar simplemente dando un paseo por los márgenes del Ambroz en la zona del puente de la Fuente Chiquita o recorriendo el trazado de las vías del tren (ya no circulan trenes) que rodea la ciudad. Si vamos con peques, en el Parque Municipal y el parque de Los Pinos hay zonas infantiles para jugar.
Sin salir de Hervás podemos disfrutar simplemente dando un paseo por los márgenes del Ambroz en la zona del puente de la Fuente Chiquita o recorriendo el trazado de las vías del tren (ya no circulan trenes) que rodea la ciudad. Si vamos con peques, en el Parque Municipal y el parque de Los Pinos hay zonas infantiles para jugar.
Presumen aquí, en la capital del valle del Ambroz, de que la luz eléctrica llegó aquí antes que a Cáceres. Lo hizo en paralelo a la llegada del ferrocarril que, con parada en Hervás, enlazaba Plasencia y Astorga. Hoy, la vieja estación de tren alberga el Centro de Interpretación del Ferrocarril de Extremadura, con una exposición que aborda la historia de este trazado, conocido con el nombre de Vía de la Plata, ya que discurre en paralelo a la célebre calzada romana que unía Mérida y Astorga. La vía es hoy una de las piezas más cotizadas de la red de Caminos Naturales, que ha conseguido que aflore una pequeña industria del alquiler de bicis eléctricas. Pedalear hasta el puente de hierro de 1917 es un imprescindible para conseguir unas vistas geniales del pueblo a un lado, y al otro del pico Pinajarro, que alumbra al río Ambroz.
A unos 6km de Hervás se encuentra La Chorrera, una cascada preciosa de unos 15m de caída, a la que se puede acceder a través de una ruta de senderismo de unas 4h de duración. Otra ruta muy recomendada es la de la pista Heidi, una pista forestal que rodea el perímetro de Hervás a través de bosques de castaños. Es un recorrido de unos 33km, ideal para hacerlo en bici de montaña por ejemplo (unas 3h.) aunque también se hace a pie (unas 8h). Pero se puede hacer un recorrido parcial simplemente para disfrutar del bosque de castaños.
Más rutas de senderismo señalizadas: El Castañar y el Castañar del Duque, ruta de los Bosques del Ambroz o la ruta de montaña al Pinajarro. A unos 12km de Hervás se encuentra Segura de Toro y desde allí parte la ruta a los Castaños del Temblar, una ruta de senderismo preciosa que se puede hacer con niños.
(más información en: www.hervas.es)
Más rutas de senderismo señalizadas: El Castañar y el Castañar del Duque, ruta de los Bosques del Ambroz o la ruta de montaña al Pinajarro. A unos 12km de Hervás se encuentra Segura de Toro y desde allí parte la ruta a los Castaños del Temblar, una ruta de senderismo preciosa que se puede hacer con niños.
(más información en: www.hervas.es)
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