Retrato del siglo XVIII derivado del que pintó Wu Daozi en el siglo VII d.C. La imagen se conserva en la Biblioteca Nacional de París. 2...
Retrato del siglo XVIII derivado del que pintó Wu Daozi en el siglo VII d.C. La imagen se conserva en la Biblioteca Nacional de París. |
27 noviembre 2022.- Descendiente de una familia noble venida a menos, Confucio, al convertirse en funcionario del Estado de Lu, llevó vida propia de un miembro de la baja nobleza. Aprendió, así, las seis artes de los nobles: la ceremonia, la música, la arquería, la conducción de cuadrigas, la escritura y las matemáticas.
Lejos de ser un sabio sosegado y venerable, Confucio era un hombre de acción, experto en el manejo de caballos, en la caza y en la pesca. Él mismo se describía como alguien apasionado y entusiasta, capaz de perder el gusto por la carne tras oír una pieza de música antigua o gritar sin consuelo por la muerte de uno de sus discípulos.
Confucio nació en el año 551 a.C. cerca de la ciudad de Qufu, en el Estado de Lu. Era hijo de Kong Shuliang Ho, un alto mando del ejército de Lu, y de una joven que pertenecía a la familia Yan. El nombre de pila de Confucio era Kong Qiu, y una vez establecido como maestro pasó a ser conocido como Kong Fuzi, el maestro Kong.
“Confucio es la latinización de su nombre chino, que llegó a Europa de la mano del jesuita Matteo Ricci (1552-1610).”
Su infancia fue difícil. Confucio quedó huérfano siendo niño y hubo de desempeñar oficios manuales para sobrevivir. A los 19 años se casó con una joven que le dio pronto dos hijos. Por aquel entonces ingresó en la administración del Estado de Lu. Su encumbramiento llegó cuando fue nombrado ministro de Obras Públicas y, poco después, ministro de Justicia. Aunque Confucio podía asistir a algunas audiencias del príncipe de Lu, en realidad era un subordinado del primer ministro.
MATEO RICCI. Detalle de una pintura conservada en la catedral de Shangai |
Su infancia fue difícil. Confucio quedó huérfano siendo niño y hubo de desempeñar oficios manuales para sobrevivir. A los 19 años se casó con una joven que le dio pronto dos hijos. Por aquel entonces ingresó en la administración del Estado de Lu. Su encumbramiento llegó cuando fue nombrado ministro de Obras Públicas y, poco después, ministro de Justicia. Aunque Confucio podía asistir a algunas audiencias del príncipe de Lu, en realidad era un subordinado del primer ministro.
“Como funcionario, Confucio concibió la esperanza de llevar a cabo un amplio proyecto de reforma del Estado y de la sociedad”.
China vivía entonces el llamado período Chunqiu (”Primaveras y Otoños”, 722-481 a.C.), una época de inestabilidad marcada por el declive de la dinastía imperial de los Zhou, acosada por grupos tribales de la región occidental. Testigo del colapso de la civilización china, Confucio propugnó, desde el gobierno, una política dirigida a restablecer el orden y la armonía social. Su receta era sencilla: retornar a un gobierno que mostrase un escrupuloso respeto por los rituales heredados de las dinastías anteriores, como los Shang, en consonancia con las costumbres ancestrales que formaban el grueso de la cultura china.
China vivía entonces el llamado período Chunqiu (”Primaveras y Otoños”, 722-481 a.C.), una época de inestabilidad marcada por el declive de la dinastía imperial de los Zhou, acosada por grupos tribales de la región occidental. Testigo del colapso de la civilización china, Confucio propugnó, desde el gobierno, una política dirigida a restablecer el orden y la armonía social. Su receta era sencilla: retornar a un gobierno que mostrase un escrupuloso respeto por los rituales heredados de las dinastías anteriores, como los Shang, en consonancia con las costumbres ancestrales que formaban el grueso de la cultura china.
“La observancia del ritual era para Confucio una forma de mantener el orden cósmico”
El gobierno de un rey debía estar basado en la virtud y en la estricta observancia del ritual; sólo así podría haber armonía en la sociedad y el universo. Para el gran maestro, si un rey gobernaba desde la virtud, las leyes serían innecesarias porque los súbditos no se atreverían a ser deshonestos.
CRONOLOGÍA
Kongzi, el “Maestro Kong”, nació hace 2.500 años en una China fragmentada, donde numerosos reinos guerreaban entre sí. Se propuso restaurar el orden tomando como modelo a antiguos soberanos y educando a los hombres en la práctica de la virtud.
En 1045 a.C., la segunda dinastía histórica de China, la de los Shang, cayó derrotada en Muye ante las fuerzas de los rebeldes Zhou. Así nació la más longeva de las dinastías chinas, que perduró hasta 221 a.C., con capital al oeste de China. Para Confucio esa época fue modelo de buen gobierno, y sus tres primeros gobernantes han sido honrados durante milenios como los santos fundadores de la patria china. Fueron Wenwang, Wuwang y su hermano Zhougong.
Confucio nace en 551 a.C y en 531 a.C. empieza a ocupar cargos menores en el reino de Lu. En 518 a.C. se dirige a la capital de los Zou en Luoyang para estudiar los ritos y música. En 517 a.C. va al reino de Qi donde empieza a enseñar.
Los Zhou instalaron el culto a Tian, el Cielo, y una nueva teoría de legitimación del poder: el Mandato del Cielo. La formuló Zhouyong, tan admirado por Confucio. Según este principio, el gobernante lo es por mandato del Cielo, y por ello se convierte en Tianzi, Hijo del Cielo, el único que tiene derecho a ofrecer sacrificios a Tian. Este hecho confiere una base teocrática a la autoridad del soberano y lo envuelve con un gran prestigio. Pero también legitima la rebelión: si el soberano pierde su virtud moral y no cumple con sus deberes, su derrocamiento está justificado (así sucedió con los Shang, derribados por los Zhou). Y si los que acaban con él reciben el Mandato del Cielo, devienen gobernantes legítimos. Ésta sería la base ideológica de los cambios de poder en China durante los siguientes tres mil años.
El gobierno de un rey debía estar basado en la virtud y en la estricta observancia del ritual; sólo así podría haber armonía en la sociedad y el universo. Para el gran maestro, si un rey gobernaba desde la virtud, las leyes serían innecesarias porque los súbditos no se atreverían a ser deshonestos.
TRONO IMPERIAL en la sala de la Armonía Suprema de la Ciudad Prohibida de Pekín. En este recinto tenían lugar los exámenes imperiales para acceder al cargo de mandarín.
CRONOLOGÍA
Kongzi, el “Maestro Kong”, nació hace 2.500 años en una China fragmentada, donde numerosos reinos guerreaban entre sí. Se propuso restaurar el orden tomando como modelo a antiguos soberanos y educando a los hombres en la práctica de la virtud.
En 1045 a.C., la segunda dinastía histórica de China, la de los Shang, cayó derrotada en Muye ante las fuerzas de los rebeldes Zhou. Así nació la más longeva de las dinastías chinas, que perduró hasta 221 a.C., con capital al oeste de China. Para Confucio esa época fue modelo de buen gobierno, y sus tres primeros gobernantes han sido honrados durante milenios como los santos fundadores de la patria china. Fueron Wenwang, Wuwang y su hermano Zhougong.
Confucio nace en 551 a.C y en 531 a.C. empieza a ocupar cargos menores en el reino de Lu. En 518 a.C. se dirige a la capital de los Zou en Luoyang para estudiar los ritos y música. En 517 a.C. va al reino de Qi donde empieza a enseñar.
Los Zhou instalaron el culto a Tian, el Cielo, y una nueva teoría de legitimación del poder: el Mandato del Cielo. La formuló Zhouyong, tan admirado por Confucio. Según este principio, el gobernante lo es por mandato del Cielo, y por ello se convierte en Tianzi, Hijo del Cielo, el único que tiene derecho a ofrecer sacrificios a Tian. Este hecho confiere una base teocrática a la autoridad del soberano y lo envuelve con un gran prestigio. Pero también legitima la rebelión: si el soberano pierde su virtud moral y no cumple con sus deberes, su derrocamiento está justificado (así sucedió con los Shang, derribados por los Zhou). Y si los que acaban con él reciben el Mandato del Cielo, devienen gobernantes legítimos. Ésta sería la base ideológica de los cambios de poder en China durante los siguientes tres mil años.
UN ERUDITO VIAJERO
La insistencia de Confucio en la observancia de los ritos y sus rígidas exigencias morales hicieron de él una figura incómoda para los gobernantes del Estado de Lu. Sus propuestas políticas fueron sistemáticamente rechazadas.
Confucio decidió alejarse de Lu, su país natal. Tenía 54 años y corría el año 497 a.C. En los trece años siguientes viajó de un Estado a otro, en busca de un soberano que apreciara sus capacidades. Iba acompañado de una serie de discípulos que se distinguían por su excelente formación en especialidades tales como la diplomacia, economía, administración o defensa. Se ha llegado a pensar que su objetivo era crear un gabinete administrativo que le ayudara a gobernar algún territorio siguiendo el camino de la virtud.
La insistencia de Confucio en la observancia de los ritos y sus rígidas exigencias morales hicieron de él una figura incómoda para los gobernantes del Estado de Lu. Sus propuestas políticas fueron sistemáticamente rechazadas.
Confucio decidió alejarse de Lu, su país natal. Tenía 54 años y corría el año 497 a.C. En los trece años siguientes viajó de un Estado a otro, en busca de un soberano que apreciara sus capacidades. Iba acompañado de una serie de discípulos que se distinguían por su excelente formación en especialidades tales como la diplomacia, economía, administración o defensa. Se ha llegado a pensar que su objetivo era crear un gabinete administrativo que le ayudara a gobernar algún territorio siguiendo el camino de la virtud.
Sin embargo, Confucio no tuvo mucha fortuna en su búsqueda. En Wei tropezó con una princesa despótica; en Song trataron de matarlo derribando un árbol sobre él; y en Chen, él y sus amigos se quedaron sin provisiones.
En el curso de estos viajes, un hombre mayor le preguntó una vez: “¿Por qué eres tan inquieto? ¿Vas de un lado a otro para poner a prueba tus dotes de persuasión?”. Confucio lo negó: “Simplemente me preocupa que el mundo se empeñe en ser tan ignorante”. Al final renunció a la esperanza de influir en la política de su tiempo: “¿Por qué os preocupa que no tenga un cargo?
El mundo lleva viviendo mucho tiempo sin un comportamiento moral”, dijo una vez a sus amigos, a lo que añadió: “El cielo está a punto de utilizar a vuestro maestro como el badajo de madera de una campana de bronce”. Con esta imagen de la campana se refería a la misión que le importaba más, una misión filosófica y moral: la de despertar a sus contemporáneos a la auténtica vida moral.
UNA FILOSOFÍA IGUALITARIA
La doctrina de Confucio no se limitaba al respeto de los ritos tradicionales; también conllevaba una reflexión sobre la vida moral de toda persona, más allá de la jerarquía social. Para Confucio, el hombre noble no era aquel que había nacido en la nobleza, sino el que demostraba tener una conducta moral intachable, aprendida a través de la educación.
“Un hombre que no era ilustrado era un hombre ordinario, mientras que un hombre ordinario era noble si estaba moralmente cualificado.”
De esta forma, Confucio favorecía el ascenso social según los méritos de cada cual; los intelectuales tomarían el control del gobierno, cambiando la nobleza de sangre por la nobleza de la virtud. Esto explica la atracción que Confucio ejerció entre sus estudiantes y discípulos, que tenían orígenes sociales muy diversos. Todos ellos le daban el tratamiento de maestro, zi, y se llamaban a sí mismos sus discípulos, tu.
Confucio valoraba la conversación con ellos por encima de cualquier otra cosa. Decía: “No hablar con una persona capaz de absorber lo que uno dice equivale a desperdiciarla. Y hablar con alguien incapaz de asimilar los que decimos equivale a desperdiciar nuestras palabras”. La relación de Confucio con sus discípulos fue muy estrecha. Yan Hui fue sin duda el más apreciado; su temprana muerte trajo un gran desconsuelo al maestro, que gritó cuando supo su fallecimiento: “¡Ay de mí!. ¡El Cielo me está destruyendo!”.
Confucio regresó a su casa cuando tenía 68 años, en 484 a.C., y allí siguió enseñando a sus discípulos. Pero no dejó escrita ninguna obra; las Analectas fueron recogidos por generaciones de discípulos durante los setenta y cinco años posteriores a su muerte. Las aspiraciones políticas de Confucio nunca se tradujeron en hechos, y poco a poco dejó de verse en él a un político ilustrado, pasando a ser considerado un Sabio Supremo.
De esta manera, los emperadores chinos lograron neutralizar el poder subversivo de sus enseñanzas políticas y establecer un confucianismo edulcorado como base de su gobierno, que sobrevivió como “religión” de Estado hasta la abolición del Imperio en China, en el año 1912.
LA PIEDAD FILIAL es una de las ideas principales del pensamiento de Confucio. En esta pintura, del siglo XII, la transmite a sus discípulos.
Tras su muerte a los 73 años (497 a.C.), Confucio tuvo seguidores muy destacados, como Mencio, pero también críticos. Mozi, a finales del siglo V a.C., escribió un tratado contra los seguidores de Confucio donde afirmaba que “corrompen a la gente con sus ritos y músicas vistosas y engañan a los padres con lutos prolongados y una pena hipócrita... Son glotones y gandules... Viven como mendigos, se hartan como machos cabríos y caminan como cerdos castrados”.
Sea como fuere, durante largo tiempo, sus discípulos reunieron sus dichos o sentencias que fueron recopiladas en las Analectas (Lunyu). El jesuita Matteo Ricci introdujo las ideas de Confucio en Europa, donde fue muy admirado en el siglo XVIII.
EL "DAO" o Camino de Confucio
CONFUCIO, el sabio que quiso reformar China |
La meta de Confucio era una sociedad regida por la ética y que no necesitara de leyes para lograr la armonía social. La palanca decisiva para alcanzar la utopía era el estudio. “Estudiar, y llegado el momento oportuno, poner en práctica lo estudiado, ¿no es también una felicidad?”. Así empiezan las Conversaciones de Confucio y así es cómo quedó grabado para siempre en el ADN de los chinos la importancia del estudio para la promoción social.
LA MISIÓN DEL HOMBRE NOBLE
EN SU ORIGEN, la palabra junzi significaba “aristócrata”, pero Confucio le dio un sentido nuevo: la utilizó para designar a los hombres moralmente nobles, más allá de su condición social. La educación confuciana se orienta a formar al junzi: debe ser alguien que ame el bien común por encima de su beneficio personal, que cultive ideas propias y que tenga un comportamiento ejemplar (rasgos que se corresponden con el prototipo de funcionario ideal en China durante dos mil años). La definición de estas cualidades personales es un tema central de las Conversaciones de Confucio, para quien la educación tiene una justificación última: reformar el Estado gracias a la recuperación de las virtudes que supuestamente habían alentado el gobierno a comienzos de la dinastía Zhou (hacia 1045 a.C.), una época que Confucio consideraba ejemplar.
LA MISIÓN DEL HOMBRE NOBLE
EN SU ORIGEN, la palabra junzi significaba “aristócrata”, pero Confucio le dio un sentido nuevo: la utilizó para designar a los hombres moralmente nobles, más allá de su condición social. La educación confuciana se orienta a formar al junzi: debe ser alguien que ame el bien común por encima de su beneficio personal, que cultive ideas propias y que tenga un comportamiento ejemplar (rasgos que se corresponden con el prototipo de funcionario ideal en China durante dos mil años). La definición de estas cualidades personales es un tema central de las Conversaciones de Confucio, para quien la educación tiene una justificación última: reformar el Estado gracias a la recuperación de las virtudes que supuestamente habían alentado el gobierno a comienzos de la dinastía Zhou (hacia 1045 a.C.), una época que Confucio consideraba ejemplar.
Para Confucio, el Camino se había realizado quinientos años atrás, en la época de la dinastía de los Zhou, ejemplo de gobernantes. En este sentido, el Camino es una utopía retrospectiva, puesto que no sitúa el Camino en un paraíso futuro, sino en una realidad, en una antigua edad de oro. La realización del Camino es el resultado de la práctica de unas virtudes esenciales que definen al junzi, el hombre noble: xiao, el amor filial; ren, la humanidad, y li, la conducta ritual adecuada.
Xiao (amor filial)
Se trata de un amor filial anclado en las prácticas más antiguas del culto a los antepasados, y corresponde sobre todo a la obligación de los hijos de cuidar a los padres. Su importancia radica en que el amor filial, que descansa en el respeto profundo a la jerarquía dentro de la familia (respeto de los hijos a los padres, del hermano menor al mayor, de la esposa al marido), educa al individuo para comportarse en sociedad, donde reinan otras jerarquías.
Ren (humanidad)
Es la virtud más importante: el comportamiento ideal que una persona debería tener para con los demás. Dice Confucio que "la humanidad consiste en el amor a los hombres", lo que pasa por fijarse unos objetivos nobles en la vida: "Si deseas rango y honores, ayuda a los demás a tener rango y honores; si quieres triunfar, ayuda a los demás a triunfar. Ser humano significa tomar los sentimientos personales de uno mismo como guía".
Li (ritual)
En principio, esta palabra se refiere a las ceremonias religiosas, como los sacrificios del culto a los antepasados. Pero, en un sentido más amplio, todas las ceremonias y formas convencionales de relación entre los hombres se llaman li, de ahí que esta palabra pase a significar, de hecho, el conjunto de las reglas de comportamiento externo, o simplemente lo que es correcto. Por ello, según el contexto, también se puede traducir por "cortesía" o "etiqueta".
PARA SABER MÁS
- El auténtico Confucio. Annping Chin. Península Ed., Barcelona, 2007.
- Lunyu (reflexiones y enseñanzas). Confucio. Trad. de Anne-Heléne Suárez. Kairós Ed., Barcelona, 1997.
- CONFUCIO, la lucha de un sabio contra la tiranía. Verónica Walker. Historia National Geographic, nº 94.
- La construcción de China. Dolors Folch, Barcelona 2002; Los cuatro libros. Confucio (ed. J. Pérez Arroyo), Barcelona 2002.
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