Imagen: Ayuntamiento de Coslada 17 febrero 2023. Esta semana hemos sabido que la UE prohibirá la venta de vehículos que contaminen a parti...
17 febrero 2023. Esta semana hemos sabido que la UE prohibirá la venta de vehículos que contaminen a partir de 2030 (híbridos incluidos). También observamos cómo los ayuntamientos ponen en marcha ZBEs (Zonas de Bajas Emisiones) por las que sólo podrán circular vehículos de residentes (aunque sean contaminantes), y que debemos aprender a montar en bici porque este "vehículo" se va a convertir en el futuro transporte privado en las ciudades.
Y todo ello, se anuncia a bombo y platillo como si no afectase al común de los ciudadanos. No solo eso, a aquellos que tienen vehículos que contaminan (gasolina, diésel) se les OBLIGA a usar el transporte público ya que no podrán acceder con sus propios vehículos a las ciudades aunque los necesiten para ir o realizar su trabajo.
Todo es un disparate máxime cuando el acceso a un vehículo eléctrico es prohibitivo en precio y porque esas mismas autoridades no nos han dicho cómo (y a qué precio) se cargarán de forma segura nuestros vehículos estacionados habitualmente en las calles (no todos tenemos un chalé privado aunque vivamos fuera de las grandes urbes).
Es como intentar meternos en un calzado donde nuestros pies no caben. A la fuerza, sin pensar en el daño que causaría tal presión.
Y eso es lo que me temo puede suceder. Que la gente para la que se gobierna simplemente se plante y diga NO: "Yo sigo usando mi viejo coche que contamina porque no tengo mejor alternativa".
Sería bueno que las autoridades competentes se "pongan las pilas" pues el rechazo puede ser mayúsculo y los votos van a parar a aquél que mejor sabe posicionarse. Porque el "cambio climático" podrá ser una realidad (o no), pero al común de los mortales no parece preocuparle demasiado. Desde luego, no está en el TOP 10 de sus preocupaciones.
Y todo, sin saber si la tecnología de las baterías eléctricas va a ser la "solución final". Porque también se habla del hidrógeno, de los biocombustibles, de los coches solares. En fin, muchas dudas como para arriesgar una inversión importante en un activo de dudoso futuro.
Tampoco nos explican cómo piensan armonizar una circulación compartida y respetuosa entre turismos y bicicletas en los viales públicos de las ciudades, ya que las aceras están reservadas a los peatones (¿o no?).
Y si el drástico cambio que nos anuncian va acompañado de la pérdida de miles de puestos de trabajo, pues peor. Ya pueden los gobernantes tener bien preparado su "relato" porque lo van a necesitar.
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