Los principales patrocinadores del lobby del combustible electrónico, la industria petrolera, buscan descarrilar la electrificación masiva...
31 marzo 2023.- Tras de semanas de incertidumbre, la saga de los combustibles electrónicos ha terminado. Aunque la industria de automoción se apresuró a declarar la victoria, en realidad se adoptó el objetivo de cero emisiones al 100 % sin cambios. A los motores de combustión se les arrojó un salvavidas muy débil, en función de una serie de nuevos actos jurídicos. Incluso si se crea una excepción, los combustibles electrónicos no serán rival para los vehículos eléctricos.
Pero eso es sólo la mitad de la historia. Los patrocinadores del lobby del combustible electrónico, principalmente la industria petrolera, no buscan una competencia justa entre los combustibles electrónicos y los vehículos eléctricos: buscan descarrilar la electrificación masiva.
El origen de la saga de los e-fuels se remonta a la era post-Dieselgate. Antes de 2015, la industria petrolera no se había preocupado mucho por los estándares de CO2 de Europa. Luego, el Dieselgate, el Acuerdo de París y el auge de los vehículos eléctricos lo cambiaron todo. Los vehículos eléctricos son una amenaza mortal para las grandes petroleras: una vez que los automóviles se vuelven eléctricos, las camionetas y los camiones los seguirán, y la mitad de la demanda de petróleo se evapora. Por eso, desde 2016, el lobby petrolero en Europa ha intensificado su promoción de "combustibles limpios" como alternativa a los vehículos eléctricos.
Desde el Acuerdo de París, el consenso en Europa es que el cambio climático es real y debe abordarse. Entonces, a diferencia de los EE.UU., el complejo de combustibles para automóviles no puede simplemente proponer quedarse con el diésel y la gasolina. Sus propuestas necesitan una apariencia de credibilidad climática. En 2016, los reguladores de la UE estaban profundamente desilusionados con los biocombustibles; recuerde, el 50 % del biodiésel era aceite de palma. Así es como los e-fuels, una vieja idea, recién promovida por Audi como un proyecto de I+D y relaciones públicas de nicho , saltó a la palestra.
Mucho se ha dicho acerca de la absoluta estupidez de convertir los escasos electrones verdes en hidrógeno, luego combinarlo con CO2 extraído de la atmósfera para finalmente quemarlo en motores de gasolina ineficientes. El ahora famoso gráfico de T&E muestra la increíblemente baja eficiencia de los combustibles electrónicos. Solo tienen sentido para los aviones, que no tienen alternativa a la descarbonización. Entonces, sí, los combustibles electrónicos son combustibles de fantasía para automóviles, por lo que la industria del petróleo y los motores de combustión no están invirtiendo en ellos. No son idiotas.
Un avance rápido hasta 2019 cuando la UE lanzó el Green Deal. Para entonces, compañías como Volkswagen, Mercedes y Audi se habían comprometido con la electrificación, y las compañías petroleras conscientes de la marca (Shell, BP, Total) no querían ser vistas atacando una de las leyes climáticas centrales de Europa. Entonces se creó un nuevo grupo, uno que podría quitarse los guantes: eFuel Alliance. Como concluiría cualquier observador objetivo, una 'alianza' creada por la industria petrolera, y respaldada por empresas como Exxon, Eni y los proveedores de automóviles más retrógrados, es poco más que césped artificial. The Guardian lo explica bien.
Los patrocinadores de E-fuel luego procedieron a lanzar lo que parece ser una impresionante campaña de desinformación corporativa. Según la ONG de transparencia LobbyControl, la federación alemana de la industria petrolera ( Uniti , también fundadora de la alianza eFuel) creó una falsa "campaña de base" (efuelsforfuture), con una agencia de relaciones públicas de Berlín organizando "manifestaciones" a favor de los combustibles electrónicos y colocando pancartas en gasolineras.
A pesar de todo esto, los legisladores de la UE rechazaron la estratagema de Big Oil y aprobaron el estándar de CO2 para automóviles.
Fue entonces cuando la banda de e-fuel jugó su carta de triunfo. Descaradamente pro coches rápidos y grandes motores, los ordoliberales alemanes estaban bajos en las encuestas y buscaban pelea. Con el amable permiso del canciller Scholz, el ministro de Transporte Wissing se embarcó en una verdadera estampida y se unió a la extrema derecha italiana para descarrilar un acuerdo que Alemania ya había consentido.
Se podría decir que el daño es limitado. No habrá más que un puñado de automóviles que funcionen con combustibles 100 % sintéticos en 2035. Y si el Porsche 911 se puede comprar como un automóvil 100 % de combustible electrónico en 2035, ¿a quién le importa?.
Pero la industria petrolera ahora ha incumplido los estándares de CO2 de los automóviles, que siempre se habían centrado en los motores limpios, no en los combustibles que se regulan por separado. Buscarán extender la etiqueta de "climáticamente neutral" a todas las soluciones ecológicas falsas, incluidos los biocombustibles, e impulsarán un esquema de crédito opaco para que en realidad no tengan que garantizar que los automóviles funcionen con 100% de combustibles electrónicos.
Es decir, si se mantiene el actual consenso a favor del clima. Algunas de las corporaciones detrás de la saga de los combustibles electrónicos están negando el cambio climático fuera de Europa. Dada la mínima oportunidad, romperán el Acuerdo Verde de la UE y los estándares de CO2 de los automóviles de la UE, tal como lo hicieron con el legado climático de Obama cuando Trump llegó al poder.
Algunos dicen que la electrificación ganará de todos modos. Y lo hará. La pregunta ahora es a qué velocidad y la escala. El juego de la industria petrolera es ralentizar las cosas en Europa y aumentar la demanda de combustibles fósiles en otros lugares. El objetivo final es garantizar que el auge de los vehículos eléctricos sea tan rápido y completo, que los vehículos eléctricos sean asequibles para todos, dentro y fuera de Europa, y así eliminar los mercados nuevos y existentes de los magnates del petróleo.
Este no es un tipo de juego al que estamos jugando. Como lo expuso muy claramente el IPCC, el futuro de nuestro planeta y de nuestros hijos requiere que abandonemos el petróleo, el carbón y el gas a una velocidad vertiginosa. Eso es exactamente en lo que deberíamos comprometernos los ciudadanos en los próximos años.
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