Las instituciones universitarias españolas no admitían a mujeres, pero María Isidra de Guzmán consiguió su título con tan solo 17 años. Gr...
27 mayo 2023.- María Isidra de GuzmánEnlace externo, se abre en ventana nueva, más conocida como «la Doctora de Alcalá». Hija de Diego Ventura Guzmán Fernández de CórdobaEnlace externo, se abre en ventana nueva, marqués de Aguilar de Campoo y de María Isidra de la CerdaEnlace externo, se abre en ventana nueva, duquesa de Nájera, fue la primera mujer en alcanzar el grado de doctora en España. De Guzmán tuvo que superar ejercicios de griego, latín, francés, italiano, español, retórica, mitología, geometría, geografía, filosofía en general, lógica, ontosofía, teosofía, psicología, física en general, física en particular, tratado sobre los animales, tratado sobre los vegetales, sistemas del orbe, esfera armilar y ética. Todos ellos examinados de manera oral, lo cual significa que María Isidra era capaz de expresarse con fluidez en las cinco lenguas mencionadas.
En el siglo XVIII el debate sobre la condición femenina y la educación de las mujeres había estado presente en los escritos de los IlustradosEnlace externo, se abre en ventana nueva. Así, la obra del padre FeijooEnlace externo, se abre en ventana nueva “En defensa de las mujeres” señalaba cómo la falta de educación impedía a éstas el desarrollo pleno de sus cualidades. Según el historiador Modesto Lafuente María poseía “el privilegiado talento y la extraordinaria instrucción de una dama ilustre, de público y reconocido mérito literario.” Se convertía así en la primera mujer en obtener cualquiera de los dos títulos universitarios. Tuvieron que pasar casi 100 años para que otra mujer lo hiciera de nuevo; fue en 1882 cuando María Castells Ballespí se doctoró en medicina.
CampomanesEnlace externo, se abre en ventana nueva, por su parte, consideró que las órdenes religiosas femeninas podían cumplir un papel destacado en la formación de las mujeres. No obstante esta defensa por parte de los ilustrados, la educación de la mujer estuvo dirigida al cumplimiento de las tareas propias de su sexo y no tanto al desarrollo de las ambiciones intelectuales de éstas.
Consiguió convertirse en la primera mujer doctorada en España en Filosofía y Letras Humanas y en la primera académica honoraria de la lengua
María Isidra de GuzmánEnlace externo, se abre en ventana nueva fue, sin duda, una excepción dentro de su género, pero cumplía con una serie de rasgos que facilitaron su camino académico. Su cuna y linaje la hicieron merecedora de una esmerada educación, que corrió a cargo de su preceptor Antonio de Almarza, y que abarcó disciplinas como la Filosofía y las Bellas Artes, así como un profundo conocimiento de idiomas. En las biografías sobre el personaje, como la que hizo Margarita NelkenEnlace externo, se abre en ventana nueva al hilo de su obra "Las escritoras españolas", se suele incidir en que fue el especial deseo del rey Carlos III, quien tenía en gran consideración a los padres de María Isidra, el que permitió que la dama alcanzase el grado de doctora. El acto de defensa de su tesis, centrada en el capítulo tercero del libro “De anima” de Aristóteles, se produjo en la Universidad de AlcaláEnlace externo, se abre en ventana nueva el 4 de junio de 1785.
Sus méritos y su destacada fama como figura intelectual le valieron ser la primera integrante femenina de la Real Sociedad Vascongada de Amigos del País y la primera socia de mérito de la Sociedad Económica Matritense en 1786. Foto: CCEste hecho la hizo merecedora de otros honores como su admisión como socia de honor en la Sociedad matritense de Amigos del PaísEnlace externo, se abre en ventana nueva, abriendo así el camino para que otras mujeres, como fue el caso de la condesa de BenaventeEnlace externo, se abre en ventana nueva, participasen de estos foros ilustrados. Una de las defensas más encendidas sobre la presencia femenina en las Sociedades de Amigos la hizo Josefa Amar y BorbónEnlace externo, se abre en ventana nueva, precisamente con motivo de su entrada en la Matritense.
La joven llevó a cabo los cursos correspondientes y se presentó al examen de grado que se celebró en junio de 1785, cuyo texto con las pruebas también se conserva.
Un año después, por Real Orden de 27 de agosto de 1787, se creaba la Junta de Damas de Honor y MéritoEnlace externo, se abre en ventana nueva, vinculada a la Sociedad Económica de Amigos del País y que contó con el patrocinio y la presencia de las mujeres de la Familia Real. Sus objetivos, perfectamente alineados con las ideas ilustradas, incluían el fomento de la educación de las mujeres, sus buenas costumbres y el amor al trabajo. Pero más allá del plano de las intenciones, asumieron algunas funciones de relevancia como la dirección de la Inclusa de Niños de MadridEnlace externo, se abre en ventana nueva.
Además de pertenecer a estas dos instituciones, hubo otra que admitió a Isidra de manera honorífica. Nos referimos a la Real Academia EspañolaEnlace externo, se abre en ventana nueva, que, en el mismo año de su defensa de la tesis la admitió entre sus filas. La doctora de Alcalá mostró una vez más que era una excepción para una institución que, hasta 1978, no incorporó de manera efectiva a una académica de número. En ese año Carmen Conde AbellánEnlace externo, se abre en ventana nueva pudo ocupar el sillón «K» de la institución, siendo la primera mujer reconocida plenamente para ello. Por el camino habían quedado otras, como Emilia Pardo BazánEnlace externo, se abre en ventana nueva o María MolinerEnlace externo, se abre en ventana nueva cuyo desempeño por las letras españoles fue más que notable, pero no mereció ese reconocimiento.
Se casó en septiembre de 1789 -pocos meses después de la muerte de Carlos III y de la Toma de la Bastilla- con un miembro importante de la nobleza española y portuguesa, más joven que ella y menos integrado en el ámbito cultural. Su matrimonio con Rafael Alfonso de Sousa parece haber cortado una carrera que adivinaba prometedora. Poco después de la ceremonia de enlace, rechazaba por ejemplo formar parte de una comisión creada por la Universidad de Alcalá para felicitar al nuevo rey, Carlos IV.
Se trasladaron a Córdoba y tuvieron cuatro hijos. Desde entonces, el ambiente político en España se enrareció y la realidad se complicó para todos aquellos afines a la revuelta francesa. Muchos eran antiguos amigos y protectores de María Isidra, por lo cual, la ahora madre de familia numerosa optó por concentrarse en su esfera personal.
Su muerte prematura a los 35 años detuvo lo que podría haber sido una carrera de éxitos, más si cabe todavía. Porque si bien es cierto que María Isidra rompió todos los moldes y esquemas que limitaban su avance en la enseñanza, no se conserva ninguna obra suya de gran relevancia. Fue muy precoz en sus logros universitarios pero con la vida matrimonial y la maternidad hizo un alto en su carrera profesional. Quién sabe si la vida de la Doctora de Alcalá hubiese sido más larga también sería más recordada.
Su juventud y la intermediación de Carlos III para allanar el acceso al título de doctora han dado pie a todo tipo de interpretaciones. Algunas sostienen que el monarca jugó un papel clave atendiendo a sus propios objetivos. Otras, reivindican el talento de la joven madrileña. Los primeros se apoyan, por ejemplo, en el boato y el tremendo alcance social que acompañó a la designación de María Isidra como doctora. Los segundos se apoyan en testimonios como el de su profesor, Almarza, quien desde muy pronto dejó constancia del inusitado potencial de su pupila. Como apuntaba ya en 1985 José Carlos Canalda, lo más probable es que la realidad se sitúe en un punto equidistante entre ambas posturas. Carlos III jugó un papel clave persiguiendo sus metas, pero así como sería absurdo negar su implicación, lo sería omitir el talento de la joven.
Para saber más:
COMENTARIOS