microbioma, entérico
30 mayo 2023.- Nuestro cuerpo es el hogar de billones de microbios, una suerte de bacterias, hongos y protozoos que inician su desarrollo cuando nacemos y es una colección única en cada ser humano. Estos microorganismos se comunican con nuestro cerebro para regular funciones corporales y para influir incluso en nuestro estado anímico, así como sobre condiciones crónicas, tales como la ansiedad, mediante pasillos químicos conocidos como el eje cerebro-intestino.
Ahora estamos aprendiendo la importancia que tienen sobre nuestra salud. Así, por ejemplo, la bacteria E. coli es la responsable de la contaminación alimentaria, pero la mayoría de las cepas son beneficiosas, ya que producen vitaminas esenciales, como la B12 y la vitamina K, y rechazan a otras bacterias que causan enfermedades.
Microbios en nuestro organismo (aprox.)*. Intestino grueso: 38 billones; Intestino delgado: 40 millones; Placa dental: 1 billón; Piel: 180 millones; Saliva: 100 millones; Estómago: 9 millones
1. VÍA TORRENTE SANGUÍNEO Y NERVIOS
Sustancias químicas liberadas por los microbios en nervios o torrente sanguíneo afectan a áreas del cerebro relacionadas con la memoria. Estos químicos en el flujo sanguíneo pueden también influir en el sistema límbico, una zona del cerebro que procesa las emociones, el estrés y los cambios en nuestro estado anímico.
2. A TRAVÉS DEL NERVIO VAGO
Las neuronas sensoriales reciben señales químicas desde nuestra microbiota y establecen comunicación entre el intestino y el cerebro. El cerebro devuelve señales que alteran funciones, tales como mitigando una respuesta inflamatoria para hacer que el intestino siga funcionando incluso si la persona está enferma.
3. USANDO EL “SEGUNDO” CEREBRO
Los microbios pueden “bypasear” toda comunicación con el cerebro y actuar directamente sobre el sistema nervioso entérico, una compleja red neuronal en el tracto digestivo conocido como “segundo cerebro”, para influir de forma independiente sobre movimientos y secreciones intestinales.
AMIGOS Y ENEMIGOS
Los microbios en la mucosa son beneficiosos, pero aquellos que flotan libremente en el intestino tienden a buscar su propia supervivencia, en ocasiones en detrimento nuestro, en especial si son parásitos dañinos.
Además de los trasplantes fecales, los científicos están estudiando otros métodos de manipular nuestro microbioma, incluyendo prebióticos, probióticos y cambios en la dieta o el ejercicio físico que puedan alterar el “mix” de microbios en el tracto digestivo. Además, el desarrollo de microbiota a través de fármacos está en fase de investigación, junto con nuevos probióticos que restauren el equilibrio microbiano.
1. NECESITAMOS UN IMPULSO INMUNITARIO
La alteración microbiana en el revestimiento intestinal puede detectarse mediante células de mensajería inmune (también conocidas como dendríticas). A continuación, pueden activar otras células inmunes o informar al cerebro de algún tipo de riesgo.
2. DEJA EL CUBIERTO
Los científicos sospechan que los microbios usan las células entero-endocrinas para liberar químicos que informen al hipotálamo (el área del cerebro que mantiene en equilibrio nuestro cuerpo), para decirnos que hemos comido ya lo suficiente (”que estamos llenos”).
3. ESTAMOS HERIDOS O NOS SENTIMOS FELICES
Los microbios pueden activar las células enterocromafines, que son las que mantienen la mayoría de los “químicos de la felicidad” (la serotonina), informando al cerebro, influenciando percepciones de dolor y también de buen estado de ánimo.
Fuentes: UCLA Division of Digestive Diseases; Stephen Collins, McMaster University; NGM Staff & Intervoke
Microbios en nuestro organismo (aprox.)*. Intestino grueso: 38 billones; Intestino delgado: 40 millones; Placa dental: 1 billón; Piel: 180 millones; Saliva: 100 millones; Estómago: 9 millones
CÓMO SE COMUNICAN
1. VÍA TORRENTE SANGUÍNEO Y NERVIOS
Sustancias químicas liberadas por los microbios en nervios o torrente sanguíneo afectan a áreas del cerebro relacionadas con la memoria. Estos químicos en el flujo sanguíneo pueden también influir en el sistema límbico, una zona del cerebro que procesa las emociones, el estrés y los cambios en nuestro estado anímico.
2. A TRAVÉS DEL NERVIO VAGO
Las neuronas sensoriales reciben señales químicas desde nuestra microbiota y establecen comunicación entre el intestino y el cerebro. El cerebro devuelve señales que alteran funciones, tales como mitigando una respuesta inflamatoria para hacer que el intestino siga funcionando incluso si la persona está enferma.
3. USANDO EL “SEGUNDO” CEREBRO
Los microbios pueden “bypasear” toda comunicación con el cerebro y actuar directamente sobre el sistema nervioso entérico, una compleja red neuronal en el tracto digestivo conocido como “segundo cerebro”, para influir de forma independiente sobre movimientos y secreciones intestinales.
*Basado en una mujer de 20-30 años, con un peso de 70Kg.
AMIGOS Y ENEMIGOS
Los microbios en la mucosa son beneficiosos, pero aquellos que flotan libremente en el intestino tienden a buscar su propia supervivencia, en ocasiones en detrimento nuestro, en especial si son parásitos dañinos.
Además de los trasplantes fecales, los científicos están estudiando otros métodos de manipular nuestro microbioma, incluyendo prebióticos, probióticos y cambios en la dieta o el ejercicio físico que puedan alterar el “mix” de microbios en el tracto digestivo. Además, el desarrollo de microbiota a través de fármacos está en fase de investigación, junto con nuevos probióticos que restauren el equilibrio microbiano.
QUÉ INFORMACIÓN NOS TRANSMITE LA MICROBIOTA
1. NECESITAMOS UN IMPULSO INMUNITARIO
La alteración microbiana en el revestimiento intestinal puede detectarse mediante células de mensajería inmune (también conocidas como dendríticas). A continuación, pueden activar otras células inmunes o informar al cerebro de algún tipo de riesgo.
2. DEJA EL CUBIERTO
Los científicos sospechan que los microbios usan las células entero-endocrinas para liberar químicos que informen al hipotálamo (el área del cerebro que mantiene en equilibrio nuestro cuerpo), para decirnos que hemos comido ya lo suficiente (”que estamos llenos”).
3. ESTAMOS HERIDOS O NOS SENTIMOS FELICES
Los microbios pueden activar las células enterocromafines, que son las que mantienen la mayoría de los “químicos de la felicidad” (la serotonina), informando al cerebro, influenciando percepciones de dolor y también de buen estado de ánimo.
Fuentes: UCLA Division of Digestive Diseases; Stephen Collins, McMaster University; NGM Staff & Intervoke
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