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SALUD. Acerca de la enfermedad del hígado graso no alcohólico

0 0 miércoles, 24 de enero de 2024

Acerca de la enfermedad del hígado graso no alcohólico

24 enero 2024.- El hígado es el órgano más grande de nuestro cuerpo. Algunas de sus funciones son ayudar a digerir lo que comemos, almacenar energía y eliminar toxinas. El hígado siempre tiene cierta cantidad de grasa, pero si se acumula puede provocar la enfermedad del hígado graso.

Se considera que puede hablarse de esta patología cuando más del cinco por ciento del tejido del hígado es grasa.

Hay dos tipos principales de enfermedad del hígado graso:

Enfermedad del hígado graso no alcohólico.
Enfermedad del hígado graso por alcohol.

¿Qué es la enfermedad del hígado graso no alcohólico?

Es un tipo de hígado graso que no tiene relación con el consumo de alcohol. A su vez, puede ser:

Hígado graso simple: en este caso, hay grasa en el hígado, pero escaso o ningún daño en las células del hígado, al igual que con la inflamación, que puede haber poca o ninguna. Este tipo no suele evolucionar a cuadros más graves.
Esteatosis hepática no alcohólica: en esta, además de haber grasa en el hígado, hay inflamación y daño hepático. Puede evolucionar a afecciones más graves como cirrosis o cáncer de hígado.

Causas de la enfermedad del hígado graso no alcohólico

Las causas de la enfermedad del hígado graso no alcohólico no están claras, pero se sabe que ciertas afecciones pueden resultar un factor de riesgo y que también puede influir la genética. Entre las afecciones que pueden aumentar el riesgo de desarrollar esta patología se encuentran:

Sobrepeso y obesidad.
Resistencia a la insulina.
Diabetes tipo 2.
Niveles altos de colesterol y triglicéridos en sangre.
Presión arterial alta.
Síndrome metabólico.
Apnea del sueño.
Síndrome del ovario poliquístico.
Hipotiroidismo.
Hipopituitarismo (actividad de la glándula pituitaria disminuida).
Pérdida rápida de peso.
Padecer hepatitis C.
Exposición a ciertos medicamentos, toxinas o drogas.

Síntomas de la enfermedad del hígado graso no alcohólico

La mayoría de las veces, esta patología no causa signos ni síntomas. Es por ello, que se la considera una enfermedad silenciosa.

Cuando se presentan síntomas, estos suelen ser:

Cansancio o fatiga.
Dolor en la parte superior derecha del abdomen.
Pérdida de apetito.
Malestar general.
Vómitos.
Pérdida de peso.

Si la enfermedad se encuentra en un estado más avanzado, como la cirrosis, podría presentarse:

Hinchazón abdominal.
Vasos sanguíneos dilatados, visibles justo debajo de la piel.
Bazo agrandado.
Palmas de las manos rojas.
Piel y ojos de color amarillento (ictericia).

Tratamiento de la enfermedad del hígado graso no alcohólico

En la actualidad, no se dispone de medicamentos concretos para tratar esta patología. La recomendación de los médicos es perder peso de forma gradual (en caso de tener sobrepeso), ya que así se pueden reducir la grasa, la inflamación y la fibrosis (cicatrización del tejido) en el hígado. En concreto, se estima que es necesario perder entre un 7 y un 10 por ciento del peso corporal para lograr una mejoría significativa.

Cuando se sospecha que la enfermedad ha sido causada por la toma de un medicamento, el médico valorará la situación de salud, pudiendo recomendar reducir gradualmente la dosis, cambiar de fármaco o suspender la toma del mismo.

Prevención de la enfermedad del hígado graso no alcohólico

Hacer algunos cambios en el estilo de vida puede ayudar en la prevención de esta patología, como pueden ser:

Llevar una alimentación saludable, rica en frutas, verduras y cereales integrales. Limitar el consumo de azúcares, grasas saturadas y sal, y controlar las porciones.
Practicar ejercicio físico con regularidad.
Mantener un peso saludable.
Controlar afecciones como la diabetes o niveles altos de colesterol en sangre.
Evitar el consumo de alcohol.
Vacunarse contra la hepatitis A y B, la gripe y la enfermedad neumocócica. En caso de hígado graso junto con hepatitis A y/o B, puede aumentar la probabilidad de insuficiencia hepática. Además, las personas con enfermedad hepática crónica son más propensas a contraer enfermedades, por lo que la vacunación frente a la gripe y el neumococo es importante.