HISTORIA. Las "guerras floridas" de los aztecas: batallas rituales para para obtener sacrificios humanos

Las "guerras floridas" de los aztecas: batallas rituales para para obtener sacrificios humanos

 

Las Guerras de las Flores fueron libradas por soldados nobles que utilizaban armas de combate cuerpo a cuerpo. Imagen: Mabarlabin – CC BY-SA 3.0

Las guerras de las flores eran batallas semi-rituales libradas entre miembros de la Triple Alianza Azteca y las ciudades-estado circundantes, en las que los participantes seguían un estricto conjunto de convenciones en sitios sagrados conocidos como cuauhtlalli o yaotlalli.

17 febrero 2024.- La mayor parte de lo que sabemos sobre las "guerras floridas" o "Guerras de las Flores", proviene de los pocos códices que sobrevivieron a la conquista española y de relatos registrados en los primeros textos hispanos de los conquistadores.

Conocidas como xochiyaoyotl , o " Guerras de las Flores ", se cree que estas escaramuzas ritualizadas se llevaron a cabo para asegurar un suministro continuo de sacrificios humanos para apaciguar a los hambrientos dioses mesoamericanos, aunque los estudiosos siguen divididos sobre la función que desempeñaban en la vida antigua.

Las batallas no tuvieron nada que ver con las flores, aunque se dice que aquellos que apaciguaron a los dioses muriendo obedientemente en el xochiyaoyotl tuvieron una “muerte florida”.

Según el relato más antiguo sobre el origen de las Guerras de las Flores , que proviene de un noble texcocano llamado Ixtlilxochitl, la idea surgió después de cuatro años sucesivos de malas cosechas, que resultaron en una hambruna catastrófica en 1454. Ixtlilxochitl explicó que “los sacerdotes. . . de México [Tenochtitlán] decía que los dioses estaban enojados con el imperio, y que para aplacarlos era necesario sacrificar muchos hombres, y que esto debía hacerse con regularidad”.

Las flores tenían un significado particular para el dios Xochipilli, patrón del arte, la belleza y los juegos, así como para el dios de la guerra Huitzilopochtli. Por lo tanto, las Guerras de las Flores simbolizaron tanto el cultivo de la habilidad marcial como la búsqueda de la realización espiritual.

Poco después, a un señor tlaxcalteca llamado Xicotencatl se le atribuye haber sugerido que se organizaran guerras con el propósito expreso de capturar enemigos para utilizarlos como sacrificios humanos. Supuestamente, Xicoténcatl vendió la idea a los distintos reinos en conflicto explicando que los soldados cautivos “sería muy aceptable para ellos [los dioses] como alimento, ya que estaban calientes y frescos”.

Estas guerras se desarrollaron de forma intermitente desde mediados de la década de 1450 hasta la llegada de los españoles en 1519, en la que guerreros de Tenochtitlán (la capital azteca), Texcoco, Tlaxcala, Cholula y Huejotzingo acordaron participar por varios motivos estratégicos y propósitos rituales. 

Los historiadores creen que los aztecas utilizaron las "guerras floridas" para proporcionar entrenamiento militar a sus guerreros y para probar la fuerza y destreza de las fuerzas contendientes con el objetivo de que los aztecas pudieran derrotarlos o intimidarlos, y, así, forzar un cambio de lealtad, especialmente en situaciones en las que los aztecas no podían derrotar a los estados enemigos utilizando la guerra convencional.

Imagen: Mabarlabin – CC BY-SA 3.0

Las guerras también se utilizaron para obtener sacrificios humanos para apaciguar los apetitos del panteón de dioses aztecas, que pueden haberse originado en períodos de malas cosechas y sequías y hambrunas severas, que requerían sacrificios humanos para traer lluvias y una buena cosecha.

Guerreros seleccionados de la nobleza y las clases bajas de cada ciudad-estado señalarían el inicio de las guerras de las flores quemando una gran pira. En lugar de utilizar armas de largo alcance, los guerreros demostraban sus habilidades de combate individuales utilizando armas de combate cuerpo a cuerpo como el macuahuitl, un garrote de madera con varias hojas de obsidiana incrustadas.

Durante las Guerras de las Flores, los guerreros intentaban someter a sus adversarios y tomarlos cautivos, a menudo golpeándolos con el lado romo de sus armas o enredándolos en una red especialmente diseñada llamada chimalli. Luego, los cautivos serían escoltados de regreso a la ciudad-estado victoriosa, donde serían retenidos en preparación para las ceremonias de sacrificio.

La captura y posterior sacrificio de guerreros durante las Guerras de las Flores tuvo una gran importancia religiosa y social para los aztecas.

Los guerreros capturados se consideraban premios valiosos, ya que estaban destinados a ser ofrecidos a los dioses en ceremonias rituales destinadas a mantener el equilibrio cósmico y asegurar el favor de los dioses.

Los aztecas consideraban más noble morir durante las guerras floridas que morir en una guerra típica. Esto se puede ver en la palabra "xochimiquiztli", que se traduce como “muerte florida, muerte dichosa, muerte afortunada”.

Además, los aztecas creían que aquellos que murieran en una guerra florida serían transportados al reino de Huitzilopochtli, el dios supremo del sol, el fuego y la guerra, y dios patrón del pueblo azteca.

Imagen: Mabarlabin – CC BY-SA 3.0

Los guerreros capturados en batalla eran transportados al Gran Templo, o El Templo Mayor, una gran pirámide escalonada en la ciudad capital de Tenochtitlán. Los ritos de sacrificio varían, pero los más comunes implicaban que los sacerdotes del templo extrajeran el corazón mientras la víctima aún estaba viva.

El corazón era considerado el símbolo supremo de la vida de una persona y se presentaba a los dioses en un Cuauhxicali o Vaso del Águila. Luego se quemaba, permitiendo que la fuerza vital ascendiera a través del humo hasta Huitzilopochtli, quien tomaría nuevas fuerzas y seguiría dando luz y calor al pueblo azteca.

Sin embargo, si bien es ampliamente aceptado que las Guerras de las Flores proporcionaron un flujo constante de víctimas de sacrificios humanos, no todas las fuentes históricas apoyan la idea de que las batallas comenzaron en respuesta a una gran hambruna. Por ejemplo, algunos relatos dicen que las guerras se organizaron originalmente como parte de una iniciativa para asegurar un gran número de sacrificios para el nuevo Templo de Huitzilopochtli, que fue construido por Moctezuma I.

En la sociedad azteca, los guerreros que capturaban enemigos para sacrificarlos ganaban prestigio y estatus, ya que se los consideraba que cumplían un deber religioso vital.

Este sistema motivó aún más a los guerreros a sobresalir en la batalla y contribuyó a la perpetuación de las Guerras de las Flores y la cultura bélica más amplia que caracterizó al Imperio Azteca.

Algunos historiadores incluso sostienen que el propósito de las Guerras de las Flores no estaba relacionado en absoluto con el sacrificio humano, sino que los encuentros se organizaron como un ejercicio de entrenamiento para jóvenes soldados. Sin embargo, otros han descartado esta idea debido al hecho de que muchos luchadores de élite fueron presentados como tributos en las Guerras de las Flores.

En última instancia, todavía no estamos totalmente seguros de por qué se llevaron a cabo las Guerras de las Flores, pero lo que está claro es que, como la mayoría de las cosas en el Imperio Azteca, fueron absolutamente aterradoras.