Escapada a los pueblos más bonitos de la provincia de Albacete
Nacimiento del Río Mundo en Riópar. Foto: https://www.viajesporcastillalamancha.es/ |
La Sierra del Segura y los fértiles valles del río Mundo configuran el paisaje y, por ende, la historia, la cultura y la idiosincrasia de este rincón del sureste manchego. La belleza de estos pueblos albaceteños guarda las huellas de un pasado con ecos medievales punteado de vestigios musulmanes.
ALCALÁ DEL JÚCAR
Vista de Alcalá del Júcar. Getty imagesPor la comarca manchega de la Manchuela discurre el cauce del río Júcar, y en uno de sus meandros se asienta el núcleo urbano de Alcalá. El castillo construido por los almohades en el siglo XII ubicado sobre una peña se yergue como punto de referencia y en su ladera se agrupa un puñado de casas de techos anaranjados entre los que destaca la silueta de la esbelta torre de la iglesia de San Andrés.
El templo, que luce una mezcla de elementos góticos y neoclásicos, brilla con luz propia al caer la tarde. Una de las estampas más bellas de la localidad se encuentra junto al río, sobre el que cruza un puente romano que sirve de nexo entre la parte moderna y el casco antiguo, declarado Conjunto Histórico Artístico.
Una de las visitas más espectaculares que ofrece Alcalá del Júcar son sus cuevas. Fueron excavadas hace más de 700 años en la roca caliza y sus recovecos cruzan la montaña por el interior.
YESTE
Vista de Yeste. Imagen: Adobe StockUbicado en plena serranía del río Segura y bañado en abundancia por las aguas de sus arroyos, la silueta del pueblo manchego de Yeste está dominada por su castillo de origen musulmán. Si bien se sabe que los romanos habían habitado antes este lugar, fue el dominio árabe el que dejó su huella más presente en esta la fortaleza, que con las posteriores reformas adquirió aspecto gótico. Construido por los caballeros de Santiago (siglo XV) sobre otro anterior de la época musulmana, conserva sus lienzos, de sólida fábrica, y sus torres.
La iglesia de Nuestra Señora de la Asunción (siglo XVI) muestra dos estilos diferenciados: gótico y renacentista. En su interior alberga bellas obras de arte como pinturas, esculturas y retablos. Del antiguo retablo mayor (siglo XVI), hoy desaparecido, se conservan una imagen de la Virgen y otra de Jesús.
El convento de San Francisco (siglo XVIII) conserva su claustro de arcadas sobre pilares. La ermita de Santiago (siglo XVI) tiene una portada de arco de medio punto con la cruz de Santiago en la clave. El Ayuntamiento, renacentista, la casa del Vicario (siglo XVII), con patio de columnas toscanas, portada de piedra y entrada adintelada.
A los pies del promontorio en el que se halla el castillo se organizaron las casas de la villa medieval, un trazado urbano que todavía hoy se conserva.
Las casas señoriales que se descubren entre sus callejuelas hablan del pasado y el carácter de Yeste, un paseo que culmina con la visión del Ayuntamiento, de estilo renacentista, y la torre de la iglesia de la Asunción, que asoma por encima de los tejados y se perfila sobre el fondo verde la sierra.
CHINCHILLA DE MONTE-ARAGÓN
Vista de Chinchilla de Monte-Aragón. Foto: ShutterstockLa tradición atribuye la fundación de Chinchilla a Hércules. Resulta incuestionable su origen remoto como lo demuestran yacimientos arqueológicos de la zona. En época musulmana, siglo VIII, hay ya referencias históricas de Chinchilla, pero es hacia 928, bajo el califato cordobés, cuando adquiere notoriedad.
En época musulmana recibió el nombre de Ghenghalet y fue una de las ciudades más importantes del Reino de Murcia.
Las tropas de Alfonso X la conquistaron a los árabes. En el siglo XIV, aparte de formar parte del Marquesado de Villena, Juan II incorporó el municipio manchego a la Corona de Castilla. Durante la Guerra de la Independencia se adueñaron de su castillo las tropas francesas, que volaron el Torreón del Homenaje.
El patrimonio monumental de Chinchilla de Monte-Aragón advierte de su pasado medieval. Alrededor de su Plaza Mayor, las sinuosas callejuelas acogen palacios y casonas, el ayuntamiento con la Torre del Reloj y la iglesia de Santa María del Salvador (siglo XV), construida sobre un templo del siglo XIII. En lo que fuera la sacristía se encuentra el Museo Parroquial.
Del antiguo convento de Santa Ana (siglo XVI) subsisten su iglesia y pinturas del siglo XVIII. El hospital de San Julián, del siglo XVIII, conserva una portada mudéjar enmarcada por alfiz. Y de entre las ermitas sobresale la de San Antón.
Arriba, el Castillo de Chinchilla , construido en el siglo XV por el marqués de Villena sobre una fortificación árabe anterior de cuyo primer recinto restan todavía vestigios, ofrece vistas de la llanura manchega y el perfil de la cercana ciudad de Albacete. El célebre César Borgia estuvo preso en este castillo, acusado de la muerte del duque de Gandía.
En el barrio de las Cuevas del Agujero, se pueden observar casas cueva excavadas al pie de la muralla, horadadas en el barrio del Hondón, son numerosas en la localidad albaceteña. El recorrido manchego puede completarse con una visita al Museo de Cerámica, que cuenta con una excelente colección de piezas de los mejores alfares.
LIETOR
Vista de una de las calles típica de Liétor. Foto: ShutterstockComo si de una roca mal peinada se tratase, el perfil irregular del conjunto de casas del pueblo albaceteño de Liétor se asoma sobre uno de los acantilados que forman la vertiginosa hoz del río Mundo. Esta privilegiada ubicación convertía a la villa en una perfecta atalaya, de manera que solo fue preciso construir la línea de muralla en la parte norte, pues el río actuaba como defensa.
La vocación fronteriza de Liétor se mantuvo durante muchos años, pues aún a finales del siglo XIII, allá por los años 1272 y 1275, Liétor era frontera con los territorios de Alcaraz. En el siglo XIII, tras ser reconquistada, Fernando III la puso bajo la jurisdicción de la Orden de Santiago, a la cual perteneció hasta el siglo XIX.
Además del rico patrimonio natural que envuelve esta localidad caracterizado por los valles y cañones de la Sierra del Segura, es imprescindible también dedicar tiempo y atención al patrimonio cultural. Su mayor icono es el retablo barroco de la iglesia de Santiago Apóstol, y los peculiares murales de la ermita de Nuestra Señora de Belén, que decoran cada uno de los rincones de los muros, completan la visita cultural.
El antiguo convento de Carmelitas Descalzas (del siglo XVII), fundado durante el reinado del monarca Carlos II, conserva su iglesia abierta al culto mientras el resto de las dependencias permanecen cerradas a cal y canto. Destaca el claustro, con decoración pintada.
Otro lugar a destacar en Liétor que sin duda no debe dejar escapar la visita del viajero es la cripta del convento, donde permanecen las momias de gesto incorrupto. En torno a una veintena de tumbas componen un recinto fúnebre cuyos cuerpos tenían que ver con los hermanos frailes que llegaron a pertenecer a la orden de los Carmelitas Descalzos.
ALCARAZ
Vista de Alcaraz. Foto: IstockEn el corazón de esta localidad emplazada a los pies del cerro de San Cristóbal, la vida en la plaza Mayor de Alcaraz late con fuerza, articula su entramado urbano y actúa como punto de referencia. Declarada monumento Histórico-Artístico, el imponente conjunto de aires sobrios y elegantes rodeado de soportales está formado por tres lonjas y presidido por dos bellas torres renacentistas.
Al emprender el paseo más allá de la plaza, aparecen por el camino pequeños detalles arcos y adornos que atestiguan su esplendor medieval y renacentista. Un buen ejemplo de ello es la puerta de la Aduana, del siglo XVI, que muestra del estilo plateresco que también se encuentra en otros edificios de la villa.
Y mientras tanto, el castillo de Alcaraz, ahora en ruinas, contempla la estampa desde lo alto del cerro; los pedazos de la antigua fortaleza parece que aún quieren proteger a los lugareños, como hicieron antaño en la batalla de Alcaraz.
AYNA
Vista panorámica de Ayna. Foto: IstockLos orígenes de la localidad se remontan al Paleolítico Superior con las primeras manifestaciones artísticas de la provincia de Albacete. Con la entrada de los árabes en la Península Ibérica, la localidad albaceteña adquirió el nombre de Ayna, que significa ‘fuentes escondidas’.
Las vertiginosas paredes de la Sierra del Segura acogen el pueblo manchego de Ayna. Son los mismos muros de piedra que han obligado a sus habitantes, desde siglos atrás, a cultivar la tierra en terrazas, moldeando las laderas de la montaña con la acción humana, en este caso respetuosa con el entorno natural.
La panorámica del pueblo agarrado a la falda del monte San Urbán se contempla a la perfección desde el Mirador del Diablo. Desde allí también se puede ver el conjunto de la Ermita de los Remedios, una de las visitas clave para conocer el precioso artesonado mudéjar que decora su techo. También de cariz religioso se puede visitar la ermita del Santo Cristo de las Cabrillas, construcción de menudas dimensiones del siglo XVIII.
Las ruinas del castillo de Yedra custodian el pueblo desde los aledaños e invitan a descubrir los alrededores, donde se encuentra la Cueva del Niño, con representaciones de arte rupestre fechadas en torno al 15.000 a.C. Próximo al castillo se localizan el Balcón de las Mayas y el Mirador del Diablo, lugares que ofrecen unas vistas privilegiadas del pueblo y de todo el valle.
El viajero que arribe a Ayna durante la primera semana de septiembre se verá sorprendido con las Fiestas de Nuestra Señora de lo Alto, patrona de la localidad, en las que podrá participar de sus espectaculares encierros de reses bravas por lo del paisaje donde se llevan a cabo.
RIÓPAR VIEJO
Vista panorámica de Riópar Viejo. Foto: IstockAntes de que la industria convirtiera a la moderna Riópar en lo que es hoy, Riópar Viejo era la población de referencia. Una sinuosa carretera de curvas conduce hacia lo alto del cerro sobre el que se estableció la localidad original. Por encima, las ruinas del antiguo castillo musulmán dominan la vista de la villa, cuyo mayor patrimonio arquitectónico es la iglesia del Espíritu Santo.
Tras una amplia restauración, hoy luce con el magnífico aspecto con el que fue construida en el siglo XV. Prácticamente deshabitado, el pueblo cuenta con varias casas habilitadas para el alojamiento rural que mantienen vivas sus calles.
Los alrededores del Riópar Viejo esconden un rincón de belleza natural incomparable. 15 km al sur, dentro del Parque Natural de los Calados del Mundo y de la Sima, es posible descubrir el nacimiento del río Mundo. Un lugar donde la fuerza de la naturaleza emerge de la tierra en forma de agua.
COMENTARIOS