Arborglifos: los pastores inmigrantes vascos dejaron sus huellas en los álamos del oeste americano
 |
| Las tallas realizadas durante décadas por pastores vascos están en peligro, ya que su lienzo, los álamos, está en riesgo. Sawtooth Mountains, 2011, Colección de arborglifos vascos de Idaho, archivos y colecciones especiales, Biblioteca Albertsons, Universidad Estatal de Boise |
20 junio 2024.- En todas las montañas del oeste americano, los grabados escondidos en los troncos de los álamos cuentan las historias de los pastores que los hacían cuando pasaban con sus rebaños. La mayoría de los hombres que grabaron estos arborglifos en los árboles vivos eran vascos que, a partir de la fiebre del oro de la década de 1840, habían inmigrado desde el País Vasco, situado a ambos lados de los Pirineos.
La experiencia en la documentación de arborglifos – “lertxun-marrak” en euskera – se ha profundizado con el tiempo. Al principio, simplemente se intentaba descifrar lo que había en el árbol. Puede resultar difícil distinguir qué es una corteza cicatrizada y qué es una talla. Poco a poco, mejoramos en descifrar las tallas y ahora se espera detectar las más antiguas y ornamentadas.
También llegamos a apreciar los diferentes estilos y temas, como las firmas y la escritura. Un pastor graba su nombre, la fecha y su ciudad natal; otro profundiza en la política; y otro talla una compañera esperada.
Al ver las tallas de décadas de antigüedad, estamos rodeados por la tranquilidad y la soledad de la alta cordillera, ya sea en Sierra Nevada, Ruby Mountains o Sawtooth Mountains. Literalmente seguimos los pasos del pastor que creó el arborglifo.
Estos pastores dejaron sus huellas en los álamos, y ahora somos parte de una colaboración de investigación que tiene como objetivo documentar y catalogar la mayor cantidad posible de sus arborglifos y las experiencias que registran antes de que desaparezcan. Se han documentado alrededor de 25.000 arborglifos a lo largo del tiempo, y es probable que queden al menos otros tantos por registrar antes de que se pierdan.
¿Quiénes fueron los pastores que dejaron su huella?
Desde hace casi 200 años, los vascos emigraron al oeste americano en busca de oportunidades económicas, escapar del servicio militar obligatorio o la persecución política, y por otras razones personales. La mayoría eran de clase baja, de origen agrario, con poca o ninguna educación o conocimiento del idioma inglés. A medida que la industria del pastoreo de ovejas creció en Occidente, ofreció a estos inmigrantes un trabajo estable, y los vascos se convirtieron en sinónimo de pastoreo de ovejas durante la década de 1970, cuando la economía mejoró en el País Vasco.
Los inmigrantes vascos practicaban una forma estacional de pastoreo llamada trashumancia . Los pastores arrastraban a las ovejas hasta las altas montañas durante la primavera y el verano para pastar, y luego migraban en otoño de regreso a los valles donde pasaban el invierno. Este ciclo anual significaba que los pastores vascos pasaban los veranos solos en las colinas.
En euskera, español, francés e inglés, tallaron álamos vivos para expresar sus pensamientos, sueños, deseos y desafíos. Sus arborglifos cubren una variedad de temas: sus lugares de origen, deportes, mujeres, amor, trabajo, religión, política y más.
Por ejemplo, grabaron lemas políticos como “Gora Euskadi” (“Arriba el País Vasco”), por los que podrían haber sido arrestados en casa. Hay tallas de cruces que señalan las festividades de santos particulares, barcos representados por quienes procedían de pueblos de pescadores y versos y poemas bien conocidos sobre el anhelo de regresar a su país.
A veces te ríes cuando entiendes el chiste o el dicho que comparten. Otras veces, puede resultar bastante conmovedor mientras describen sus vidas y sus anhelos. Estas tallas reflejan una variedad de emociones y experiencias humanas, en las que la nostalgia juega un papel destacado.
Recolectando las tallas virtualmente
Para documentar estos artefactos culturales en desaparición, se ha formado Lertxun-Marrak – The Arborglyph Collaborative , compuesto por la Universidad Estatal de Boise , la Universidad Estatal de California en Bakersfield y la Universidad de Nevada en Reno en colaboración con el Museo del Condado de Kern , el Museo Vasco y la Museo del Noreste de Nevada , con el apoyo de la Comisión Nacional de Registros y Publicaciones Históricas .
También se busca establecer conexiones con quienes estuvieron interesados en las tallas: familiares y amigos de quienes abandonaron el País Vasco en busca de oportunidades en el oeste americano; aquellos de las comunidades locales que deseen comprender la experiencia de estos inmigrantes; artistas que ven los álamos como un lienzo y las tallas como un arte distinto; investigadores y organizaciones gubernamentales, excursionistas, cazadores y corredores que los encuentran en el campo y el público en general.
Desafortunadamente, la edad, las prácticas de pastoreo, los incendios más frecuentes e intensos y el cambio climático en su conjunto amenazan estas tallas. La Colaboración Arborglyph tiene como objetivo documentar tantas tallas de árboles como sea posible antes de que desaparezcan.
Para ello, se están siguiendo los senderos de los pastores a través de las montañas. Es fácil caminar por un bosque de álamos y no darse cuenta de que las cortezas de los árboles son lienzos. Comprender el área de pastoreo nos ayuda a identificar las arboledas donde los pastores tallaban los álamos. Los bosques de álamos maduros con manantiales cerca son mejores candidatos para contener "lertxun-marrak". Si se encuentra un arborglifo, podemos suponer que habrá otros, ya que generalmente se encuentran en grupos en áreas con mucho tráfico de pastoreo.
Las técnicas utilizadas para capturar y reproducir tallas de árboles han evolucionado junto con las tecnologías disponibles. La Colección Earl de calcos de talla de árboles, depositada en la Biblioteca Vasca Jon Bilbao de la Universidad de Nevada, Reno, representa un ejemplo de los primeros esfuerzos.
Jean y Phillip Earl, residentes de Reno, oyeron hablar por primera vez de los arborglifos durante una conferencia en la universidad en la década de 1970. Intrigados, comenzaron a buscar activamente lo que primero denominaron “galerías vivientes” y a experimentar métodos para preservar las imágenes que encontraron; La muselina y la cera negra resultaron ser las mejores herramientas para el trabajo. Dedicaron 40 años a desarrollar un registro de archivo que comprendía alrededor de 150 calcos de las tallas que más captaron su atención debido a su atractivo visual.
Además de los calcos, los investigadores utilizaron bocetos, fotografías y, más tarde, grabaciones de vídeo para documentar la corteza grabada de los álamos. Otra colección de investigación de la Biblioteca Vasca Jon Bilbao fue recopilada por uno de los primeros estudiosos interesados en los arborglifos, Joxe Mallea-Olaetxe. De hecho, acuñó el término lertxun-marrak, literalmente “líneas/dibujos en álamos”, el nombre de los arborglifos en euskara, el idioma vasco .
Desde la década de 1970 hasta la década de 2000, documentó miles de arborglifos, incluidas descripciones detalladas, fotografías y grabaciones de vídeo, proporcionando una visión completa de estos artefactos culturales.
Ahora es posible documentar los arborglifos con fotogrametría , lo que crea un modelo tridimensional con detalles realistas. También podemos recrear la talla y su entorno en realidad virtual, permitiendo al visitante sumergirse en una arboleda sin necesidad de desplazarse. Los teléfonos inteligentes y las tabletas hacen que sea conveniente para casi cualquier persona interactuar con arborglifos desde cualquier lugar y en cualquier momento, incluida la creación y el acceso a modelos 3D de las tallas .
Los árboles y los vascos
Historias como esta demuestran el valor de preservar estos artefactos que reviven las voces y los recuerdos de estos inmigrantes en el oeste americano. Hoy en día, una mayor disponibilidad tecnológica y socios confiables son clave para lograr este objetivo. Tenemos mucho más trabajo por hacer, más arborglifos que coleccionar, formas de hacerlos accesibles al público y más comunidades con las que interactuar.
Fuente: John Bieter. Profesor de Historia, Universidad Estatal de Boise; Cheryl Oestreicher. Profesora y Jefe de Archivos y Colecciones Especiales de la Biblioteca Albertsons, Universidad Estatal de Boise y Iñaki Arrieta Baro. Bibliotecario y Director de la Biblioteca Vasca Jon Bilbao, Universidad de Nevada, Reno (para The Conversation)
COMENTARIOS