¿Es la creciente disputa comercial entre la UE y China mero "postureo político"?
14 junio 2024.- Como se ha informado, la política europea de la semana ha estado dominada por los titulares sobre aranceles comerciales a China sobre la venta de vehículos eléctricos.
Dos de los altos funcionarios de la Comisión Europea, el jefe de Comercio Valdis Dombrovskis y el vicepresidente Margaritis Schinas, coordinaron el anuncio del ejecutivo de la UE el miércoles (12 de junio) de aranceles preliminares de entre el 17,4% y el 38,1% sobre los automóviles eléctricos chinos, y la tasa también varía según sobre cómo han demostrado las empresas colaboradoras durante la investigación antisubvenciones de siete meses de duración de la Comisión.
Los analistas creen ampliamente que las empresas chinas podrían absorber los aranceles anunciados por la UE y aun así mantener ganancias saludables.
Lo que fue un poco más sorprendente, entonces, fue que la reacción de China al anuncio de la UE de aranceles provisionales y relativamente manejables fue, al menos en términos narrativos, tan dura como la del anuncio anterior de Estados Unidos un mes antes. En ese caso, el presidente Joe Biden había revelado un aumento arancelario mucho más significativo, aumentando los aranceles sobre los vehículos eléctricos chinos del 25% al 100%, junto con fuertes aumentos sobre una variedad de otros productos.
Además, el enfoque de la UE para reequilibrar lo que consideraba una molesta distorsión de la competencia difería mucho de la estrategia de Estados Unidos: el primero optó por una evaluación basada en evidencia y solicitudes provisionales ad hoc para las diferentes empresas involucradas.
Estados Unidos, por otro lado, optó por un anuncio in situ menos matizado y más agresivo de aumentos arancelarios generales.
Y, sin embargo, los dos anuncios parecen haber provocado una respuesta comparable de China: una fuerte condena, por parte del Ministerio de Comercio, de las respectivas decisiones, sus motivos subyacentes y los métodos, junto con menciones ligeramente vagas de posibles violaciones de las normas de la OMC, acusaciones de proteccionismo injusto y llamamientos a dar un paso atrás y pensarlo dos veces.
La razón por la que dos medidas muy diferentes aparentemente provocaron una respuesta muy similar puede ser que la estrategia de China en su relación comercial con la UE podría depender de objetivos que contrastan marcadamente con su postura hacia Estados Unidos.
En el caso de las relaciones UE-China, si se tiene en cuenta el lenguaje utilizado por la Comisión en los últimos meses (enfatizando la importancia de salvaguardar el sistema internacional basado en normas de la OMC y las relaciones comerciales abiertas), así como lo que está en juego para China (un elemento vital y mercado de exportación muy rentable, así como proyectos comerciales igualmente rentables con los fabricantes de automóviles alemanes), la sensación es que los dos bloques son plenamente conscientes de su necesidad mutua de mantener relaciones comerciales amistosas y tienen la misma intención de hacerlo.
Esto significa que, a pesar del lenguaje de los dos Comisarios esta semana y de la respuesta aún más perentoria recibida por China, los dos bloques pueden estar en algo menos antagónico a pesar de lo que los acontecimientos de esta semana nos llevarían a suponer.
Es decir, manifestarse firmemente –retóricamente– contra las prácticas injustas del otro era la opción políticamente más atractiva para ambos –para señalar su alta convicción en la defensa de sus industrias nacionales– y al mismo tiempo no castigar –materialmente– sus vínculos comerciales bilaterales.
Además, los analistas de la UE esperaban que el anuncio de esta semana pudiera haber sido principalmente una "oferta inicial" para lo que en realidad era el objetivo principal tanto para la UE como para China: iniciar negociaciones para llegar a un acuerdo que en su mayoría se adelantan a la necesidad de medidas comerciales prohibitivas y punitivas.
Si ese es el caso, lo que estamos viendo desarrollarse –el ir y venir de acción y reacción que parece similar a las salvas iniciales de una guerra comercial– puede en realidad ser un acto de postureo político previamente acordado y preestablecido que ambas partes consideran conveniente desde el punto de vista político y retórico, cuando en realidad es posible que ya se hayan iniciado en el fondo negociaciones más amistosas y con mentalidad empresarial.
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