Escapada a las Encartaciones vizcaínas
Foto:istock |
Son apenas unos kilómetros por una carretera de dos carriles para cada sentido los que separan la ría de Bilbao del término histórico (y actual comarca) de las Encartaciones. Uno de esos pliegues caprichoso de la geografía, un giro de guion en el que se burla el curso del Nervión para adentrarse en una región que durante siglos fue un oscuro objeto de deseo por cuestiones geoestratégicas.
El ser el paso natural más amable entre Castilla y el Cantábrico hizo que el Señorío de Bizkaia protegiera este territorio otorgando a los señores de estas tierras una serie de cartas forales. Y de aquel privilegio la comarca tomó su nombre, siendo una de esas rarezas nominativas que preludia los hallazgos que van apareciendo cuando uno deja al lado la BI-636 y se adentra en sus diferentes localidades.
El desvío a Güeñes es sencillo y rápido. Se nota que, durante décadas, aquí proliferaron las madereras y las fábricas de muebles a las que peregrinaban todos los recién casados de la región. Hoy el negocio ha perdido fuelle, pero entre las antiguas moles industriales sobresale un escaparate inesperado. ¿Es un museo? ¿Es un capricho rotondero? Es, sencillamente, el Basque Design Center. No es que el nombre desvele mucho, pero al menos contextualiza al viajero más curioso, aquel que deja el coche a un lado y se asoma a esta estructura retorcida de acero corten y grandes ventanales obra del estudio Ingelan 2000.
Foto: Turismo de Bilbao / BizkaiaEl uso final de este edificio no es el de espacio expositivo, sino el educativo. No en vano, se está preparando para acoger un máster en biomoda que busca ser el impulsor de una nueva industria, la de los materiales reciclados, con la que Güeñes y Encartaciones pueda mirar al futuro con calma. Eso sí, para el visitante también habrá una materioteca donde descubrir lo que se puede hacer con café compactado o con los deshechos de la ganadería. Una especie de showroom cargado de conciencia y muy curioso, además de ser el salvoconducto para curiosear el interior de este espacio lleno de diseño vasco muy inspirador.
Ya callejeando, Güeñes deslumbra por las numerosas casas de indianos que, en su día, regresaron de las colonias españolas con el dinero lleno y el tropicalismo en las venas y en el paisajismo. Una de las más asombrosas, por su aspecto, es el chalet Urrutia, una construcción modernista, alegre y deslumbrante que en la actualidad ejerce de Casa Consistorial. Pero su singularidad no está solo en su fachada, también, en el jardín que rodea el edificio, una pradera llena de parterres.... y de arte. Y es que aquí se ubica ARENATZarte, una hectárea y media vergel donde las especies exóticas comparten césped con obras de Koldobika Jauregi, de los hermanos Roscubas, de Ángel Garraza y de Mikel Lertxundil, creaciones contemporáneas que demuestran que aquí la creatividad está enraizada... literalmente.
Foto: Turismo de EnkarterriEn el término de Galdames, se encuentra la Torre de Loizaga , restos de una fortificación medieval del siglos XIV. En un proyecto personal de Miguel de la Vía, a la vieja torre le añadió un foso, nuevas alas y varias líneas defensivas con las que completaba un complejo inspirado en el imaginario medieval. De la Vía decidió decorar las estancias con algunos de los cuadros que llegó a pintar como afición, obras que suelen disfrutar los invitados a los eventos privados que aquí se organizan.
Una de las grandes pasiones de su dueño fueron, desde siempre, los coches. En concreto, los Rolls Royce. Con la compra en 1970 de su primer Silver Shadow Coupé comenzó a coleccionar los modelos de esta emblemática firma inglesa hasta adquirir uno de los 17 Phantom IV que se fabricaron. Con esta compra, logró completar un inventario que destaca por tener la versión americana y británica de cada uno de los modelos, algo que lo hace único en el mundo. Pero más allá de este hito, curiosear por los diferentes pabellones en los que se exhiben estos majestuosos vehículos es profundizar en la historia de esta marca y de su relación con algunas de las familias más poderosas (y Reales) del último siglo.
Las Encartaciones/Enkarterri gozaron de poder y de prosperidad gracias a su ubicación comercial entorno al río Cadagua, una vía natural que conectaba Bizkaia y Castilla. Durante la Baja Edad Media, su localidad más importante fue Balmaseda, tal y como hoy reivindica su imponente puente medieval. El ejercicio más satisfactorio podría ser contemplarlo y fotografiarlo, pero merece la pena fijar la vista en la torre con la que garantizaba el pago de los impuestos y aranceles a los mercaderes. Además, llama la atención lo empinado de su curva, que permite darle más épica a la llegada a la vieja Balmaseda.
Se dice en el lugar, una de las villas más antiguas de Bizkaia, que en el siglo XV existió una comunidad judía, pero los villanos se levantaron contra este pueblo por la historia y, en 1483, expulsaron a los judíos y confiscaron sus bienes. En 1559 hubo una peste que asoló Balmaseda y, para cubrir los gastos, los habitantes vendieron las joyas de la iglesia, algunas de las cuales pertenecieron a la antigua comunidad hebrea expulsada
Sin embargo, antes de cruzar conviene alzar la vista hasta dar con los restos (muy leves) del viejo castillo que rodeaba esta villa y que daba fe de lo importante que fue. Pero aún hay más.
Puente Viejo medieval del siglo XII. Foto: Getty imagesNada más llegar a la otra orilla, espera la que se consideraba la judería de la ciudad y de la que ahora no queda nada. Un alegre parque con un arbusto tipográfico redondea la foto al otro lado, mientras que las tres principales calles vertebran, aún hoy, el día a día de Balmaseda. Pasearlas es dar como algún que otro edificio modernista y ecléctico por obra y subvención de los indianos, aunque su monumento por excelencia es la iglesia de San Severino (siglo XV), una iglesia gótica que lo tiene todo para ser la más majestuosa de todo el País Vasco. ¡Y ni siquiera es catedral! Cuestión de obispado, aunque no de financiación, ya que este templo ejemplifica lo importante que fue Balmaseda en el eje Castilla-Flandes: por aquí pasaba toda la materia prima que ponía rumbo a los puertos y telares flamencos.
Foto: Javier Zori del ÁlamoJunto a ella asombra el Ayuntamiento, un edificio señorial (palacio de Horcasitas) con una logia comercial a ras de suelo que le ha hecho ganarse el (generoso) sobrenombre de 'la mezquita'.
También es digno de ver el Palacio del marqués de Buniel (siglo XVIII), un edificio de planta rectangular que tiene en su interior una biblioteca y un museo, así como la iglesia de San Juan.
Sede del Ayuntamiento de Balmaseda./JaviermeEnclavada en plena ruta jacobea, Balmaseda albergó un hospital de peregrinos y gozó del privilegio de tener al poeta León Felipe como farmacéutico del pueblo. Hay en la región también monumentos megalíticos como el dólmen de la Cabaña o Karrantza o el crómlech de Kanpazaulo o Güeñes, así como cuevas que fueron habitadas en la prehistoria como Venta Laperra, Karrantza, Cueva Arenaza o Galdames.
Otro de los motivos de peso para pasear Balmaseda es su Pasión Viviente, una representación popular con mucho arraigo y dedicación que cuenta con su propio museo en el convento de Santa Clara. Anexo a él espera una cara más hedonista, el Hotel San Roque, un establecimiento con un restaurante de cocina actualizada, sabrosa y muy agradable. Perfecto para largas sobremesas y para encontrar otra excusa para volver a esta localidad.
Cueva de Pozalagua. Foto: Getty imagesEl Valle de Karrantza/Carranza es un microcosmos aparte. Para llegar a él hay que salvar como medio millón de curvas y atravesar carreteras por las que nunca pasó un hombre. Luego están los detalles que lo definen como un sintagma independiente: sus caseríos tienen tejados a dos aguas y sus ovejas son de una raza singular: la carranzana. Pero, quizás, su máxima singularidad esté bajo tierra. Se trata de la Cueva de Pozalagua, una cavidad inmensa, abierta al público desde hace más de seis décadas, que es mucho más que un viaje a las tripas de la tierra. Y es que aquí crecen y proliferan las estalactitas excéntricas, una rareza geológica por la que estos espeleotemas crecen de forma anárquica tejiendo curiosos e improvisados arabescos.
Ubicada en el valle de Karrantza, en pleno Parque Natural de Armañón, la cueva de Pozalagua es un prodigio de la naturaleza. Posee la mayor concentración de estalactitas excéntricas del mundo, unas formaciones que crecen desafiando la gravedad y que conforman un mosaico deslumbrante.
Frente a la gruta se eleva, tallado en la antigua cantera de dolomita, el anfiteatro de Pozalagua, con capacidad para 2.000 asistentes. Es escenario habitual de conciertos, óperas y representaciones teatrales gracias a su escala y acústica perfectas.
Más información: Visit Enkarterri
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