El gran recableado: ¿Están las redes sociales realmente detrás de una epidemia de enfermedades mentales adolescentes?
La evidencia es equívoca en cuanto a si el tiempo frente a la pantalla es el culpable de los crecientes niveles de depresión y ansiedad entre los adolescentes, y la creciente histeria podría distraernos de abordar las causas reales.
The Anxious Generation: How the Great Rewiring of Childhood is Causing an Epidemic of Mental Illness Jonathan Haidt Allen Lane (2024)
09 agosto 2024.- Después de leer The anxious generation , hay que decir dos cosas . En primer lugar, este libro va a vender muchos ejemplares, porque Jonathan Haidt cuenta una historia aterradora sobre el desarrollo de los niños que muchos padres están predispuestos a creer. En segundo lugar, la reiterada sugerencia del libro de que las tecnologías digitales están reconfigurando los cerebros de nuestros niños y provocando una epidemia de enfermedades mentales no tiene respaldo científico. Peor aún, la audaz propuesta de que las redes sociales son las culpables podría distraernos de responder eficazmente a las causas reales de la actual crisis de salud mental entre los jóvenes.
Haidt afirma que la gran reestructuración del cerebro de los niños se ha producido “diseñando una manguera de contenido adictivo que entraba por los ojos y los oídos de los niños”. Y que “al desplazar el juego físico y la socialización en persona, estas empresas han reconfigurado la infancia y han cambiado el desarrollo humano a una escala casi inimaginable”. Afirmaciones tan serias requieren pruebas serias.
Haidt incluye gráficos a lo largo del libro que muestran que el uso de la tecnología digital y los problemas de salud mental de los adolescentes están aumentando juntos. El primer día de la clase de estadística de posgrado que imparto, trazo líneas similares en una pizarra que parecen conectar dos fenómenos dispares y pregunto a los estudiantes qué creen que está sucediendo. En cuestión de minutos, los estudiantes suelen empezar a contar historias elaboradas sobre cómo se relacionan los dos fenómenos, incluso describiendo cómo uno podría causar el otro. Los gráficos presentados a lo largo de este libro serán útiles para enseñar a mis estudiantes los fundamentos de la inferencia causal y cómo evitar inventar historias simplemente observando las líneas de tendencia.
Cientos de investigadores, incluido yo mismo, han buscado el tipo de efectos importantes sugeridos por Haidt. Nuestros esfuerzos han producido una combinación de asociaciones nulas, pequeñas y mixtas. La mayoría de los datos son correlativos. Cuando se encuentran asociaciones a lo largo del tiempo, no sugieren que el uso de las redes sociales predice o causa depresión, sino que los jóvenes que ya tienen problemas de salud mental usan esas plataformas con mayor frecuencia o de manera diferente que sus pares sanos 1 .
No se trata solo de nuestros datos o de mi opinión. Varios metaanálisis y revisiones sistemáticas convergen en el mismo mensaje 2 – 5 . Un análisis realizado en 72 países no muestra asociaciones consistentes o mensurables entre el bienestar y la implementación de las redes sociales a nivel mundial 6 . Además, los hallazgos del estudio Adolescent Brain Cognitive Development, el estudio a largo plazo más grande sobre el desarrollo cerebral de los adolescentes en los Estados Unidos, no han encontrado evidencia de cambios drásticos asociados con el uso de la tecnología digital 7 . Haidt, psicólogo social de la Universidad de Nueva York, es un narrador talentoso, pero su historia está actualmente en busca de evidencia.
Por supuesto, nuestra comprensión actual es incompleta y siempre se necesita más investigación. Como psicóloga que ha estudiado la salud mental de niños y adolescentes durante los últimos 20 años y ha hecho un seguimiento de su bienestar y del uso de la tecnología digital, comprendo la frustración y el deseo de obtener respuestas sencillas. Como madre de adolescentes, también me gustaría identificar una fuente sencilla de la tristeza y el dolor que esta generación está sintiendo.
Un problema complejo
Lamentablemente, no existen respuestas sencillas. La aparición y el desarrollo de trastornos mentales, como la ansiedad y la depresión, están impulsados por un conjunto complejo de factores genéticos y ambientales. Las tasas de suicidio entre personas de la mayoría de los grupos de edad han aumentado de manera constante durante los últimos 20 años en los Estados Unidos. Los investigadores citan el acceso a las armas, la exposición a la violencia, la discriminación estructural y el racismo, el sexismo y el abuso sexual, la epidemia de opioides, las dificultades económicas y el aislamiento social como los principales contribuyentes 8 .
La generación actual de adolescentes creció tras la gran recesión de 2008. Haidt sugiere que la privación resultante no puede ser un factor, porque el desempleo ha disminuido. Pero los análisis de los impactos diferenciales de las crisis económicas han demostrado que las familias que se encuentran en el 20% inferior de la distribución del ingreso siguen sufriendo daños 9 . En los Estados Unidos, cerca de uno de cada seis niños vive por debajo de la línea de pobreza y, al mismo tiempo, crece en una época de crisis de opioides, tiroteos en las escuelas y creciente malestar debido a la discriminación y la violencia raciales y sexuales.
La buena noticia es que más jóvenes que nunca hablan abiertamente de sus síntomas y problemas de salud mental. La mala noticia es que no hay suficientes servicios disponibles para atender sus necesidades. En los Estados Unidos, hay, en promedio, un psicólogo escolar por cada 1.119 estudiantes 10 .
El trabajo de Haidt sobre la emoción, la cultura y la moralidad ha sido influyente y, para ser justos, admite que no es un especialista en psicología clínica, desarrollo infantil o estudios de los medios de comunicación. En libros anteriores, ha utilizado la analogía de un elefante y su jinete para argumentar cómo nuestras reacciones viscerales (el elefante) pueden arrastrar a nuestras mentes racionales (el jinete). Investigaciones posteriores han demostrado lo fácil que es seleccionar evidencias que respalden nuestras reacciones viscerales iniciales ante un tema. El trabajo del propio Haidt nos enseña que debemos cuestionar cuidadosamente las suposiciones que creemos verdaderas. Todos solíamos "saber" que el mundo era plano. La falsificación de suposiciones previas al contrastarlas con datos puede evitar que seamos el jinete arrastrado por el elefante.
Una generación en crisis
Hay dos cosas que pueden ser ciertas independientemente sobre las redes sociales. En primer lugar, que no hay evidencia de que el uso de estas plataformas esté reprogramando los cerebros de los niños o impulsando una epidemia de enfermedades mentales. En segundo lugar, que se requieren reformas considerables en estas plataformas, dado el tiempo que los jóvenes pasan en ellas.
Muchas de las soluciones de Haidt para padres, adolescentes, educadores y grandes empresas de tecnología son razonables, incluidas políticas de moderación de contenido más estrictas y la exigencia de que las empresas tengan en cuenta la edad de los usuarios al diseñar plataformas y algoritmos. Es poco probable que otras, como las restricciones basadas en la edad y las prohibiciones de los dispositivos móviles, sean efectivas en la práctica o, peor aún, podrían resultar contraproducentes, dado lo que sabemos sobre el comportamiento de los adolescentes.
Una tercera verdad es que tenemos una generación en crisis y con una necesidad desesperada de lo mejor que la ciencia y las soluciones basadas en evidencias puedan ofrecer. Lamentablemente, estamos dedicando nuestro tiempo a contar historias que no están respaldadas por la investigación y que no ayudan a los jóvenes que necesitan y merecen más.
Referencias
1. Heffer, T., Good, M., Daly, O., MacDonell, E. & Willoughby, T. Clin. Psychol. Sci. 7, 462–470 (2019). Artículo
2. Hancock, J., Liu, S. X., Luo, M. & Mieczkowski, H. Preprint at SSRN https://doi.org/10.2139/ssrn.4053961 (2022).
3. Odgers, C. L. & Jensen, M. R. J. Child Psychol. Psychiatry 61, 336–348 (2020). Artículo
4. Orben, A. Soc. Psychiatry Psychiatr. Epidemiol. 55, 407–414 (2020). Artículo
5. Valkenburg, P. M., Meier, A. & Beyens, I. Curr. Opin. Psychol. 44, 58–68 (2022). Artículo
6. Vuorre, M. & Przybylski, A. K. R. Sci. Open Sci. 10, 221451 (2023). Artículo
7. Miller, J., Mills, K. L., Vuorre, M., Orben, A. & Przybylski, A. K. Cortex 169, 290–308 (2023). Artículo
8. Martínez-Alés, G., Jiang, T., Keyes, K. M. & Gradus, J. L. Annu. Rev. Publ. Health 43, 99–116 (2022). Artículo
9. Danziger, S. Ann. Am. Acad. Pol. Soc. Sci. 650, 6–24 (2013). Artículo
10. US Department of Education. State Nonfiscal Public Elementary/Secondary Education Survey 2022–2023 (National Center for Education Statistics, 2024).
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