Lençóis Maranhenses, un desierto inundado, hogar de muchas especies de animales y planta
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| Las dunas inundadas son parte de una de las reservas naturales más asombrosas de Brasil. Shutterstock |
04 agosto 2024.- Estas son imágenes que no podrás quitarte de la cabeza: dunas infinitas de fina arena blanca que contrastan con la multitud de lagunas de agua turquesa que las rodean. Aunque de nuevas tienen poco, ya que se trata de un escenario habitual en el Parque Nacional de los Lençóis Maranhenses, un área protegida al noreste de Brasil.
Quizás la asociación entre desierto y agua no es de las primeras que te vendrían a la mente, y puede que por este motivo el ya conocido como "desierto inundado" nos llame tanto la atención. Sin duda alguna, constituye un maravilloso tesoro natural que demuestra la riqueza de la biodiversidad brasileña.
Recientemente, el Comité de la Unesco ha tomado la decisión de añadir este parque en su Lista del Patrimonio Mundial dedicada a la conservación del patrimonio cultural y natural, como parte de los esfuerzos por proteger el bienestar ecológico de la región, que se encuentra amenazada por el cambio climático y el incremento del turismo.
El Parque Nacional de los Lençóis Maranhenses se encuentra en la costa este del estado de Maranhão, y ocupa una superficie aproximada de 156.000 hectáreas que están protegidas en su totalidad. Allí se levanta un paisaje de abundantes dunas que ocupan más de la mitad del territorio del parque, pero también grandes lagunas y bosques de manglares que actúan como una especie de barrera defensiva entre la tierra y el mar.
El clima de la región es subhúmedo seco con dos estaciones muy diferenciadas: una de lluvias que se extiende de enero a julio, y otra seca que ocurre entre los meses de agosto y diciembre. La temperatura media anual está alrededor de los 26°C.
Junto con los oasis, los ecosistemas de manglares y dunas sirven como hogar para cuatro especies en peligro de extinción, que incluyen el ibis escarlata, la nutria neotropical, el oncilla y el manatí antillano. Aunque el parque cuenta con solo 133 especies de vegetación variada, es el hogar de más de 110 especies de aves que anidan o migran a través del parque, así como 42 especies de reptiles.
Los vientos y las fuertes lluvias estacionales moldean la geología del lugar a su antojo a lo largo de los años, formando dunas costeras móviles alrededor de su litoral de 80 kilómetros de extensión que se llenan de agua dulce y forman estas sorprendentes lagunas de una belleza excepcional. Algunas de ellas pueden incluso alcanzar los 3 metros de profundidad.
Las dunas de arena blanca prístina y las lagunas de agua dulce intermitentes son espectaculares y sin duda constituyen uno de los puntos destacados del parque. Las piscinas exhiben una variedad de tonos de azul. La serenidad del paisaje es hipnotizante y se lo reconoce como el campo de dunas de arena más grande de Sudamérica.
Las lagunas se forman de nuevo cada año después de que las lluvias de enero a junio llenen los valles entre las dunas. Algunas de estas masas de agua temporales tienen más de 90 metros de largo y hasta 3 metros de profundidad. A principios de julio, cuando están en su máximo caudal, las lagunas pueden interconectarse cuando ríos como el Río Negro atraviesan las dunas. De esta manera, los peces tienen una ruta para migrar hacia las lagunas, donde se alimentan de otros peces o de las larvas de insectos enterrados en la arena. Algunas especies de peces, como el pez lobo (Hoplias malabaricus), incluso pasan la estación seca latentes en el barro, y emergen cuando vuelven las lluvias. Una vez que termina la temporada de lluvias, las lagunas comienzan a evaporarse con el calor ecuatorial; su nivel de agua puede bajar hasta un metro por mes.
Además, dentro de este parque nace el río Preguiças, un pequeño río de unos 120 kilómetros de longitud que cruza este enclave y desemboca en el océano Atlántico.
Su designación como Parque Nacional tuvo lugar en junio de 1981, a partir de un amplio terreno no reclamado que era propiedad del Gobierno de Brasil. Su nombre hace referencia al aspecto tan característico de este lugar, siendo "sábanas" la traducción de "lençóis" al español.
Entre la variada vegetación que podemos encontrar en este lugar tiene especial relevancia la restinga, un tipo de matorral costero habitual en los biomas de la Amazonía y la Mata Atlántica que constituye un hogar ideal para la biodiversidad. Y es que más allá de la innegable belleza del paisaje, dentro del Parque Nacional de los Lençóis Maranhenses también proliferan distintas especies de la flora y la fauna, algunas de las cuales son endémicas.
Estamos hablando de plantas como los lirios (Lilium) y las bromelias (Bromelia), que son resistentes a la sequedad de las dunas y florecerán eventualmente durante la temporada lluviosa. En realidad, según ha apuntado un completo estudio, la suma de todas las especies vegetales alcanza una impresionante cifra de 289, que se distribuyen en 189 géneros y 73 familias distintas.
En cuanto a la fauna, se encuentran comúnmente mamíferos como el coatí o el ocelote, un armadillo conocido como tatú, reptiles, monos, y también aves migratorias como el ibis o la garza, algunas de las cuales proceden del continente norteamericano. En las lagunas temporales del parque también habita el "piau-três-pintas", una especie de pez única.
Lençóis Maranhenses es uno de los destinos más sorprendentes de Brasil. Algunos sostienen que solo lo superan las Cataratas del Iguazú, en la frontera entre Brasil y Argentina
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