Lo que hay que saber sobre la ketamina
El anestésico se está utilizando fuera de indicación para todo, desde enfermedades psiquiátricas hasta enfermedades autoinmunes.
16 agosto 2024.- Tras la muerte del actor Matthew Perry, la ketamina, que durante décadas se ha utilizado como droga popular en las fiestas, ha vuelto a salir a la luz pública. Según el médico forense, Perry, que se había sometido a una “terapia de infusión de ketamina” para la depresión, tenía niveles de la droga en su organismo en el rango utilizado para la anestesia general durante una cirugía.
Si bien no se demostró que la muerte del actor estuviera directamente relacionada con su terapia, sí puso en duda cómo se usa hoy en día la ketamina (que no está aprobada por la FDA para el tratamiento de trastornos de salud mental, y mucho menos la enfermedad de Lyme, el alcoholismo u otras dolencias para las que se ha publicitado como cura).
En esta sesión de preguntas y respuestas, Lindsay Smith Rogers habla con Caleb Alexander , MD, MS, profesor de Epidemiología y codirector del Centro para la Seguridad y Eficacia de los Medicamentos , sobre los peligrosos efectos secundarios y el potencial adictivo del medicamento, y cómo las leyes de marketing anticuadas permiten su promoción para usos no probados.
¿Qué es la ketamina?
La ketamina es un antagonista del receptor NMDA, lo que significa que bloquea el neurotransmisor N-metil-D-aspartato en el cerebro. Se desarrolló en la década de 1960 y se utilizó como anestésico en el campo de batalla en la guerra de Vietnam, así como en la práctica clínica en entornos de atención médica. Pero los entornos en los que se desarrolló y se utilizó históricamente la ketamina eran centros de atención médica para pacientes internados altamente regulados y supervisados. No es así como se está utilizando la ketamina en 2024.
¿Está aprobada la ketamina para el tratamiento de la salud mental?
Hay otro actor en esta obra que es importante mencionar, que es la esketamina. La ketamina y la esketamina son químicamente muy similares, pero son dos fármacos diferentes. La ketamina solo está aprobada por la FDA como anestésico, y todavía se usa ampliamente para la anestesia y el dolor agudo en entornos quirúrgicos, operatorios y de traumatología de emergencia.
La esketamina se lanzó al mercado alrededor de 2019 para el tratamiento de la depresión refractaria al tratamiento [depresión que no responde al tratamiento estándar]. La mayor parte de lo que escuchamos en las noticias es ketamina.
¿Cómo se utiliza la ketamina “fuera de etiqueta”?
Gracias a una interesante laguna en las leyes que regulan la publicidad de medicamentos, la ketamina se comercializa actualmente para el tratamiento de diversas enfermedades psiquiátricas. La depresión, la ansiedad, el trastorno de estrés postraumático y el dolor crónico son las principales, pero también se comercializa para otros usos, que van desde la enfermedad de Lyme hasta el alcoholismo y la adicción a los opiáceos. Como suele suceder, el entusiasmo y el marketing se han adelantado a la evidencia.
El hecho de que un producto se comercialice para un uso determinado no significa que esté aprobado para ese uso. ¿Es correcto?
Por lo general, las compañías farmacéuticas se limitan a comercializar y promocionar sus productos solo para las indicaciones aprobadas por la FDA. Pero en el caso de la ketamina, el producto está siendo comercializado y promocionado por clínicas y compañías de telesalud que no fabrican el medicamento.
Las leyes y regulaciones que rigen la comercialización y promoción de medicamentos son aplicadas por las autoridades superpuestas de la FDA y la Comisión Federal de Comercio norteamericanas y un mosaico de estatutos estatales de protección al consumidor. Pero fueron escritas en una era anterior al auge de la telemedicina y las clínicas temporales. Si observamos las afirmaciones que hacen estas entidades sobre la seguridad y eficacia de la ketamina, van desde una posible interpretación errónea de las pruebas hasta mentiras descaradas.
¿Es la ketamina segura y efectiva para tratar problemas de salud mental?
Una de las perlas del campo de la farmacoepidemiología es que no se trata sólo de seguridad o eficacia, se trata de seguridad y eficacia y del equilibrio de estas.
En el caso de la ketamina, se trata de un fármaco cuya eficacia no está clara y que presenta efectos adversos acumulativos y dosis-respuesta muy bien descritos que pueden llegar hasta la muerte. Hay una notable escasez de pruebas de ensayos controlados, aleatorios y ciegos, que realmente representan el estándar de oro para evaluar la eficacia. Muchos ensayos solo analizan los resultados de eficacia a corto plazo, no a mediano o largo plazo, y las medidas de eficacia suelen ser bastante limitadas.
La seguridad es lo que realmente abre las puertas, porque se trata de una droga que afecta la percepción y puede causar alucinaciones y visiones. Puede provocar cambios de humor, que van desde la euforia hasta el suicidio. Afecta el comportamiento, que va desde la sedación hasta la violencia. Y normalmente reduce la cognición. La mayor preocupación es que los efectos no siempre son de corta duración y su aparición no siempre es inmediata.
En estos casos, ¿cómo se administra la ketamina?
Este es un medicamento que debería administrarse en entornos clínicos altamente controlados, altamente supervisados y estructurados. Pero se está utilizando en muchos entornos diferentes, el más preocupante de los cuales es el ámbito no sanitario.
La preparación de medicamentos añade más incertidumbre a la mezcla. Estos compuestos están regulados de forma laxa y la idea de utilizarlos como aerosol nasal o algo así es una locura. Tener algún tipo de estandarización de la exposición es muy difícil cuando se preparan medicamentos, ya que no se puede controlar realmente la dosis que se recibe.
¿La ketamina es adictiva?
No creo que tengamos el mismo nivel de evidencia que tenemos con los opioides, donde tenemos muchos estudios bien diseñados y desarrollados rigurosamente, pero existe un riesgo de adicción.
Dadas las lagunas de marketing, ¿existe algún impulso para realizar investigaciones sobre la eficacia de estas indicaciones?
Lamentablemente, se trata de un medicamento que se puede conseguir por unos pocos céntimos y los fabricantes no tienen ningún incentivo para realizar estos estudios, por no hablar de los retos que supone realizarlos y hacerlos bien. Incluso la aprobación de la esketamina por parte de la US FDA fue bastante controvertida.
Necesitamos modernizar y revisar las leyes y normas que rigen la comercialización y la promoción farmacéutica para que limiten el comportamiento de las empresas que actualmente hacen afirmaciones extravagantes sobre la seguridad y la eficacia de la ketamina.
¿Existe interés en explorar la esketamina como tratamiento para algunas de estas afecciones en lugar de utilizar ketamina?
No sé hasta qué punto la esketamina está actualmente bajo investigación clínica seria para algunas de estas otras indicaciones psiquiátricas. Sería lógico pensar que el fabricante tendría un enorme incentivo para identificar y obtener la aprobación de la FDA para otras indicaciones. El trastorno de estrés postraumático (TEPT), o posiblemente el trastorno de ansiedad generalizada grave, podrían encajar en esa descripción.
¿Cuáles son algunos de los riesgos de automedicarse con este medicamento?
La ketamina ha sido una droga de fiesta durante décadas. Se desarrolló recién después de que su primo anterior, el PCP, fuera abandonado debido a las propiedades disociativas y la violencia y agresión asociadas con su consumo y potencia. La automedicación es arriesgada.
Fuente: Escuela de Salud Pública Johns Hopkins Bloomberg.
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