Descarbonizar el calor, el gran reto de la próxima década
La eliminación progresiva de los combustibles fósiles en la calefacción y la refrigeración es la puerta de entrada hacia la seguridad energética, la asequibilidad, la competitividad industrial europea y la acción climática.
17 septiembre 2024.- La calefacción y la refrigeración representan casi la mitad de la demanda energética de la UE, y siguen dependiendo en gran medida de combustibles fósiles, a pesar de la disponibilidad de tecnologías de calefacción limpia, como bombas de calor o calefacción y refrigeración urbanas eficientes, y de recursos abundantes, como la energía solar térmica, la geotérmica y el exceso de calor.
Es hora de acelerar la transición hacia una calefacción y una refrigeración limpias, ya que son el eje central de una economía y una sociedad con bajas emisiones de carbono. Es necesaria la descarbonización total de la calefacción y la refrigeración para alcanzar la neutralidad climática en la UE en 2050. Sin embargo, la investigación encargada por la Cool Heating Coalition muestra que, al ritmo actual de descarbonización, los Estados miembros no lo conseguirán en 2040 o 2050.
La calefacción y la refrigeración limpias son fundamentales para lograr la asequibilidad y la seguridad energética, dos grandes retos de la transición energética. Más de 20 organizaciones de la UE y 15 Estados miembros de la UE ya han reconocido la importancia de un enfoque sectorial en materia de calefacción y refrigeración en su llamamiento a la emisión de señales políticas claras para cumplir los objetivos de descarbonización.
A principios de este año, el informe de iniciativa propia del Parlamento Europeo sobre energía geotérmica pidió a la Comisión Europea que presentara una estrategia geotérmica de la UE para acelerar el despliegue de la energía geotérmica y al menos triplicar la proporción de la demanda energética cubierta por el calor solar y la energía geotérmica para 2030, en línea con las ambiciones de la Estrategia Solar de la UE.
También es necesaria la inversión en nuestra infraestructura energética. Como se propone en este manifiesto electoral europeo , un «superfondo» verde de la UE de 2 billones de euros podría unirnos en una Unión Energética Europea común y allanar el camino hacia un futuro más seguro.
No hay tiempo que perder: la dependencia de la UE de las importaciones de gas fósil será del 90% en 2023, y más de un tercio de ese gas fósil se utiliza para calefacción y refrigeración.
Por poner un ejemplo, la calefacción urbana geotérmica es una opción viable disponible en toda la UE para diversificar las mezclas de calefacción (y refrigeración) locales y responder a las necesidades locales. El potencial es enorme: la energía geotérmica podría proporcionar entre el 30 y el 45 % del calor para la mezcla de calefacción urbana de la UE. Pero, como señala la Agencia Internacional de la Energía, el potencial de descarbonización de la calefacción urbana está en gran parte sin explotar , ya que los combustibles fósiles aún dominan el suministro de las redes urbanas.
Además, la UE ha creado industrias con empleos de calidad para tecnologías de calefacción limpias. La industria de las bombas de calor ya cuenta con 250 plantas de fabricación en la UE, factura 14.500 millones de euros y podría proporcionar 500.000 puestos de trabajo en 2030.
La energía solar térmica ya abastece a 10 millones de hogares de la UE. La energía geotérmica podría cubrir el 25 % de la demanda de calefacción de la UE en 2030, además de hasta el 75 % de la demanda de calefacción europea y el 15 % del consumo de electricidad en 2040.
La calefacción y la refrigeración urbanas también son una importante industria de calefacción local que abastece a más de 70 millones de personas en la UE y con un mercado global valorado en 121.660 millones de euros en 2024.
Avanzar en la transición hacia una energía térmica limpia hará crecer las economías locales y europeas y ayudará a posicionar a la UE como exportador mundial de tecnologías limpias.
La creación de empleo no es el único beneficio social. Desde el comienzo de la crisis energética europea, la gran proporción de combustibles fósiles importados (en particular, gas) para calefacción y refrigeración tuvo un efecto decisivo en el aumento de las facturas energéticas que afectaron a los hogares, las pequeñas y medianas empresas y las industrias europeas.
Los hogares con bajos ingresos son los más afectados por el aumento de los precios de la energía. En 2022, la factura energética anual media superó el salario de un mes de los trabajadores con salarios bajos en 16 países de la UE.
Existen soluciones de calefacción y refrigeración limpias que son viables desde el punto de vista financiero: los hogares de bajos ingresos necesitan apoyo específico. La transición energética no tendrá éxito a menos que sea una transición justa, ni tampoco sin un impulso de políticas para acelerar la transición a una calefacción y una refrigeración limpias.
La eliminación progresiva de los combustibles fósiles en calefacción y refrigeración es una solución concreta y práctica a las preocupaciones centrales de las últimas elecciones europeas: reforzar la seguridad energética de la UE, garantizar la asequibilidad y la justicia social y fomentar la competitividad industrial europea.
Por ello, la Comisión Europea deberá desarrollar un plan de acción sólido en materia de calefacción y refrigeración, incluida una estrategia específica sobre calefacción urbana geotérmica, para avanzar en la transición hacia una calefacción y una refrigeración descarbonizadas, asequibles y renovables.
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