El PIB es una forma obsoleta de medir la salud de la economía. No refleja la salud de las personas ni del planeta
Es necesario repensar la economía y la política económica. Esto queda claro en la magnitud de la desigualdad, el desempleo, la inseguridad y los desastres ambientales que vemos en el mundo.
28 octubre 2024.- La gente se siente abandonada, empobrecida y sin voz. Busca ayuda de hombres fuertes etnonacionalistas. Los movimientos y gobiernos de derecha están en auge.
Los enfoques dominantes de la política económica se centran en unos pocos objetivos estrechos, como el crecimiento del producto interno bruto (PIB) o la supresión de la inflación. El uso del PIB desde finales de la década de 1940 para comprender la salud de una economía ha sido criticado. Lo que se necesita es una comprensión más precisa del amplio impacto de las políticas macroeconómicas, que tenga en cuenta el trabajo remunerado, el no remunerado y el no mercantil. Las variables económicas estándar que utiliza la economía dominante no tienen en cuenta todas estas variables.
Las políticas generales no contemplan el enorme impacto que tiene el trabajo de cuidados no remunerado en el PIB. Según la Organización Internacional del Trabajo, se estima que cada día se dedican 16.400 millones de horas a este tipo de trabajo, lo que equivale a que 2.000 millones de personas trabajen ocho horas al día sin recibir remuneración.
La idea del crecimiento económico tampoco es adecuada para evaluar las mejoras del bienestar a nivel social. Aunque el crecimiento del PIB puede ser una medida útil de la actividad económica, el crecimiento en sí no siempre produce mejores resultados en términos de pobreza, salud o empleo. El crecimiento del PIB puede incluso empeorar el estado de salud, contaminar el medio ambiente y reducir el tiempo de ocio.
Muchos países están empezando a dar a los indicadores de bienestar un papel central para juzgar el desempeño de la economía. Los países de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE), como Nueva Zelanda, han estado estudiando la posibilidad de medir el progreso social en términos de la situación de las personas y los hogares.
El enfoque de los derechos humanos es otra forma de juzgar las políticas económicas y sus resultados. Es diferente del enfoque dominante en economía, que se interesa principalmente por la capacidad de los individuos para tomar decisiones que maximicen su propia satisfacción individual, denominada "utilidad".
Si, en cambio, el propósito de la economía fuera satisfacer derechos, tendríamos un conjunto muy diferente de prioridades políticas, como la igualdad en el derecho al ocio, el derecho a un nivel de vida adecuado y el derecho a la vivienda, la educación y la salud.
Un enfoque de derechos humanos
El enfoque de los derechos humanos permite una interacción compleja entre los derechos individuales, los derechos colectivos y la acción colectiva. Concibe la política como un proceso social y político que debe ajustarse a las normas de derechos humanos.
Reconoce que los Estados pueden tanto facilitar como denegar la justicia social. Las personas necesitan el poder del Estado para hacer efectivos sus derechos, pero también necesitan protección contra el uso indebido del poder estatal.
El marco de derechos humanos no se limita a evaluar los resultados económicos en función del PIB o de los ingresos, sino que se centra en la realización de los derechos económicos y sociales a lo largo del tiempo.
La justicia social avanza cuando el disfrute de los derechos a un nivel de vida adecuado, a la educación, a la salud, al trabajo y a la seguridad social, entre otros, mejora con el tiempo .
Estos aspectos del marco de derechos humanos pueden utilizarse para evaluar y valorar las políticas económicas y sus resultados.
Muchos de estos aspectos de los derechos humanos están implícitos en los indicadores de bienestar, pero no se los enuncia con claridad. La medición del bienestar pone de relieve las desigualdades, se centra en las personas y los resultados a nivel individual y de los hogares, y permite un análisis de las desigualdades. Sin embargo, los criterios que utiliza no están bien articulados, especialmente en lo que respecta a la igualdad de género.
El medio ambiente
Una de las graves deficiencias de un enfoque que considera el crecimiento como la solución a una crisis económica es que el crecimiento continuo tiene límites ambientales y consecuencias potencialmente catastróficas.
La pregunta más amplia es si el crecimiento económico es sostenible en el tiempo y si puede lograrse de manera sostenible.
En el marco de los derechos humanos se presta cierta atención a la sostenibilidad. Por ejemplo, un medio ambiente limpio es necesario para el pleno disfrute de los derechos humanos, pero es necesario comprender mejor esta relación, más allá de la crisis ambiental.
La OCDE ha desarrollado una serie de indicadores para medir el bienestar en muchos países. Estos son: ingresos y riqueza; trabajo y calidad del empleo; vivienda; salud; conocimientos y habilidades; calidad ambiental; bienestar subjetivo; seguridad; equilibrio entre vida laboral y personal; conexión social; y compromiso cívico. Los recursos para el bienestar futuro son el capital natural , el capital económico, el capital humano y el capital social.
Son intentos de tener en cuenta el bienestar, pero todavía son muy economicistas y orientados al capital.
Es necesario ir más allá de mirar las consecuencias negativas de la contaminación para cambiar radicalmente el modo en que se concibe el desarrollo . El derecho a una vida digna incluye los derechos a la nutrición, la salud, la educación y el agua, y utiliza las normas de los derechos económicos, sociales y culturales. Sin embargo, el concepto del "bienestar" tiene algunos problemas, como su escalabilidad y los supuestos de género.
Para abordar las causas del desencanto de la gente y evitar una catástrofe ecológica, debemos desarrollar nuevos enfoques de política económica . En lugar de utilizar el crecimiento como medida de la salud de una economía, hay otros enfoques que considerar, como el bienestar y los derechos humanos.
Cada enfoque tiene sus limitaciones, pero analizarlos en conjunto es un buen comienzo para plantear las preguntas más básicas: ¿para qué sirve la economía?
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