El colapso de las civilizaciones al final de la Edad de Bronce como recordatorio de la fragilidad de nuestra especie
22 noviembre 2024.- Hace apenas 3.200 años, la humanidad debió de tener la sensación de alcanzar cotas nunca vistas. En el Mediterráneo oriental, el norte de África y Oriente Próximo, una serie de civilizaciones complejas y muy organizadas se interconectaron a través de la diplomacia, el comercio y los intercambios. Las culturas prosperaron y surgieron las ciudades. Después, todo se vino abajo, y nadie sabe muy bien por qué.
Algunas de las principales sociedades afectadas por el llamado "Colapso de la Edad del Bronce" fueron el Imperio Asirio Medio en Mesopotamia, el Imperio Nuevo de Egipto, los babilonios, el Imperio hitita de Anatolia, los troyanos, los micénicos en la Grecia continental y los minoicos en Creta. Para la mayoría de estas sociedades, lo que siguió fue una especie de "edad oscura" con pocos avances tecnológicos o culturales destacables, así como estancamiento social.
Las sociedades cobraron importancia durante la Edad del Bronce, un período que comenzó alrededor del 3300 a. C. y que estuvo marcado por el uso de herramientas de bronce, producidas mediante la fundición de cobre y su aleación con estaño, arsénico u otros metales. Este avance tecnológico creó un material más resistente y duradero que los metales disponibles anteriormente, lo que dio a estas sociedades una ventaja significativa en materia de armamento, fabricación de herramientas, ingeniería y arte.
Esta revolución también sentó las bases para el desarrollo de centros urbanos más grandes, el establecimiento de jerarquías sociales complejas y la invención de diversos sistemas de escritura, como la cuneiforme. Por razones que no están claras, esta próspera red se derrumbó alrededor del siglo XII a.C.
En su libro de 2014 sobre el colapso de la Edad del Bronce Tardío, el arqueólogo estadounidense Eric Cline destaca el año 1177 a. C. como un momento decisivo en el que las cosas se deterioraron significativamente. Sin embargo, como señala, los sistemas complejos tardan en desarrollarse. En el transcurso de unas pocas décadas, estallaron rebeliones, estallaron guerras, las ciudades quedaron en ruinas, los sistemas de escritura se extinguieron y las culturas fueron aparentemente borradas del planeta.
Los historiadores han propuesto diversas explicaciones para esta desaparición, incluidos muchos de los sospechosos habituales detrás del colapso de la sociedad.
Una explicación que se ha mantenido durante mucho tiempo es la llegada de una nueva fuerza dominante: los "Pueblos del Mar". Esta supuesta banda de conquistadores merodeadores no dejó monumentos ni registros escritos, por lo que su identidad está lejos de estar clara y su existencia todavía es ampliamente debatida. Tal vez no fueran una cultura unificada, sino un término general que se aplicaba a cualquier pueblo marinero de otras partes del Mediterráneo.
Cualquiera que sea la identidad, su llegada puede explicar el abandono generalizado de ciudades en Anatolia, Siria, Fenicia, Canaán, Chipre y Egipto entre los siglos XIII y XII a. C.
También es posible que algunas civilizaciones se pudrieran desde dentro a través de un colapso general del sistema. Los investigadores han señalado que muchas sociedades del Bronce Tardío tenían estructuras políticas “fatales, centralizadas, complejas y desequilibradas” que las hacían vulnerables a la desigualdad y la explotación, lo que conducía a la inestabilidad social.
Otra explicación es que se trató de una catástrofe ambiental. Un estudio de 2013 examinó los granos de polen de los sedimentos de un antiguo lago de la región y encontró evidencia de cambios climáticos en esa época. Este cambio ambiental, sostienen los autores del estudio, provocó sequías generalizadas, escasez de alimentos y hambrunas. La consecuencia de esto fue una migración masiva, agitación social y el hecho de que estas civilizaciones, otrora fuertes, quedaran vulnerables a los invasores, tal vez los Pueblos del Mar.
Asimismo, estudios han destacado un brote de peste en Creta a finales del tercer milenio a. C., aunque hay evidencia limitada que sugiere que afectó a otras sociedades.
Como señala Cline en su libro, es poco probable que el colapso de la Edad del Bronce se explique por un único factor. En cambio, propone que fue una “tormenta perfecta de calamidades”, que incluía muchos de los temas mencionados aquí.
La historia es un recordatorio humilde de que ninguna civilización, por poderosa o avanzada que sea, es inmune al colapso. Cuando las grandes civilizaciones de la Edad de Bronce estaban en su trayectoria ascendente, pocos podrían haber previsto que sus grandes ciudades y sus ideas más grandiosas acabarían desapareciendo en el olvido.
Sin embargo, con la combinación adecuada de cambio climático, conflictos internos y cambios tecnológicos, incluso las sociedades más formidables pueden tambalearse y caer fácilmente.
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