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Según un estudio de la cohorte COVICAT, casi una de cada cuatro personas infectadas con SARS-CoV-2 padecía COVID persistente.
14 marzo 2025.- La COVID persistente continúa afectando a muchas personas, con síntomas que en algunos casos persisten durante años. Este estudio identifica factores de riesgo clave, como una infección grave y afecciones preexistentes, a la vez que destaca factores de protección como la vacunación. Con tres subtipos distintos identificados, los investigadores enfatizan la importancia de realizar más estudios para comprender la magnitud completa de esta afección.
COVID-19 prolongado: una amenaza persistente
Entre 2021 y 2023, el 23 % de las personas infectadas con SARS-CoV-2 desarrollaron COVID persistente, y más de la mitad de ellas continuaron presentando síntomas durante al menos dos años. Este hallazgo proviene de un estudio realizado por ISGlobal, en colaboración con el Instituto de Investigación Germans Trias i Pujol (IGTP), en el marco del proyecto europeo END-VOC. La investigación, publicada en BMC Medicine , destaca que el riesgo de desarrollar COVID persistente depende de múltiples factores.
La COVID persistente se produce cuando los síntomas persisten durante al menos tres meses después de una infección inicial por SARS-CoV-2. Estos síntomas pueden afectar diferentes partes del cuerpo, como los sistemas respiratorio, neurológico y digestivo, y a menudo incluyen fatiga y agotamiento. Muchos estudios previos sobre COVID persistente se han realizado en entornos clínicos, lo que podría no reflejar completamente su impacto en la población general.
“Un estudio de cohorte poblacional nos permitió estimar mejor la magnitud de la COVID persistente e identificar factores de riesgo y de protección”, explica Manolis Kogevinas, investigador de ISGlobal y autor principal del estudio.
El estudio realizó un seguimiento de 2764 adultos de la cohorte COVICAT, un estudio poblacional diseñado para caracterizar el impacto de la pandemia en la salud de la población de Cataluña. Los participantes completaron tres cuestionarios (en 2020, 2021 y 2023) y proporcionaron muestras de sangre e historiales médicos.
¿Quién corre mayor riesgo?
“Ser mujer, haber padecido una infección grave por COVID-19 y padecer una enfermedad crónica preexistente como el asma son factores de riesgo claros”, afirma Marianna Karachaliou, coautora del estudio e investigadora de ISGlobal. “Además, observamos que las personas con obesidad y niveles elevados de anticuerpos IgG antes de la vacunación eran más propensas a desarrollar COVID persistente”, añade.
Este último factor podría reflejar una hiperactivación del sistema inmunitario tras la infección inicial, lo que en algunos casos puede contribuir a la persistencia de los síntomas a largo plazo.
El análisis también identificó factores de protección que podrían reducir el riesgo de desarrollar la enfermedad. Estos incluyen la vacunación antes de la infección y un estilo de vida saludable, que incluye actividad física regular y sueño adecuado. Además, el riesgo fue menor en las personas que se infectaron después de que la variante ómicron se hiciera dominante. Esto podría explicarse por la tendencia a que las infecciones sean más leves o por una mayor inmunidad general a la COVID-19.
Tres tipos de COVID prolongada
Con base en los síntomas reportados por los participantes y sus historiales médicos, los investigadores identificaron tres subtipos clínicos de COVID persistente. Se clasificaron según si los síntomas eran neurológicos y musculoesqueléticos, respiratorios o graves y multiorgánicos. Además, los investigadores descubrieron que el 56% de las personas con COVID persistente aún presentaban síntomas dos años después.
«Nuestros resultados muestran que un porcentaje significativo de la población padece COVID persistente, lo que en algunos casos afecta su calidad de vida», afirma Judith García-Aymerich, investigadora de ISGlobal y última autora del estudio. «Establecer colaboraciones con otros países será clave para comprender si estos hallazgos pueden extrapolarse a otras poblaciones», concluye.
En el quinto aniversario de la COVID-19, se han logrado avances significativos en la comprensión de la enfermedad. Sin embargo, como demuestra este estudio, el impacto de la pandemia en la salud mental, el trabajo y la calidad de vida sigue siendo profundo. Si bien esta investigación representa un avance, aún queda mucho por hacer para comprender plenamente esta enfermedad invisible, afirma Rafael de Cid, director científico del GCAT en el IGTP.
“La cohorte COVICAT ha sido fundamental para el avance de la investigación, y debemos reconocer la invaluable contribución de los voluntarios y del equipo del Banco de Sangre y Tejidos, particularmente durante los tiempos difíciles de 2020”, agrega.
Referencia: “Risk, determinants, and persistence of long-COVID in a population-based cohort study in Catalonia” by Manolis Kogevinas, Marianna Karachaliou, Ana Espinosa, Susana Iraola-Guzmán, Gemma Castaño-Vinyals, Laura Delgado-Ortiz, Xavier Farré, Natàlia Blay, Neil Pearce, Magda Bosch de Basea, Eva Alonso Nogués, Carlota Dobaño, Gemma Moncunill, Rafael de Cid and Judith Garcia-Aymerich, 14 March 2025, BMC Medicine. DOI: 10.1186/s12916-025-03974-7
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