arqueología, edad del bronce, antropología, El Argar
El Argar utilizó redes cerámicas regionales para imponer su dominio político y económico sobre sus vecinos, revelando una formación estatal temprana en la Iberia prehistórica.
30 marzo 2025.- Investigadores de la Universitat Autònoma de Barcelona (UAB) y del Instituto Max Planck de Antropología Social han identificado las fronteras políticas y económicas que separaban El Argar, considerada ampliamente como la primera sociedad estatal de la Península Ibérica, de las comunidades vecinas de la Edad del Bronce en La Mancha y Valencia hace unos 4.000 años. Estos grupos vecinos, con estructuras sociales menos centralizadas, mantuvieron interacciones complejas con la sociedad argárica, más jerárquica.
El estudio, publicado en la revista Journal of Archaeological Method and Theory , se basa en un análisis detallado de la producción y distribución de cerámica en el norte de Murcia. Esta zona sirvió como frontera cultural entre El Argar y las comunidades de la Edad del Bronce de Valencia y La Mancha (2200-1550 a. C.).
Al examinar cómo se fabricaba y circulaba la cerámica, los investigadores pudieron rastrear patrones de interacción y definir los límites entre estas sociedades. Sus hallazgos ofrecen nuevas perspectivas sobre el surgimiento de los primeros sistemas estatales en la Europa prehistórica y podrían ayudar a identificar dinámicas fronterizas similares en otras culturas contemporáneas. Representa un estudio pionero sobre las fronteras prehistóricas.
El análisis ha permitido identificar claros patrones de interacción entre el núcleo de El Argar y sus alrededores, lo que demuestra la existencia de fronteras socioeconómicas y políticas. «Hemos podido observar zonas activas de intercambio y negociación, en las que las relaciones de poder y las diferencias sociales se pueden rastrear a través de la circulación de vasijas cerámicas», explica Adrià Moreno Gil, investigador del Instituto Max Planck de Antropología Social y de la Oficina Estatal de Patrimonio de Sajonia-Anhalt (Alemania), y primer autor del estudio.
Las zonas fronterizas identificadas presentan importantes diferencias en las técnicas de arcilla y cerámica empleadas en las distintas regiones de la cuenca del río Segura. En todos los asentamientos de la mitad sur, predomina la cerámica argárica típica, elaborada con arcilla procedente de las sierras costeras de Murcia y Almería, a más de 100 kilómetros al sur.
Esto implica la existencia de una red de distribución de cerámica argárica a escala regional, controlada por los pueblos del núcleo argárico. Por otro lado, en la zona norte del área de estudio, existe una gran cantidad de pequeñas producciones cerámicas que utilizan arcilla local.
Un contraste tan marcado, señalan los investigadores, debió ser resultado de sistemas económicos significativamente diferentes. Mientras que El Argar pudo fabricar grandes cantidades de cerámica en las proximidades de yacimientos de arcilla muy específicos y distribuirla a grandes distancias, las comunidades periféricas continuaron con una producción fundamentalmente doméstica y local.
Todo esto condujo a la consolidación de relaciones asimétricas entre los grupos del sureste ibérico, marcadas por los metales, sino también de objetos cotidianos como la cerámica. La imposición de fronteras sirvió, en última instancia, para establecer estas relaciones desiguales, que se transformaron en un verdadero sistema centro-periferia, concluye Adrià Moreno Gil.
Primeras estructuras estatales de El Argar
El estudio publicado refuerza la interpretación de la sociedad argárica como una organización política y económica altamente integrada y uniforme, con redes de circulación de materias primas y productos mucho más desarrolladas de lo que se creía. «Estos resultados respaldan claramente la hipótesis de que las primeras estructuras estatales se desarrollaron alrededor del 1800 a. C. en Europa Occidental», afirma Roberto Risch.
Antes del estudio, se sabía que la cultura argárica era una sociedad expansiva que, a partir de un núcleo original relativamente pequeño, de aproximadamente 5.000 kilómetros cuadrados, llegó a controlar una gran región del sureste de la península (unos 35.000 kilómetros cuadrados).
Sin embargo, la dinámica específica de las relaciones políticas, económicas y sociales entre El Argar y los grupos vecinos, y cómo estas relaciones se materializaban en una zona fronteriza, no había sido objeto de estudio hasta la fecha. Si bien se había reconocido la importancia de las fronteras para el funcionamiento de estados como El Argar, no existían investigaciones dedicadas al estudio de espacios fronterizos específicos.
Nueva metodología para el estudio de las civilizaciones prehistóricas
Los investigadores aplicaron una metodología innovadora basada en extensos estudios de campo, el análisis de materiales cerámicos, incluyendo un estudio petrográfico, y la modelización espacial mediante sistemas de información geográfica (SIG). Esta combinación metodológica ha permitido cartografiar las zonas de producción y circulación cerámica con un nivel de detalle sin precedentes en la Península Ibérica.
“Desde un punto de vista metodológico, nuestro estudio demuestra que el análisis de la cerámica es una herramienta clave para comprender los intercambios económicos, las relaciones sociales y la configuración de espacios fronterizos entre entidades políticas y económicas, especialmente en contextos de dinámicas complejas y desiguales como el presente”, afirma Carla Garrido García, investigadora predoctoral de la UAB y coautora del estudio.
Esta metodología podría aplicarse al estudio de otras culturas contemporáneas a El Argar, como la Únětice en Europa Central y la civilización minoica en Creta, para comprender mejor cómo estructuraron y mantuvieron sus fronteras con los grupos vecinos. Estas sociedades, como El Argar, desarrollaron sistemas económicos y políticos complejos, cuya dinámica aún no se ha explorado a fondo.
Fuente: “Bronze Age Frontiers and Pottery Circulation: Political and Economic Relations at the Northern Fringes of El Argar, Southeast Iberia, ca. 2200–1550 BCE” by Adrià Moreno Gil, Carla Garrido García, Bárbara Bonora Soriano, David Gómez-Gras and Roberto Risch, 16 March 2025, Journal of Archaeological Method and Theory. DOI: 10.1007/s10816-025-09702-y
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