25 marzo 2025.- Un país no puede gobernar de manera efectiva y estable sin unos presupuestos consensuados con otras fuerzas políticas en u...
25 marzo 2025.- Un país no puede gobernar de manera efectiva y estable sin unos presupuestos consensuados con otras fuerzas políticas en un parlamento por varias razones fundamentales que afectan tanto la gobernanza como la legitimidad democrática:
Primero, los presupuestos son la herramienta principal para ejecutar las políticas públicas. Sin un acuerdo amplio, el gobierno carece de los recursos necesarios para cumplir sus promesas electorales o atender las necesidades básicas de la población, como sanidad, educación o infraestructura. Esto genera parálisis administrativa, ya que los fondos no pueden asignarse ni gastarse sin aprobación legislativa.
Segundo, en un sistema parlamentario o democrático representativo, el poder está distribuido entre diversas fuerzas políticas que reflejan la pluralidad de la sociedad. Si un gobierno intenta imponer un presupuesto sin consenso, ignora esa diversidad y corre el riesgo de perder legitimidad. La oposición, al sentirse excluida, puede bloquear otras iniciativas o incluso forzar crisis institucionales, como mociones de censura, lo que desestabiliza al país.
Tercero, el consenso fomenta la estabilidad económica. Los presupuestos consensuados envían una señal de unidad y previsibilidad a los mercados, inversores y ciudadanos, evitando incertidumbre que podría derivar en problemas como la caída de la confianza, el aumento de la deuda o la devaluación de la moneda. Un gobierno que actúa unilateralmente suele generar desconfianza, tanto interna como externa.
Cuarto, la negociación presupuestaria obliga a las fuerzas políticas a priorizar y buscar puntos en común, lo que fortalece la cohesión social. Sin este diálogo, se exacerban las divisiones ideológicas, polarizando el país y dificultando la gobernabilidad a largo plazo. Un presupuesto sin apoyo amplio puede ser visto como una imposición, alimentando el descontento popular.
En resumen, gobernar sin presupuestos consensuados es inviable porque compromete la capacidad operativa del Estado, debilita la legitimidad democrática, amenaza la estabilidad económica, acentúa la polarización social y agrava las tensiones políticas. El acuerdo parlamentario no es solo un trámite, sino una condición esencial para que un país funcione.
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